La Chiquitania vivió una catarsis en Viernes Santo. Miles de fieles siguieron de cerca la recreación del viacrucis de Cristo en los pueblos misionales de San Javier, Concepción, San José de Chiquitos y San Ignacio de Velasco. La devoción de los pobladores, otra muestra del mestizaje colonial e indígena, se mezcló con el buen ánimo de los turistas nacionales y extranjeros que ayer coparon la hotelería de estas poblaciones.
El elemento común: la puesta en escena de la pasión de Cristo, su martirio camino al monte Gólgota y su muerte. La historia se repitió en todas las localidades. Los chiquitanos, una población eminentemente cristiana, se inspiraron en este misterio del Evangelio.
Pese a las brasas del sol, unos 3.000 fieles, entre lugareños y turistas, siguieron en San Javier el paso del viacrucis. “El cabildo indígena chiquitano ya es tradicional en esta celebración, es muy importante”, reporta Magno Cornelio, corresponsal en ese enclave misional.
En el lugar, un grupo de estudiantes de secundaria puso en marcha la recreación de la caminata al calvario y la crucifixión del maestro nazareno.
En Concepción, los actos religiosos también marcaron el día. “Mientras muchos turistas cruceños aprovecharon para bañarse en la represa Sapocó, miles de católicos emprendieron caminata siguiendo la escenificación del Cristo viviente”, informó Gustavo Huanca, desde Concepción.
Este municipio misional, de unos 22.000 habitantes, rompió sus apacibles días para recibir el bullicio de cientos de turistas, delegaciones y gente que llegó desde la capital cruceña y otros lugares del departamento para relajarse, aprovechando el largo fin de semana.
En San José de Chiquitos, la Iglesia católica se hizo cargo de la dramatización del sufrimiento del hijo de Dios. A las 15:00, los hermanos Cruceros (ayudantes de la Iglesia solo en Semana Santa) hicieron el desclave de Jesús. A las 16:00, el pueblo de San José rindió su homenaje al Salvador, recordando que murió para pagar por los pecados del mundo.
“A partir de las 00:00 del Viernes Santo se instaló una vigilia al sepulcro de Cristo”, relata Ricardo Gutiérrez, desde Santa Cruz La Vieja.
Nada pudo contener el fervor religioso. Ni el calor intenso de la llanura chiquitana ni el tráfico de motos y vehículos que suelen recorrer estos pueblos. Ese fue el caso de San Ignacio de Velasco.
El tránsito de movilidades por el centro ignaciano fue paralizado por la Policía boliviana de frontera. El objetivo: permitir que las vías queden expeditas para la multitud. El pueblo entero quedó quieto.
Si bien la devoción, los rostros emocionados y el calor fueron comunes en esta celebración, lo llamativo fue la cantidad de turistas que llegaron. Por ello, Semana Santa es importante para estos pueblos porque atraen buena parte de los 40.000 viajeros que llegan al año a esta región.
Llevan pescado de Chapare y de Beni a Guarayos
La quinta versión de la feria del pescado de Guarayos mostró ayer la variedad de peces de su oferta, adecuada a los días de Semana Santa.
De acuerdo con Benigno Chanedi, presidente de la Asociación de Pescadores Guarayos, en la ocasión se vendieron entre 15.000 y 20.000 unidades de distintas especies de río, entre surubí, pacú y piraña.
Alrededor de 50 productores piscícolas de Ascensión, Urubichá, Chapare y Beni participaron de la muestra, ante la visita de cientos de pobladores y turistas. La hotelería de este pueblo, de tradición religiosa, quedó copada en Viernes Santo, según el reporte de Désther Ágreda, corresponsal en Ascensión. Hubo también la recreación del vía crucis.
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