Iglesia católica invita a creer en Cristo resucitado y renovar la fe y la esperanza de un mundo mejor

En su Homilía de este domingo de resurrección, el Cardenal Julio Terrazas invitó a todos los creyentes del país a renovar su fe en profundidad para no quedarse encerrados en un sepulcro vacío.

“El sepulcro vacío es donde no hay vida y no se permite vivir, es donde no existe la verdad y no dejan que se busque la verdad, es donde el miedo es el que domina y no la libertad auténtica de los hijos de Dios”, aseguró el Cardenal Julio.

El máximo representante de la Iglesia Católica en Bolivia, afirmó que el pedido de la Iglesia durante todo el camino de Cuaresma hasta este domingo de resurrección, ha sido de aumentar y practicar la fe.

“Se trata de creer, esta es una invitación hecha a todos, no es ninguna ofensa decir al pueblo que tenemos que aumentar y vivir nuestra fe, porque es ella la que nos impulsa a poner aquí entre nosotros los cimientos de un reino de verdad, de justicia y de paz al alcance de todos y no como privilegio de unos cuantos”, refirió el prelado católico.

Por eso invitó a repetir la experiencia de creer en la resurrección del Señor Jesús al afirmar que “Hoy es el día mis hermanos, en que debemos repetir esta experiencia, creemos en el Señor que está viviendo presente en nuestras comunidades y en nuestras vidas y este Señor el que nos impulsa (…) a decir la Palabra de vida que se necesita escucharla con urgencia en medio de tantas palabras de muerte”.

Dijo que, como los discípulos, “todos tenemos que correr hacia el sepulcro para darnos cuenta de que no hay ningún cadáver ahí adentro sino que el Señor ha resucitado” y que nosotros también hemos resucitado con Cristo “por eso es que tienen que tener otra manera de vivir, de pensar y de mirar” señaló el Cardenal.

Agregó que “estamos llamados a mirar las cosas de arriba, no a agacharnos, no a dormirnos, estar vigilantes y claros en el mensaje que damos y en el cariño y el amor que tenemos que expresar a nuestro Dios”.

Antes de finalizar aseguró que cuando la Iglesia levanta su voz no lo hace para molestar a nadie, sino para cumplir con su misión en el mundo “no nos interesa molestar a nadie, lo que nos interesa es que no moleste la causa del Señor”.