Boyacá y Bogotá son los destinos religiosos por excelencia durante la Semana Santa en Colombia. En esas ciudades se desarrollan grandes procesiones por la Pasión de Cristo ante miles de fieles.
En Boyacá se hace una de las principales celebraciones, en el Cerro de Monserrat (está a una altura de 3.400 metros sobre el nivel del mar), donde mucha gente se congrega para el Vía Crucis. La teatralización de los actores es digna de ver, porque le ponen mucho realismo.
En ese cerro se encuentra la imagen del Señor Caído, que tengo entendido que en otros países llaman el Señor de las Caídas. Esta imagen es muy milagrosa y es una parada obligatoria, particularmente para los bogotanos, en la Semana Santa.
En Bogotá se encuentra también otro santuario donde se venera a la imagen del Divino Jesús. Mucha gente llega desde el interior del país para pedirle favores o para agradecerle.
Patrimonio. Eso pasa en Bogotá y Boyacá, pero ahora Popayán se está haciendo conocer mundialmente y, aunque sus celebraciones de Semana Santa se efectuaban desde 1556, es recién en los últimos años que cobró fuerza. Por ello fue declarada como Patrimonio Nacional del Congreso de la República (2004) y reconocida por la Unesco como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad (2009).
Otras ciudades como Mompox, Pamplona, Tunja y Cali celebran una cultural Semana Santa. En Cali se festeja en la Parroquia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, recorriendo las calles del sur de la ciudad. En Medellín y otras urbes se realizan eventos parecidos.
En Colombia, la mayoría de la población es católica y ésa era la religión oficial hasta 1991, cuando se modificó la Constitución Política del Estado y se declaró la libertad de culto.
Como en todos los países de Sudamérica, no se come carne roja en Viernes Santo, por eso durante ese día las familias cocinan ‘El bagre (pescado) al aire’ que se come con salsa. Los restaurantes ofrecen una gran variedad.
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