La colombiana Sehelgis Tórrez vino a Bolivia por la visita del papa Francisco al país. Fue a recibirlo en el cambódromo y el jueves estuvo en el segundo anillo también para recibir su bendición. Sin embargo, como había tumulto y no iba a encontrar asiento, solo siguió la misa por la televisión.
Pese a la custodia de los gendarmes y a que está prohibido entrar al altar por el peligro que hay debido a que algunas partes de la tarima fueron movidas, ayer se escabulló, oró y se postró en el altar papal.
“Cuando oraba sentí la presencia del Espíritu Santo. El papa vino a traer buenas nuevas a los bolivianos. Es el mensajero que Dios usa para que todo cambio se haga realidad. Me conmovió su visita a los reos y me impactó el mensaje que les dejó”, señaló.
Muchas personas llegaban a sacarse fotos y coincidían en señalar que en el altar se siente a Dios y se respira paz
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