El país está viviendo una permanente degradación de la convivencia pacífica, señala el arzobispo Coadjutor de Santa Cruz, monseñor Sergio Gualberti, al exhortar a los fieles y a la gente de buena voluntad no resignarse, sino ser testigos del Dios de la vida.
Con la certeza de que “nuestra sociedad hoy tiene la tentación de descartar a Jesús como piedra fundamental y pastor de nuestra vida, tanto a nivel personal como a nivel social”, el prelado convoca a no alejarse de Jesucristo, a seguir sus enseñanzas y ser fieles.
Indicó que los Obispos reunidos en la 93 Asamblea, en Cochabamba, reflexionaron sobre los “conflictos y problemas que vivimos en nuestro país problemas que son muchísimos”, mencionando el que enfrenta los trabajadores y profesionales en salud, la Central Obrera Boliviana y otros.
En el problema del Tipnis “hemos reafirmado que los pueblos indígenas tienen el derecho a expresar libremente con medios pacíficos, como es una marcha, sus aspiraciones también esperamos que se eviten iniciativas que buscan dividir a los mismos pueblos, provocar enfrentamientos y fundamentalmente falsear la verdad”.
Los Obispos, también, “destacamos el flagelo de la drogadicción, porque el narcotráfico está dejando ese gran problema”, señala monseñor Gualberti al reiterar que “son muchos los jóvenes, adolescentes y hasta niños que se han convertido en consumidores de la droga y muchas las familias que se ven afectadas por esta desgracia que no podemos ocultar ni callar”.
Refleja también la “devaluación del respeto por el diferente, devaluación de la solidaridad del sentido comunitario y del valor sagrado de la familia”, subraya el Arzobispo de Santa Cruz.
También señala que “parecería que se ha institucionalizado el recurrir a la violencia y a la presión como método de lucha para conseguir aspiraciones, sean legítimas o no”.
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