domingo, 8 de abril de 2012

La Princesita del mar boliviana cuida a Río

Muchas cosas tiene Río de Janeiro que son fascinantes: su gente, sus morros, su carnaval, su Maracaná, su Pan de azúcar, su Corcovado, su Ipanema y su Copacabana, esta última, la playa más emblemática no solo de Río sino de todo Brasil. El paso obligado de todo turista. Allí quería llegar, pero no solo para desviar la vista sobre las voluptuosas garotas ni para dejarme seducir por la sublime vista panorámica o para sucumbir ante la cadencia del samba. Mis motivos eran mucho menos mundanos: quería saber por qué la playa más famosa de Brasil lleva el nombre de una pequeña virgencita enclavado en un pueblito a orillas del lago Titicaca.

Una desconocida. La verdad es que casi nadie de los brasileños, entre camareros, venteros y un par de amigos con los que me reuní sabe el porqué. Ni siquiera la gente del hotel donde me alojé lo sabía, ni tampoco dónde estaba situada la imagen de la virgencita. En el país más católico del mundo, la Virgen más venerada es "Nossa Senhora Aparecida".

Yo sabía un poco de la historia gracias a la película Copacabana, de la directora brasileña Carla Camuratti. Una parte del filme es realizado por el boliviano Marcos Loayza, pues cuenta justamente por qué Copacabana, en Río de Janeiro, se llama así.

Una leyenda del siglo XVI. Hay diferentes versiones sobre la leyenda, pero la historia se remonta a finales del siglo XVI. José Luis Guzmán Saavedra, un boliviano radicado en Río, se dio el trabajo de investigar el origen del nombre. Escribió un libro denominado "Virgen de Copacabana en Brasil y Bolivia" (publicado en portugués). Originalmente, la playa se llamaba Sacopenapã y ya en 1637 hay documentos que la nombran como Copacabana, según la investigación de Guzmán Saavedra.

Cuenta la tradición que un rico minero altoperuano volvía de un largo viaje por Europa y en el borde de las costas brasileñas, su embarcación comenzó a zozobrar por una terrible tormenta.

Entre la carga que traía se encontraba una virgen de Copacabana, de la cual era devoto el empresario. Entonces, los marineros hicieron la promesa de construirle un altar si los salvaba. De esa manera, llegaron a las playas de Sacopenapã.

Atribuyendo el milagro al favor divino de la virgencita, cumplieron su promesa y construyeron un altar en su honor.

Según Guzmán, estaba en lo que se llamaba Iglesia de la Misericordia, pero después, misteriosamente desapareció y fue trasladada a otra capilla en la zona de Surui. Hasta los años 60 era posible visitar a esta capillita y muchos bolivianos residentes en la "ciudad maravillosa" tuvieron la oportunidad de verla.
Hoy ya no está ahí.

El dato esperado. En los folletos de turismo no hay referencias de la virgencita, que posteriormente se conoció como La Princesita del Mar, gracias a una canción de un popular cantante Carlos Alberto Ferreira, más conocido como Braguinha.
Este tema en ritmo de samba se compuso a fines de los años 30, para una película que finalmente no se realizó, aunque recién en 1947 se grabó y se hizo muy popular.

Pregunté en la Iglesia de Copacabana, un moderno templo católico que lleva el nombre por el barrio, pero no por la virgen. Tienen una tienda de souvenirs, donde entre otras cosas hay cientos de estampitas de "Nossa Senhora Aparecida", pero ninguna de la boliviana.

Mi curiosidad chauvinista se fue apagando y decidí seguir el rumbo de cualquier turista. Y una de esas rutas me llevó al estadio Maracaná, pero en un city tour previo. Valdemar, el guía turístico iba mostrando los diferentes sitios de relevancia en la ciudad y de pronto, justo al final de la playa, señala una instalación militar, el Fuerte de Copacabana, a media cuadra de la iglesia que había visitado antes.

Cuenta que esta fortificación fue construida en 1914 para reforzar la Bahía de Guanabara, como se conoce a toda la zona sur de Río.

Dio otros detalles, y cuando ya terminaba su disertación lanzó el dato que tanto buscaba. "Usted que es boliviano", dijo, en un castellano casi perfecto y como enviado del destino calmó mi curiosidad, o mejor dicho, la aumentó: "Allí hay una imagen de la Virgen de Copacabana".

El hallazgo. Al día siguiente fui. El Fuerte es un museo militar. Vi las primeras dos salas, llenas de medallas, esquirlas, banderas y cosas por el estilo, vi un segundo piso, donde se apostaban los cañones, con una impresionante vista al mar, pero ninguna virgen.

Sin evitar la ansiedad le pregunté a un guardia. "¿Virgen?", se preguntó y comenzó a hacer memoria. Ya estaba a punto de desilusionarme, y me señaló el fondo del predio. Allí me parece que hay una. Efectivamente, en lo que antiguamente era el comando naval de este fuerte, en uno de sus pasillos se habilitó una capillita, con cuatro bancas. Pasa desapercibida, pero está allí, con una banda tricolor, y una plaqueta que fue donada por el Colegio Militar Germán Busch en los años 70. Pensé que si fuera devoto, rezaría en ese instante, pero solo estaba feliz de satisfacer mi curiosidad.

Sede los grandes eventos se prepara para el Mundial 2014

El Mundial de Fútbol Brasil tendrá su puntapié inicial no en una cancha, sino en la playa. La famosa Copacabana ha sido elegida para realizarse la Fiesta de Inauguración de la cita intercontinental.

La FIFA anunció que planea realizar una gran fiesta el 11 de junio de 2012, un día antes del inicio del torneo, similar a la que en 2010 se realizó en Soweto, barrio símbolo de resistencia contra el racismo en Sudáfrica.

La famosa playa tiene el récord mundial Guinness por la mayor quema de fuegos artificiales simultánea del mundo en el Mundo.

Allí también fue donde se realizaron los festejos cuando se nombró a Brasil como sede del Mundial 2014 y para las Olimpiadas 2016 (foto).

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