Para los católicos, este domingo es el inicio de la Semana Santa que tiene como objetivo principal, recordar a través de actos litúrgicos, la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo hijo de Dios que vino a salvar el mundo.
Es por esta razón que emprendemos la Semana Santa con el Domingo de Ramos, un día festivo en el que se conmemora cómo Jesús ingresó a Jerusalén, una semana antes de su muerte y resurrección para pagar por los pecados de la humanidad.
Las palmas que son bendecidas en los templos significan la alfombra verde que se puso en el camino (tal como era costumbre en esa época para recibir a los reyes) por donde ingresó Jesús montado en un asno a Jerusalén, cumpliendo la profecía que dice: "Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos" del libro de Daniel 9:25 y de Juan 1:11 que dice: "A lo suyo vino Jesús, y los suyos no le recibieron". Las mismas multitudes que gritaban Hosanna, que significa viva, gritaban cinco días más tarde "¡Sea crucificado!" según se describe en el libro de Mateo capítulo 27 versículos 22-23.
Muchos adultos, jóvenes y niños estuvieron en esta oportunidad junto a Jesús, pero muy pocos en su pasión y muerte, escenificación que antes se podía apreciar a través de los canales de televisión muy al contrario de ahora.
Es por esta razón que las palmas que se hacen bendecir, los católicos las llevamos a nuestras casas para colocar las mismas detrás las puertas o ventanas representando de esta forma que Dios y Jesús son bienvenidos en nuestros corazones y en nuestros hogares.
La Semana Santa se inicia con el Domingo de Ramos, continúa con el Jueves Santo que es el día que se recuerda la última cena, noche en la que lavó los pies de sus discípulos, hecho que es representado por el obispo de nuestra ciudad, Monseñor Cristóbal Bialasik, quien lava los pies de doce personas que personifican a los apóstoles, un acto de servicio que hace el maestro.
Asimismo, esta noche, se recuerda cómo dejó con nosotros su cuerpo y sangre representados en el pan y el vino, instituyéndose de esta forma la Eucaristía y el sacerdocio, representaciones que se realizan el momento de la comunión en las celebraciones litúrgicas.
Esa noche después de la cena, Jesús se fue a orar y en ese momento fue detenido por los soldados romanos para ser llevado frente a Herodes y Pilatos, de esta manera llega el Viernes Santo, día en el que se recuerda la pasión de Cristo, porque fue flagelado, le colocaron una corona hecha con espinas y posteriormente lo crucificaron.
Estos hechos actualmente se recuerdan en la ceremonia y celebración eucarística donde se adora la Cruz y posteriormente se participa en el Vía Crucis que se cumple durante las procesiones que se realizan durante todo el día donde participa la ciudadanía recordando el sufrimiento no sólo de Jesús, también de su madre la Virgen María que, paso a paso, estuvo junto a su hijo hasta el momento de su muerte.
Al día siguiente se recuerda el Sábado Santo o Sábado de Gloria, porque Jesús se encuentra entre la muerte y la resurrección, un día de luto y de tristeza, motivo por el que a partir del viernes en horas de la noche se tapan las imágenes y los sagrarios quedan abiertos, oportunidad que tienen los feligreses de visitar los templos para orar por la pasión y muerte de Jesucristo.
En horas de la noche del sábado se realiza una vigilia que quiere decir la "tarde y noche antes de una fiesta", en espera del retorno de nuestro salvador, tiempo en el que se acostumbra bendecir el agua y encender las velas en señal de alegría por la resurrección de Cristo.
Al terminar la semana, llega el Domingo de Resurrección o Domingo de Pascua, por ser el día que Jesucristo renace como símbolo de salvación de toda la humanidad para ingresar al paraíso y vivir en compañía de Dios, porque pascua significa "el paso de la muerte a la vida".
Esta semana según sugiere la Iglesia Católica, las familias deben asistir a los oficios y ceremonias propios de la Semana Santa porque la vivencia cristiana de estos misterios debe ser comunitaria.
De esta forma los católicos celebramos la Semana Santa, además cumpliendo una serie de costumbres como la de almorzar el Jueves Santo doce platos distintos que representan a los doce discípulos de Cristo.
El Domingo de Pascua, desde hace algunos años se regala los huevos de pascua, una costumbre que no es propia de los bolivianos pero que al pasar los años ya cobró su importancia, puesto que después de ver en las puertas de los templos vender palmas, este panorama cambia con la venta de huevos de chocolate de todo tamaño y color.
Lo importante de toda la Semana Santa es orar por Cristo que murió por salvar a la humanidad, pidiendo además mejores días para nuestro país y otros que viven momentos críticos, por los problemas que atraviesan muchas regiones debido al cambio climático que provocó inundaciones y consecuentemente muchas familias se quedaron sin sus pertenencias, esta semana es tiempo de recordar que existe Dios todopoderoso que se encuentra junto a los más necesitados porque a ellos les hace fuertes ante cualquier conflicto o problema, quienes serán los dueños del reino de Cristo.
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