Corría el año 1789, aquel en el que se desarrolló la Revolución Francesa y en Oruro, según los datos históricos tenía lugar la aparición de la Virgen de la Candelaria, aquella mujer inspiradora de la más fervorosa devoción hacia la consagrada patrona de los mineros, más conocida como la Virgen del Socavón.
Transcurrieron 223 años desde aquella fecha y esa fe profesada entonces por humildes hombres y mujeres, dio lugar a la Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, como la reconoció la Organización de la Naciones de Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
Dos leyendas fortalecen la creencia: la primera referida al Nina Nina, aquel hombre pobre cuyo nombre sería Anselmo Belarmino, que se enamoró de Lorenza Choqueamo, cuyo padre rechazaba la relación hasta que en una ocasión hirió de muerte al furtivo enamorado, quien en su agonía fue socorrido por una virginal mujer; ella llevando a un niño en el brazo izquierdo y una candela en la mano derecha lo condujo a su lecho, donde halló la muerte, pero para sorpresa de quienes lo encontraron, en el muro de su cabecera estaba la imagen sagrada.
Casi similar es la historia del Chiru Chiru, un "Robin Hood" andino que robaba a los ricos para compartir con los pobres y era un devoto fervoroso de la Virgen del Socavón a cuya imagen cada que salía a robar le encendía una candela, para pedir su protección. Él también murió tras ser herido al ser descubierto robando.
Investigaciones realizadas por José Víctor Zaconeta (†), revelan que tras la muerte del Chiru Chiru, los lugareños bautizaron éste espacio como "El Socavón de la Virgen".
Probablemente eran los mineros, quienes ya luego masivamente pedían la bendición de la Santa Madre, precisamente por ser una Virgen venerada en el Socavón, espacio de trabajo de los hombres que incluso sometidos a la esclavitud se sumergían en la profundidad de la tierra para extraer la riqueza minera, codiciada por los patrones de entonces.
Si bien el 2 de febrero era y es el día consagrado a la Virgen de la Candelaria, los devotos de antaño habían decidido hacer coincidir su homenaje con los tres días festivos de la temporada de Carnaval, para así aprovechar y dedicarse a la Virgen durante los días de descanso que les concedían los patrones explotadores.
CARNAVAL
Estos hombres encontraron en la danza una forma de rendir pleitesía a la Virgen y se organizaban en grupos para llegar desde diferentes sectores de la villa fundada por el oidor Manuel de Castro y Padilla, y postrarse ante la imagen a la que ya se consideraba milagrosa y protectora.
"Cada sábado por la tarde, a sones de una banda de música que convocaba y precedía la marcha, salían vecinos en tumultuosa formación hacia los arrabales y regresaban portando: piedras, cal y arena, materiales iniciales para ayudar a levantar el templo, formidable aporte popular, multitudinario, gregario, movido por la fe y devoción hacia la Virgen de la mina", detalla la publicación "Historia del Santuario de la Virgen del Socavón".
Esta práctica fue creciendo y ahora son miles de devotos de la "Mamita Cantila", que bailan en su honor y están diseminados por el mundo.
Año tras año se reproduce la práctica que moviliza hasta ésta región de Bolivia, ciudad situada a 3.706 metros sobre el nivel del mar a miles de turistas de diferentes regiones del planeta, que atraídos por la fama y la esencia devocional del Carnaval de Oruro, único en el mundo y, diferente del resto de manifestaciones carnavaleras en las que prima la diversión antes que la devoción.
Ahora miles y miles de hombres y mujeres desfilan de rodillas frente a la imagen divina, agradeciendo por los milagros recibidos, pero a la vez implorando bendiciones.
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