miércoles, 19 de julio de 2017
Beata Nazaria Ignacia ¿la futura santa boliviana?
A LA SANTIDAD
La española Ignacia Nazaria fue beatificada en 1992 por el papa Juan Pablo II, actualmente está en curso su proceso de canonización, algo que la Iglesia católica boliviana espera que se concrete en 2018.
Comedores para los pobres, casas de acogida para los huérfanos y un inédito sindicato obrero femenino creado una década antes de que se formaran los primeros gremios en Bolivia son parte del legado de la beata española Nazaria Ignacia, que irradió desde el país su cruzada por los más necesitados.
Nacida en Madrid en 1889, Nazaria Ignacia de Santa Teresa de Jesús March Mesa es considerada una "visionaria" para su época, ya que postulaba que la Iglesia católica vaya al encuentro de la gente tres décadas antes de que el Concilio Vaticano II lo planteara, dijo el politólogo Carlos Cordero, devoto de la religiosa.
La beata promovió estas ideas desde la ciudad de Oruro y lo hizo siendo mujer "en una sociedad que hace 70 u 80 años atrás era tres veces más machista de lo que es hoy", resaltó Cordero, quien es un colaborador de las Misioneras Cruzadas en Bolivia y ha escrito un libro sobre su vida.
"Adicionalmente, la madre Nazaria muestra el verdadero espíritu y carisma de la Iglesia católica boliviana: el ser una iglesia universal que no conoce nacionalidades ni fronteras", afirmó.
Y es que, aunque es madrileña de nacimiento, se la considera la primera beata boliviana porque vino "a servir a los bolivianos" y desde este país irradió su obra al mundo, dijo Cordero.
Cuando tenía 19 años, Nazaria Ignacia se hizo Hermanita de los Ancianos Desamparados y fue destinada en 1912 a Oruro, donde por entonces la realidad era difícil, "con pocas familias acomodadas y muchos pobres", según una publicación de las Misioneras Cruzadas.
Ante las circunstancias y viendo las necesidades que había en Oruro, la religiosa decidió fundar una nueva orden.
Con un capital de 40 centavos, Nazaria Ignacia fundó en 1925 la Cruzada Pontificia, conocida hoy como Misioneras Cruzadas de la Iglesia, la primera congregación "nativa" de Bolivia, explicó la provincial de la orden en América Latina, Elizabeth Copa.
A partir de la fundación de la orden, el trabajo de Nazaria Ignacia y de las primeras misioneras fue incansable y se desarrolló sobre todo en la periferia de Oruro y en las zonas mineras rurales.
La religiosa asistió a desempleados, trabajó con organizaciones campesinas y mineras, creó centros profesionales de formación técnica para mujeres, casas de acogida para niños huérfanos, comedores populares y una revista llamada "Adalid de Cristo Rey".
Una de las hazañas de la española fue organizar en 1933 a las mujeres de los mercados y comercios orureños para formar el que fue el primer sindicato obrero femenino de Bolivia.
Cordero destacó aquella iniciativa porque se adelantó en diez años a la creación de los primeros sindicatos en el país.
También creó la llamada "Olla del pobre", que actualmente sigue vigente y ofrece entre 150 y 200 almuerzos a diario, de lunes a viernes, a personas de escasos recursos.
En los diarios de la beata, hay una narración sobre un cumpleaños de quien fue el nuncio apostólico en Bolivia en los años 30, que fue celebrado por iniciativa de las misioneras con un almuerzo para más de 1.000 pobres en la casa sede que tenían por entonces en La Paz.
Fragmentos de aquel evento, en el que se puede ver a Nazaria Ignacia, son parte de un video inédito que fue entregado la semana pasada por las misioneras a la Fundación Cinemateca Boliviana.
En el filme, que dura unos ocho minutos, también hay imágenes de un sepelio, una procesión en las calles de La Paz y un acto religioso a los pies del monumento al Corazón de Jesús en El Alto, que por entonces era una zona paceña y ahora es su ciudad vecina.
Según Cordero, a Nazaria Ignacia le tocó vivir los efectos de "cuatro grandes conflagraciones", incluidas las dos guerras mundiales y la guerra del Chaco (1932-1935), en la que se enfrentaron Bolivia y Paraguay.
Precisamente una de las obras de las misioneras fue atender a las víctimas de esa contienda, sobre todo a huérfanos y enfermos.
También pasó por momentos difíciles cuando fue a España para fundar allí casas de la orden, pues durante su viaje estalló la Guerra Civil (1936-1939).
En vida, la incansable religiosa desempeñó una labor misionera en Bolivia, Uruguay, España y Argentina, donde falleció el 6 de julio de 1943.
Sus restos fueron trasladados a Oruro en 1972 y desde entonces permanecen en esa ciudad boliviana, como lo pidió Nazaria Ignacia antes de morir.
La española fue beatificada en 1992 por el papa Juan Pablo II y actualmente está en curso el proceso de canonización, algo que la Iglesia católica boliviana espera que se concrete en 2018.
A 92 años de su fundación, la obra iniciada en Oruro por Nazaria Ignacia ya tiene presencia en 21 países de cuatro continentes y fue destacada por el papa Francisco durante un encuentro con religiosos en su visita a Bolivia en 2015.
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