Al celebrarse este 2 de febrero, el día dedicado a Nuestra Señora de la Candelaria y, existiendo en Potosí una devoción profunda hacia esta imagen
religiosa que viene arrastrándose desde el periodo de la colonia, de principio recordemos que el nombre “Candelaria” viene de la palabra “candela”, queriendo decir “luz que alumbra”. De ahí que en esta fecha especial, la Iglesia Católica motiva para que las candelas o las velas de sebo sean bendecidas y encendidas, otorgando mucha lumbre o bastante luz allí donde hace falta claridad espiritual.
En atención a ello, la Iglesia de Cristo, ha instituido la fiesta de la Purificación de la Virgen María después del parto de Jesús y el de la presentación del Hijo de Dios en el templo. Fiesta que mayormente es conocida como el de la Candelaria, celebrada el 2 de febrero de cada año; fecha especial en la que se encienden las candelas o velas en todos los templos católicos del mundo.
Esta costumbre se aplicó a partir del año 494 por Bula Papal del Jefe de la Iglesia Católica Gelasio I. Vale decir que la bendición y encendido de candelas en fecha 2 de febrero de cada año, se estableció a partir del siglo V de nuestra Era.
Y bueno, en lo que toca a Potosí; es importante saber que la fiesta de la Candelaria, era una de las más suntuosas y peculiares de la Villa Imperial, por cuanto se entronizaron en uno y otro templo de esta ciudad, esculturas muy bien labradas en advocación a la Virgen de la Candelaria que, al final siendo la imagen de la Virgen María Madre de Dios, es única en todo el mundo.
Lo relevante es que la Virgen de la Candelaria, tuvo cientos de fieles devotos de ambos sexos, desde que se predicara la “Purificación de la Santísima Virgen María”, primero en el templo de Jerusalén, y luego en los otros templos donde se trabajaron altares destinados a esta imagen religiosa, como se tienen en las iglesias de San Pedro, San Agustín, San Antonio de Pádua, San Martín, San Sebastián, San Lorenzo y San Bernardo.
Escultura de la virgen de La Candelaria
El templo privilegiado con los mejores ritos eclesiales destinados a la Virgen de la Candelaria, fue sin lugar a dudas el de “Nuestra Señora de Jerusalén”, cuya imagen titular era y sigue siendo la Virgen de la Candelaria, cuya mediana y bella imagen escultural –de autor anónimo- fue colocada en la principal hornacina del retablo mayor en diciembre del año 1623 luego de que esta imagen religiosa había sido descubierta cuatro meses atrás en una humilde vivienda de indios omasuyos asentados en la zona de “Munaypata”.
Dicho hallazgo se produjo en ocasión de una lucha sangrienta entre guerrilleros “Vicuñas” y “Vascongados” en la zona antes mencionada, cuando los componentes del bando de los criollos y mestizos, sufrieron una inesperada derrota aplicada por los vascos que, al hacer allanamientos en todas las casas de Munaypata, sorpresivamente encontraron en una de las moradas indígenas, a la escultura de la Virgen de la Candelaria, colocada en un pequeño altar alfombrado con ponchos de color. Imagen religiosa que inmediatamente fue llevada a la capilla del primitivo Oratorio de San Felipe de Neri, lo que es actualmente la iglesia de Jerusalén.
De acuerdo a los escritos del cronista Bartolomé Arzáns de Orsúa y Vela, se sabe que esta imagen escultural fue declarada como “Patrona de los guerrilleros Vicuñas”, en razón de que Ella habríase constituido en guardiana o protectora de los criollos e indios que eran buscados con sentencia a muerte. Personas que siendo perseguidas por autoridades locales, escondíanse bajo el manto de esta imagen, sin que pudieran ser descubiertas en ningún momento.
Existe otro hecho que registra los anales de la Villa Imperial, haciendo saber que el año de 1628, algunos guerrilleros “Vicuñas”, siendo perseguidos por sus enemigos, se escondieron bajo las andas de la Virgen que, en solemne procesión recorría por la antigua calle de “La posada” (hoy calle Oruro), sin que pudiesen ser encontrados, perdiéndose sus rastros hasta la finalización de la procesión.
En atención a este hecho, la referida arteria de “La posada”, fue denominada como la calle “del rastro perdido”, para tiempo después, ya en el periodo republicano tomar el nombre de calle Oruro.
Así como éste, hay otros sucesos interesantes ocurridos en torno a la Virgen de la Candelaria venerada en la iglesia de Jerusalén de Potosí.
Procesiones Singulares
Desde el siglo XVII, se realizaron en la Villa Imperial de Potosí, procesiones singulares con la imagen de la Virgen de la Candelaria, generalmente en horario nocturno, con la característica de que todos los acompañantes llevaban candelas encendidas luego de que ellas eran bendecidas en el templo de Jerusalén.
Candelas que eran distribuidas a todos los fieles que asistían al templo, para luego participar de la procesión que generalmente recorría por las calles: “del rastro perdido”, “de las candelas”, “Santa Teresa”, “plaza Aroma”, “pasaje de la arena”, “calle de San Bernardo” y terminar en el atrio de la iglesia de Jerusalén.
El cántico religioso que generalmente se entonaba en el recorrido de la procesión, era el de la “Purificación de la Virgen María”, así como el otro cántico en latín “Nunc Dimittis Servum Tuun”, misterio que es objeto de la fiesta de la Candelaria. Demostración de fe en que se preconizaba a Jesús como verdadera y única luz del mundo.
Para cada procesión, la Virgen de la Candelaria era ataviada con sus mejores ropajes y colocada al centro de un artístico arco de plata sobre andas del mismo metal argento. En la actualidad únicamente queda el arco de plata donado por Antonio Garisto y su esposa Anselma López en fecha 13 de noviembre de 1864.; habiendo desaparecido las andas de plata que fueron trabajadas por el platero Agustín Unzueta, a devoción de los esposos Bernardo Aguirre y Delina Saravia en 1866.
La hermosa escultura de la Virgen de la Candelaria era igualmente enjoyada con sus mejores alhajas: corona de oro, escapulario engarzado con perlas finas y piedras preciosas, candela trabajada en oro, zarcillos de plata y diamantes, más otras joyas que mostraba esta imagen religiosa junto a su Niño Jesús en el brazo izquierdo que, igualmente mostraba corona de oro y zapatitos del mismo metal. Hoy en día únicamente enseña aquellos elementos en metal plata en ocasión de su día festivo.
Por lo general, las procesiones de la Virgen de la Candelaria, se realizaban el mismo día de su festividad (2 de febrero de cada año, en horario nocturno); habiéndose cambiado en alguna temporada del periodo republicano, a un horario diurno y para cada martes de carnaval, con acompañamiento de grupos danzantes de la morenada, para tiempo después restituir lo que fue en el periodo de la colonia o lo que se muestra en la actualidad.
Los acompañantes de la procesión, generalmente eran criollos y portugueses, mestizos y mulatos, los que vestían sus mejores trajes que, el manto de la noche, restaba la belleza de aquella vestimenta. Y muchos de esos devotos, ingresaban a la capilla de la Virgen, doblando rodillas y entregando algún regalo de oro y plata traducido en pendientes, sortijas y rosarios, por los favores que concedía esta venerada imagen religiosa.
Templo De Jerusalén
Esta atractiva iglesia de la Villa Imperial de Potosí fue edificada a devoción de la Virgen de la Candelaria, en base al Oratorio de San Felipe de Neri, fundado el 26 de mayo de 1618. Capilla privada que a partir de 1657 fue considerada como una de las más grandes e importantes de América del Sur.
Luego de 84 años de vigencia de este convictorio perteneciente a la congregación de San Felipe de Neri, fue íntegramente reconstruido a expensas del benefactor y devoto de la Virgen de la Candelaria, don Francisco Ortega, para mostrarse tal como la vemos hoy, con esa belleza incomparable desde su artesonado hasta las pinturas murales que cubren las paredes de este lugar sagrado.
Iglesia que empezó a construirse en 1702, para luego ser consagrada con el nombre completo de “Nuestra Señora de Jerusalén” el 12 de febrero de 1708.
Este es un templo bellísimo de una sola nave, muy rico en pinturas coloniales -33 en total- y su incomparable retablo mayor de estilo barroco indo-hispano bañado de oro. Obra que fue mandada a trabajar por el cura José de Suero Gonzales y Andrade el año 1769, cuyo costo fue cubierto por el mismo religioso.
Junto a ese destacado retablo mayor, se aprecia el arco toral dorado con pan de oro, más el precioso púlpito barroco, mostrando cuatro obras en pintura que adornan el citado púlpito: “La oración del huerto”, “La flagelación”, “Camino al Calvario” y “El descendimiento”, pinturas pertenecientes a Melchor Pérez Holguín.
Otra de las magníficas obras que presenta el interior de esta iglesia, es el coro alto tallado en madera cedro, correspondiendo a comienzos del siglo XVIII. Separadamente se admira al costoso artesonado con exquisito policromado que se halla en la parte del presbiterio.
Luego, en cada una de las hornacinas del retablo mayor, se encuentran esculturas religiosas trabajadas en madera, identificando a San Felipe de Neri, San Juan Bautista, Jesús Triunfante, San Agustín, Santa Catalina de Siena, San Sebastián y la Virgen Titular del templo, más un crucifijo talla mayor que se halla próximo a la mampara del templo.
La portada de esta iglesia es de piedra labrada estilo barroco mestizo, con hermosas columnas salomónicas, mostrando racimos de uva y florones. En la parte superior hay cuatro columnas salomónicas pequeñas resguardando a tres hornacinas donde se encontraban las imágenes religiosas de Santa María de los Ángeles, San Felipe Neri y Santa Catalina de Médicis.
Finalmente se puede apreciar la torre de un solo cuerpo, de cuyo campanario cuelgan tres campanas broncíneas de mediano tamaño.
*Socio de Número de la Sociedad Geográfica y de Historia Potosí.
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