Un norteamericano que tras naufragar sobrevivió 14 días en el Atlántico sin comida atribuyó el hecho a Juan Pablo II, que será beatificado el próximo domingo.
Víctor Mooney, de 45 años y residente en Queens, Nueva York, fue rescatado el 10 de marzo pasado a bordo de una balsa salvavidas en pleno océano Atlántico por un barco de carga griego que captó su señal de SOS por radio.
Había zarpado de África el 26 de febrero y se proponía llegar remando a Nueva York a bordo de un barco que hizo agua y naufragó poco después de zarpar, quedando su ocupante a la deriva en una balsa durante dos semanas. Fue su tercer intento fallido por cruzar el Atlántico a remo, con el propósito de publicitar los tests voluntarios de HIV y recabar fondos para la lucha contra el sida.
Según Mooney, Juan Pablo II lo bendijo en 2004 durante una peregrinación a Roma con motivo del día internacional del sida y eso de alguna forma ayudó a salvarle la vida.
“Dios envió a sus ángeles a protegerme y seguramente el Santo Padre intervino en esto”, dijo Mooney en un comunicado.
Fiebre por las reliquias
Alrededor del mundo, la gran expectación provocada por la beatificación de Karol Wojtyla, se mezcla con el efecto místico de las reliquias.
Por ejemplo su cinturón, perforado por una bala y manchado de sangre durante el atentado de 1981, es venerado como una reliquia en el santuario mariano de Jasna Gora, en la Polonia católica.
“Formalmente, hay que esperar el 1 de mayo y la beatificación para que el cinturón pueda ser considerado como una reliquia. Pero para los peregrinos ya es un objeto de culto”, explicó a la AFP el padre Jan Golonka, encargado de los ex votos ofrecidos por los fieles durante décadas.
“Hemos tenido una suerte enorme, pues el propio Juan Pablo II nos ofreció su cinturón. Los otros que quieran tener sus reliquias deberán pasar por el Vaticano, a través de un procedimiento muy complicado”, explicó. Según dijo, el Vaticano no prevé sacar reliquias de los restos del papa, por lo menos en lo inmediato y a pesar de que la demanda es enorme.
Después del atentado cometido por el turco Ali Agca, Juan Pablo II había guardado en el Vaticano su cinturón y una de las tres balas que casi lo mataron.
En 1982, lo regaló al Santuario de Fátima y un año más tarde, durante un viaje a Polonia, el cinturón fue depositado en el Santuario de Jasna Gora, como exvoto ante la Virgen Negra por haberle salvado la vida, explicó el sacerdote. “Sólo en 2004, el papa dio su acuerdo para que fuese expuesto ante los fieles. Fue colocado en el relicario, detrás de un cristal, junto a la Virgen Negra”, agregó el padre Golonka, quien confesó a Radio Francia Internacional que “tanto revuelo no es tan malo como parece. Ayuda a difundir la vida y obra de un hombre bueno”.
Fervor y reliquias
Sangre El cardenal Stanislaw Dziwisz, arzobispo de Cracovia y ex secretario del papa, guardó una ampolla con sangre del pontífice. Le fue entregada por los médicos que efectuaron el primer examen de traqueotomía.
Objetos En Jasna Gora, los monjes expusieron más de un centenar de objetos como sotanas del papa, su solideo blanco, sus rosarios, su anillo, así como otros de uso cotidiano como un vaso de cristal, un plato e incluso una toalla de baño.
Relicarios En Polonia se venden relicarios “papales” considerados milagrosos.
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