domingo, 26 de julio de 2015

La Virgen de Chaguaya, bendecida por dos Papas



El 8 de julio Luis Alberto Morales hizo bendecir la imagen de la Virgen de Chaguaya, “la mamita de Tarija”, por segunda vez con un Papa, el segundo que visita Bolivia.

Parecía una tarea imposible, más difícil que la que realizó 27 años atrás cuando logró la bendición para la misma imagen de manos del Papa Juan Pablo II.
Esta vez parecía menos probable debido a que tomó la decisión de viajar a Santa Cruz tres días antes con su madre en silla de ruedas. Precisamente por este motivo al principio no pensaba ir, pues su madre además de estar imposibilitada de caminar tiene cerca de 90 años.
“Aquí me decían: cómo vas a ir, te vas a hacer un lío”. Muchas personas trataron de disuadirlo pese a que él había manifestado su voluntad de lograr una segunda bendición para la Virgen cuando inició una campaña para concientizar a los ciudadanos y autoridades tarijeñas sobre la necesidad de hacerlo.
“Hice una campaña con los niños del kínder en la que los pequeños salieron a las calles de Tarija y marcharon pidiendo la bendición del Papa Francisco para la Virgen de Chaguaya. Papa Francisco, bendice a la mamita, Virgen de Chaguaya, gritaban al unísono los niños”, cuenta.
Luis Alberto estaba en la comisión tarijeña que debía ir a Santa Cruz pero el viaje era por tierra y él no podía hacerlo con su mamá, entonces comenzó a dudar frente a los consejos de viajar solo. “Pero yo no quería ir sin mi mamá”, afirma.
Tres días antes de la fecha de la llegada del Papa a Santa Cruz tomó la decisión y partió hacia ese departamento en avión con su madre, además de la imagen de la Virgen de Chaguaya y el cuadro con la fotografía que muestra el momento en que Juan Pablo II bendijo a la imagen por primera vez.
“Cuando llegamos todo estaba copado, no teníamos pase ni nada”, relata. Pero Luis Alberto estaba decidido y la noche anterior se fue a la misa y le pidió a la Virgen que le dé fuerzas y lo ayude para lograr su propósito.
De este modo llegó a la rotonda del Cristo, el lugar en el que se realizaría la misa oficiada por el Papa Francisco en Santa Cruz.
“Estábamos a unas diez cuadras del lugar en el que iba a estar el Papa”, dice. Pero no sólo era la distancia la que lo separaba del Papa sino un mar de gente entre la cual era difícil circular, pero según cuenta Luis Alberto, no dudó ni un instante.
“Me fui como la primera vez, con una fe inquebrantable”, señala. Luis Alberto recuerda como comenzó a meterse entre la gente y avanzar. “Los cruceños se portaron muy bien y me ayudaban a pasar, creo que verme con mi madre los consternaba”, explica recordando a las personas que le aconsejaron no llevar a su mamá porque eso dificultaría su tarea. “Creo que mi mamá más bien me ayudó porque la gente al vernos nos dejaba pasar”, cuenta.
Luis Alberto avanzó las diez cuadras con su madre y la imagen de la Virgen. “Desde el momento que yo empecé mi peregrinaje sentí la misma energía y fe que hace 27 años. En ningún momento dudé. Aquí me voy, si me matan me matan, total yo no estoy yendo por algo malo sino por algo bueno”, explica emocionado.
Cuando llegó hasta el sector reservado para las autoridades también recibió el apoyo y la ayuda de algunos diputados y senadores que él no logra identificar pero que lo ayudaron a llegar hasta el lugar donde la seguridad presidencial cerraba el paso.
“Me pasé la barda y me dijeron: Al que tienes que agarrarlo es al Presidente y lo agarré y le dije que me haga pasar, le hablé a él y al Vicepresidente. Me dijeron que era muy difícil y que no se podía romper el protocolo”, relata.
Pero Luis Alberto estaba decidido y cuando vio que la misa iba a acabar insistió y al ver que un grupo de misioneros iba a subir hasta el lugar en donde estaba el Papa, Luis Alberto le dijo al Presidente que se acababa la misa y debía subir. Entonces él ordenó que no lo detengan.
“El hombre clave que me ayudó a pasar para que yo pueda subir fue el presidente Evo Morales y el vicepresidente que me dijo: Te dejo pasar porque eres valiente en tu fe”, señala.
Para Luis Alberto es aún confusa la forma en que logró eludir a la guardia del Papa y llegar hasta él pero recuerda que de pronto estuvo frente a la máxima autoridad de la Iglesia Católica. “Subí y le pedí: Papa Francisco, bendice a la mamita Virgen de Chaguaya. Entonces ahí, el Papa Francisco bendijo a la Santa Cruz misionera, a los misioneros y a la Virgen de Chaguaya”, detalla.
Mientras bajaba de la tarima, pese a la emoción, Luis Alberto Morales no olvidó alzar los brazos con la Virgen en alto para agradecer la ayuda recibida de los cruceños. “Los que me ayudaron me recomendaron, cuando bajes alza a la Virgen como forma de saludo y agradecimiento y así lo hice”, relata emocionado.
“La gente aplaudió y abajo me esperaba el alcalde de Tarija, Rodrigo Paz, con su papá, el ex presidente Jaime Paz Zamora, y me felicitaron por haber logrado hacer bendecir a la Virgen”, dice orgulloso.
Luis Alberto considera que ha cumplido con la misión que se propuso él mismo y tiene la esperanza de que en un futuro la imagen de la Virgen esté en un lugar en el que puedan verla y rezar los devotos de la Virgen de Chaguaya.



La primera bendición de el papa Juan Pablo II

La primera vez que Luis Alberto Morales hizo bendecir a la imagen de la Virgen de Chaguaya fue hace 27 años, cuando por primera vez un Papa visitaba Bolivia, era el Papa viajero, Juan Pablo II quien llegó al aeropuerto de Tarija.
“Yo tenía entonces 18 años y estaba yendo suelto con mi mamá. De pronto tuve como una especie de revelación, como si me dijeran que lleve la imagen de la Virgen y la haga bendecir”, cuenta. Sin tener muy claro cómo lo iba a lograr, Luis tomó la imagen y fue al aeropuerto con su madre y la imagen de la Virgen de Chaguaya.
Cuando llegó había “muchísima” gente pero Luis Alberto comenzó a caminar abriéndose paso entre la muchedumbre que lo dejaba pasar con la imagen de la Virgen en las manos. Luis recuerda que Abel Costas, el Monseñor de Tarija en aquellos tiempos le dijo: “Hasta aquí nomás has llegado hijo, más allá está la Guardia Suiza y no te van a dejar pasar”.
“Yo le dije llorando, déjeme es mi fe”, relata. Monseñor le advirtió una vez más y se resignó. Luis siguió avanzando hasta que llegó a donde se encontraba la Guardia Suiza. “Yo me di cuenta que ya me vieron y que se comunicaron y seguro dijeron quién es este intruso, para sacarme”, pero el Papa ya lo había visto, lo miró, lo llamó y lo hizo entrar.
“Su Santidad- le dije- se lo suplico que me bendiga a la imagen de la Virgen de Chaguaya”. “Hijo mío, tu fe te hizo llegar hasta mí. Yo te bendigo, siempre tienes que seguir a la Virgen”, le manifestó.
Bajo emocionado, llorando y feliz al mismo tiempo y la gente lo aplaudió.
Ese hecho cambió la vida de Luis en muchos sentidos. Recuerda que el padre Pérez lo entrevistó para radio Fides, para que cuente su experiencia. Pero también cambió en el plano espiritual.
“El Papa Juan Pablo II es mi padre espiritual”, explica y recuerda que ese primer encuentro con el Papa fue crucial en su vida ya que la cambió radicalmente. “Antes yo era un joven como todos, era karaokero, me gustaban las fiestas, era un don Juan, pero luego de mi encuentro con el Papa yo cambié”, reconoce.
Hoy Luis Alberto se define a sí mismo como un laico comprometido que ha dedicado parte de su vida y tiempo a hacer actividades y obras para mejorar la calidad de vida de la niñez y la juventud.
“Solo las personas que se dirigen hacia el amor de Dios y al prójimo pueden establecer un equilibrio emocional en su consciencia”, finaliza a modo de mensaje este hombre que consiguió acercarse a los dos únicos Papas que visitaron Bolivia.



Momentos cruciales de un acto de fe cristiana

Juan Pablo II
La primera vez que Luis Alberto Morales hizo bendecir a la imagen de la Virgen de Chaguaya fue hace 27 años, cuando el Papa viajero, Juan Pablo II llegó al aeropuerto de Tarija.

La imagen
La imagen de la Virgen de Chaguaya que fue bendecida por Juan Pablo II y Francisco pertenece a la familia de Luis Alberto Morales, quienes son devotos por varias generaciones.

En Santa Cruz
Para Luis Alberto Morales el presidente Evo Morales fue crucial en la segunda oportunidad que tuvo de acercarse con su madre a un Sumo Pontífice y lograr la bendición para la imagen de la Virgen en Santa Cruz.

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