El papa Francisco visitó ayer el santuario de la Divina Misericordia en la ciudad ecuatoriana de Guayaquil y, al dirigirse a cerca de 2.000 fieles que le esperaban en su interior, bromeó: "Les doy la bendición. No, no les voy a cobrar nada, pero les pido, por favor, que recen por mí. ¿Me lo prometen?”
En su segundo día de visita en Ecuador, el Papa bendijo a varios ciudadanos enfermos que lo esperaban entre cientos de fieles en el santuario de la Divina Misericordia, que visitó pocos minutos antes de oficiar su primera misa multitudinaria.
El Papa tuvo un especial gesto con uno de los enfermos que estaba recostado en una camilla cerca del altar, al que bendijo, al igual que a un niño con capacidades especiales que estaba acompañado de su madre. A su ingreso, recibió un casquete blanco como el que porta tradicionalmente, y tras usarlo por segundos, lo devolvió al fiel que se lo proporcionó antes de volver a colocarse su propio solideo.
Tras una muy breve oración en silencio en el altar del santuario, el Vicario de Cristo se dirigió a los fieles concentrados en el lugar y les aseguró que en la misa le pedirá a Jesús por cada uno de ellos. "Les doy la bendición. No, no les voy a cobrar nada, pero les pido, por favor, que recen por mi. ¿Me lo prometen?”, dijo el Sumo Pontífice, que arrancó risas con su comentario, al que acompañó con una dulce mirada y una gran sonrisa.
Tras agradecer por el testimonio cristiano, Francisco abandonó el santuario para dirigirse, en un modesto automóvil gris, al parque Samanes, donde ofició la primera misa multitudinaria en Ecuador, país al que arribó ayer y de donde partirá a Bolivia mañana.
Después de la eucaristía, compartió con la comunidad jesuita un almuerzo. Posteriormente viajó con destino a Quito, donde por la noche mantuvo una reunión con el jefe de Estado, Rafael Correa, y visitó la Catedral Metropolitana.
Durante el encuentro privado en el Palacio de Carondelet, sede del Ejecutivo, que duró unos 35 minutos, el Papa regaló a Correa un mosaico de la Virgen con el Niño, una reproducción elaborada en la fábrica de mosaicos del Vaticano, de la imagen venerada en la capilla del Santísimo Sacramento en la Basílica de San Pablo.
Finalizada la reunión, el Papa y Correa se asomaron al balcón y saludaron a los fieles y seguidores reunidos en la plaza de la Independencia, que vitoreaban al Santo Padre. Después, Francisco dedicó unos minutos a los miembros del Gabinete de ministros, a religiosas y a empleados del palacio.
Desde Carondelet, el papa Bergoglio se dirigió a pie a visitar la vecina Catedral Metropolitana, última actividad de ayer en su agenda. El Papa tiene previsto ofrecer hoy en Quito su segunda misa multitudinaria, tras la oficiada ayer en Guayaquil ante miles de fieles. Ecuador es la primera parada del Sumo Pontífice en esta gira latinoamericana que lo llevará también a Bolivia y Paraguay.
El Papa insta a que no haya diferencias
El papa Francisco instó anoche al pueblo ecuatoriano a que "no haya diferencias, no haya excluidos y que no haya gente que se descarte y todos sean hermanos”, en el breve mensaje que dirigió a los fieles que le esperaron en el interior de la Catedral de Quito.
"Les voy a dar la bendición para cada uno de ustedes y para sus familias, para todos los seres queridos y para este gran y noble pueblo ecuatoriano”, comenzó el Papa, que no pronunció el mensaje que había preparado. Y continuó: "para que no haya diferencias, que no haya excluidos, que no haya gente que se descarte y todos sean hermanos, que se incluyan a todos y no haya ninguno que esté fuera de esta grande nación ecuatoriana”.
Después les pidió que rezarán un Ave María antes de impartirles la bendición y se despidió con el habitual: "Recen por mí. Buenas noches y hasta mañana”.
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