La Sábana Santa, reliquia que la Iglesia Católica conserva celosamente en la catedral de Turín (Italia), es el manto donde se envolvió el cuerpo de Jesús tras su deceso en la crucifixión. Consiste en una tela fina de lino que mide 4,42 metros de largo y 1,13 metros de ancho que tiene impresa la imagen detallada, de frente y espalda, de un hombre que fue crucificado, de forma idéntica a Jesús.
Daniel López, miembro del Apostolado de la Nueva Evagelización (ANE), explicó que con el objetivo de determinar cómo la imagen quedó impresa en la sábana, se realizaron estudios e investigaciones científicas de diversas especialidades y se tomó un centenar de fotografías, descubriéndose numerosas pruebas.
Hay quienes sostienen que el sudario es la tela con que se envolvió el cuerpo de Jesucristo para su entierro y que el rostro que aparece es el suyo. Un argumento es que muchos hombres fueron crucificados, pero sólo Jesús fue azotado, coronado con espinas y traspasado por el corazón con una lanza, según las escrituras.
Según el ANE, una de las pruebas para confirmar la veracidad de la sábana es que en el lugar del nacimiento de los cabellos se ven dos manchas de sangre, una que desciende a lo largo de la cabellera hacia la espalda y la otra que baja desde la frente hacia la ceja. Estas señales indican, asegura, que el hombre fue coronado con un casco de tallos espinosos.
Según la Biblia, Poncio Pilato, procurador de la provincia romana de Judea, ordenó que apresaran a Jesús y lo azotaran en todo el cuerpo. En el tejido del lienzo analizado se observa una serie de heridas de pequeño tamaño debido a los efectos de la flagelación. Las lesiones se localizan por delante y por detrás.
El número de golpes recibidos asciende a unos 120. Las huellas grabadas en la espalda del hombre habrían sido producidas por el flagrum (herramienta de castigo hecha de cuerdas resinadas y bolas de plomo).
Según la narración bíblica, Jesús fue crucificado con dos clavos, que medían de 18 a 20 centímetros, en las muñecas, para que resistiera el peso de su cuerpo sin desgarros. En el lienzo hay una mancha de sangre justamente en este punto.
El secretario general del ANE, Rubén Cortez, sostiene que el tercer clavo era más largo debido a que debía unir los pies en el momento de la crucifixión. “La sábana refleja incluso esta posición, ya que el pie derecho dejó una huella completa mientras que del pie izquierdo sólo se ve la huella del talón y la cavidad plantar porque los dos pies están sobrepuestos y fijados con un único clavo”. Otra huella, una mancha al costado del lienzo, representa, aseguran, la lanza que traspasó su corazón.
Una réplica de la Sábana Santa se puede apreciar en la sede de gobierno, hasta el 21 de abril, en una exposición abierta denominada Siguiendo las huellas de la pasión, realizada en el Museo de San Francisco, ubicado al lado del templo.
“La exposición quiere reavivar la fe del pueblo católico porque para nosotros los cristianos la Sábana Santa es el mayor testimonio de la Resurrección de Jesús”, afirmó el coordinador del ANE, que organiza por cuarta vez la muestra.
Los estudios también han demostrado que sobre la sábana hay restos de sangre humana del grupo AB. Adicionalmente, se hallaron restos de polen de hasta 28 plantas distintas que existían en Jerusalén en la época en que vivió Jesús. 27 de estas plantas florecen en Primavera, tiempo que se presume fue el entierro.
Datos de la exposición
Recreación
En la muestra además existe una recreación completa de los instrumentos que se utilizaron para flagelar el cuerpo de Jesús.
Conferencia
La actividad se clausurará con una conferencia denominada Las Huellas de la Pasión en la Sábana Santa, que se efectuará a las 19.00 en el atrio del Museo de San Francisco.
Daniel López, miembro del Apostolado de la Nueva Evagelización (ANE), explicó que con el objetivo de determinar cómo la imagen quedó impresa en la sábana, se realizaron estudios e investigaciones científicas de diversas especialidades y se tomó un centenar de fotografías, descubriéndose numerosas pruebas.
Hay quienes sostienen que el sudario es la tela con que se envolvió el cuerpo de Jesucristo para su entierro y que el rostro que aparece es el suyo. Un argumento es que muchos hombres fueron crucificados, pero sólo Jesús fue azotado, coronado con espinas y traspasado por el corazón con una lanza, según las escrituras.
Según el ANE, una de las pruebas para confirmar la veracidad de la sábana es que en el lugar del nacimiento de los cabellos se ven dos manchas de sangre, una que desciende a lo largo de la cabellera hacia la espalda y la otra que baja desde la frente hacia la ceja. Estas señales indican, asegura, que el hombre fue coronado con un casco de tallos espinosos.
Según la Biblia, Poncio Pilato, procurador de la provincia romana de Judea, ordenó que apresaran a Jesús y lo azotaran en todo el cuerpo. En el tejido del lienzo analizado se observa una serie de heridas de pequeño tamaño debido a los efectos de la flagelación. Las lesiones se localizan por delante y por detrás.
El número de golpes recibidos asciende a unos 120. Las huellas grabadas en la espalda del hombre habrían sido producidas por el flagrum (herramienta de castigo hecha de cuerdas resinadas y bolas de plomo).
Según la narración bíblica, Jesús fue crucificado con dos clavos, que medían de 18 a 20 centímetros, en las muñecas, para que resistiera el peso de su cuerpo sin desgarros. En el lienzo hay una mancha de sangre justamente en este punto.
El secretario general del ANE, Rubén Cortez, sostiene que el tercer clavo era más largo debido a que debía unir los pies en el momento de la crucifixión. “La sábana refleja incluso esta posición, ya que el pie derecho dejó una huella completa mientras que del pie izquierdo sólo se ve la huella del talón y la cavidad plantar porque los dos pies están sobrepuestos y fijados con un único clavo”. Otra huella, una mancha al costado del lienzo, representa, aseguran, la lanza que traspasó su corazón.
Una réplica de la Sábana Santa se puede apreciar en la sede de gobierno, hasta el 21 de abril, en una exposición abierta denominada Siguiendo las huellas de la pasión, realizada en el Museo de San Francisco, ubicado al lado del templo.
“La exposición quiere reavivar la fe del pueblo católico porque para nosotros los cristianos la Sábana Santa es el mayor testimonio de la Resurrección de Jesús”, afirmó el coordinador del ANE, que organiza por cuarta vez la muestra.
Los estudios también han demostrado que sobre la sábana hay restos de sangre humana del grupo AB. Adicionalmente, se hallaron restos de polen de hasta 28 plantas distintas que existían en Jerusalén en la época en que vivió Jesús. 27 de estas plantas florecen en Primavera, tiempo que se presume fue el entierro.
Datos de la exposición
Recreación
En la muestra además existe una recreación completa de los instrumentos que se utilizaron para flagelar el cuerpo de Jesús.
Conferencia
La actividad se clausurará con una conferencia denominada Las Huellas de la Pasión en la Sábana Santa, que se efectuará a las 19.00 en el atrio del Museo de San Francisco.
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