Los obispos católicos de Estados Unidos, en un hecho sin precedentes, se declararon este fin de semana en abierta oposición al gobierno federal que ordenó que se incluya el pago del aborto y la esterilización en los planes de seguro médico que ofrecen las empresas a sus empleados.
La inusual reacción de la jerarquía de la Iglesia Católica que representa a unos 76 millones de fieles en Estados Unidos, en una carta de los obispos leída este domingo en todos los templos, llama a la feligresía a una abierta oposición a la orden del Departamento de Salud y Servicios Humanos en defensa de la libertad de conciencia.
“Es realmente difícil de creer que haya sucedido. Ha sido como una bofetada”, sostuvieron los prelados en su carta pastoral a la feligresía.
“A principios de agosto, el Departamento de Salud y Servicios Humanos del gobierno del Presidente Barack Obama dio a conocer las directrices en el marco de la aplicación de la Ley de Protección al Paciente y Cuidados de Salud Asequibles. Las directrices ordenaban que, antes del verano (junio) de 2012, todos los planes individuales y colectivos de seguros de salud, incluyendo los planes de autoseguro, debían cubrir todos los métodos anticonceptivos aprobados por la FDA, los procedimientos de esterilización e incluso productos farmacéuticos que producen abortos”, declaran los obispos.
”Hay un millón de cosas erróneas en esto: el embarazo equiparado con una enfermedad, ordenar que todos los empleadores paguen por los procedimientos anticonceptivos, incluidos anticonceptivos que, en realidad, son sustancias que inducen un aborto, obligar a los ciudadanos estadounidenses a elegir entre vulnerar su conciencia o proporcionar servicios de salud, ordenar que dicha cobertura se aplique a cada mujer en particular, sin que ella misma pueda elegir si la desea o no y obligar a todas las personas a pagar por esa cobertura, sin importar los dictados de su conciencia”,agrega.
El mandato del Departamento de Salud es interpretado por los obispos como “contrario” a la Constitución de los Estados Unidos que consagra la libertad religiosa; la jerarquía juzga esa orden como “inmoral” e insta a los católicos a la resistencia y les instruye a escribir al Presidente, la Secretaria de Salud y exigir a los legisladores del Congreso a revocar la medida.
“Seamos francos –dice la carta pastoral-. Todo este proceso de hacer que estas directrices sean obligatorias socava el proceso democrático en sí mismo. En este caso, se declara desde el gobierno que el embarazo es una enfermedad y se obliga a la sociedad a aceptar una cultura de la anticoncepción y del aborto, todo ello evitando por completo el proceso legislativo”.
“Esto es gobierno por decreto, que ataca los derechos de todos -no sólo los de los católicos o los de las personas de otras religiones. En ningún otro momento en la memoria o en la historia ha habido una intromisión gubernamental como esta en la libertad, no sólo con respecto a la religión, sino para todos los ciudadanos. Obliga a todos los empleadores a subvencionar una ideología o verse obligados a pagar una multa mientras buscan alternativas a la cobertura sanitaria. Esto socava el concepto mismo de cuidados sanitarios y la esperanza de una reforma de los mismos, uniéndolos indisolublemente al fanatismo de los burócratas pro-aborto”.
Los obispos advierten que en aplicación de la normativa federal, la Iglesia Católica se vería obligada a vulnerar “sus creencias fundamentales sobre la vida y la dignidad humanas, forzando a las entidades católicas a proporcionar cobertura para anticonceptivos, esterilización y hasta productos farmacéuticos que producen abortos”.
La orden administrativa del Departamento de Salud entra en vigencia en un año electoral en el que Obama busca la reelección y los republicanos la combaten con todos los argumentos posibles para impedirlo en las urnas en noviembre próximo.
La orden del citado departamento sólo admite ciertas exenciones por motivos religiosos, pero los obispos alertan que tales excepciones no se aplicarían para la mayoría de organizaciones católicas que emplean, inclusive, a personas y profesionales de otras confesiones.
La carta de los obispos informa que la campaña contra de la orden del Departamento de Salud es rechazada por otras confesiones religiosas que se han sumado a la oposición a la nueva norma.
El pasado 20 de enero el presidente Obama dijo al obispo de Nueva York, Timothy Dolan, que la Iglesia Católica tiene un año para adecuarse a la nueva norma. Los obispos declaran que “en la práctica el Presidente nos está diciendo que tenemos un año para encontrar la manera de vulnerar nuestra conciencia”.
“Es hora de volver al trabajo. Nos han dado un año para adaptarnos a esta regla. ¡No podemos hacerlo! ¡Simplemente no podemos!”, advierten los obispos.
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