miércoles, 7 de noviembre de 2018

El legado de Ruibal



Julio César Ruibal llevó el mensaje del evangelio a grandes multitudes, como nunca, en países de Latinoamérica. Se recuerdan cruzadas de 70.000 y hasta 80.000 personas. También fundó la primera iglesia pentecostal en el país, denominada EKKLESIA, a partir de la cual se conformaron la mayoría de las congregaciones existentes en la actualidad.

Volver al primer amor, expresar el amor de Jesús al necesitado, depender del Espíritu Santo, reflejar la unidad del pueblo cristiano en actos de solidaridad y compañerismo ante las distintas congregaciones cristianas, es parte de la herencia que las nuevas generaciones recibieron del extinto pastor chuquisaqueño Julio César Ruibal, recordado en el Congreso de Jóvenes “Nuestro legado” que se desarrolló hace unos días en Sucre.

Según el creyente cristiano desde hace 46 años, Ramiro Terceros, el objetivo de ese congreso era que algunos de los “sobrevivientes” del avivamiento de 1972 en Bolivia (de los cuales él es parte) transmitan sus experiencias a los jóvenes, exhortándolos a que mediten acerca de que el cristianismo no solo consiste en predicar el evangelio.

En el evento, que se realizó en la Facultad de Economía de la Universidad San Francisco Xavier, se habló de las enseñanzas del pastor Ruibal, llamado “el Apóstol de los Andes” por la prensa secular en los setenta del siglo pasado.

El coordinador del grupo de hermanos de la época de Ruibal fue Javier Beltrán y el pastor a cargo del evento en Sucre, Joel Cuéllar.

El Congreso de Jóvenes, básicamente, consistió en una comunión entre personas que profesan la misma fe, fruto del primer avivamiento que hubo en Bolivia con el pastor Ruibal.

“En lo personal, vengo de la iglesia en Potosí ubicada en la calle Camacho 287, que en 1981 también vivió y experimentó la lluvia tardía de ese avivamiento”, comenta a ECOS Vladimir Carvajal, coordinador de contactos con ilgesias.

En esa época, continúa él, los estadios se llenaban de gente que decía recibir sanidad y milagros, “como consta en los récords de los periódicos de entonces”.

La obra de Ruibal

Ruibal nació en Sucre: fue hijo de César Augusto Ruibal y Betty Heredia. A los 16 años migró a Estados Unidos, donde terminó sus estudios de bachillerato e inició los de Medicina.

Terceros comenta que Ruibal, en 1971, se convirtió al cristianismo por medio del ministerio de Kathryn Kuhlman, en EEUU, donde hasta hoy destaca el predicador Benny Hinn.

Comenzó su propio ministerio a los 19 años y, desde aquel día, introdujo el movimiento pentecostal en Bolivia. Empezó a servir acompañado de un grupo de unos 200 jóvenes, de entre 14 y 20 años de edad, “conmocionando con el derramamiento del Espíritu Santo, con señales, sanidades y milagros”.

Ruibal llevó el mensaje del evangelio a grandes multitudes, como nunca, en países de Latinoamérica. Se recuerdan cruzadas de 70.000 y hasta 80.000 personas. También fundó la primera iglesia pentecostal en el país, denominada EKKLESIA, a partir de la cual se conformaron la mayoría de las congregaciones existentes en la actualidad.

Según Terceros, el denominado “avivamiento” empezó en pequeñas reuniones, en casas particulares, y continuó en el cine Monje Campero, el coliseo cerrado y el estadio Hernando Siles, en La Paz.

“En una ocasión se sacó una volqueta llena de bastones, muletas y sillas de ruedas que pertenecían a las personas curadas”, asegura él.

Este grupo de hermanos tuvo su mejor momento entre septiembre de 1972 y marzo de 1973. Luego, perdió impulso.

Por entonces, Ruibal hizo una serie de viajes a Colombia, donde también fundó una iglesia pentecostal. Hasta que el 13 de diciembre de 1995, durante la guerra declarada por Pablo Escobar Gaviria a Colombia, Ruibal fue acribillado a balazos en la puerta de la iglesia que fundó, por predicar en Cali contra el narcotráfico y sus sicarios. “De Ruibal hoy queda la iglesia en Cali, su viuda y sus dos hijas”, complementa Terceros.

Se considera como un legado de Ruibal el dar a conocer que, después del movimiento protestante, tuvo lugar la Iglesia Pentecostal, cuya característica principal es el bautizo en el Espíritu Santo mediante la imposición de manos. De esa forma se recuperó la manera en que se originó la iglesia apostólica a partir de Pentecostés, dice él.

“Un nuevo aliento”

El pastor Joel Cuéllar, del Movimiento Cristiano Central (MCC) de las Asambleas de Dios de Bolivia, dice que el propósito del reciente congreso fue llevar un “nuevo aliento” al pueblo cristiano, principalmente a los jóvenes de la comunidad cristiana.

“Quien no conoce los hechos que se suscitaron en 1972, la trascendencia en ese tiempo salió de nuestras fronteras. La manifestación de un pueblo boliviano que creía en Dios era totalmente evidente con sanidades, milagros y prodigios que eran tan tangibles, que fueron publicados por los medios de comunicación masivos radiales y televisivo, por Canal 7”, recuerda él.

Afirma que en el encuentro de Sucre, los jóvenes, anonadados, parecían vivir los momentos que los protagonistas de aquel entonces experimentaron en su fe en 1972. Una de las razones por las que Gabriel Calderón, Oscar Barrón, Ramiro Terceros y Javier Beltrán llegaron a la Capital fue pasar la posta a una nueva generación.

“El mensaje central de los hermanos fue desafiante pero a la vez sencillo, sin nada de secretos o bemoles que interpretar. Por ejemplo, volver al primer amor, expresar el amor de Jesús al necesitado, depender del Espíritu Santo, reflejar la unidad del pueblo cristiano en actos de solidaridad y compañerismo ante las distintas congregaciones cristianas de la ciudad”, refuerza Cuéllar.

Su iglesia está ubicada en la calle Loa 865, frente al colegio Don Bosco, en Sucre. Los domingos alquila el salón de eventos de El Alfarero, en la Aniceto Arce 262, donde se realizan dos reuniones: una a las 16:30 y otra a las 19:00.

Avivamiento

“La iglesia actualmente está muerta. Perdió su esencia de organismo vivo y se convirtió en una organización bien administrada que funciona bajo parámetros humanos, organizando Planes Operativos Anuales (POAs), presupuestos, organigramas, curvas salariales, jerarquías, cursos de capacitación, talleres, prédicas y otros”, señala Terceros.

Él considera que espiritualmente solo se necesita de fe y sometimiento a la autoridad del Espíritu Santo. “En realidad, un avivamiento es el funcionamiento normal de la iglesia”, sostiene.

Piensa que se puede recuperar ese avivamiento pidiendo a Dios su misericordia y creyendo con fe que llegará (el avivamiento) para enseñar a vivir con el Espíritu Santo entregando todo a Dios.

Terceros, a nombre de los “sobrevivientes” de la época de Ruibal, manifiesta que ellos no tienen congregación ni quieren fundarla. Tampoco está en sus planes fungir como pastores ni postular a ningún cargo dentro de cualquier iglesia.

“Lo que queremos es animar a los jóvenes a volver al primer amor y al servicio de Dios de forma incondicional. Y decirles que respetamos a los hermanos que no aceptan nuestros criterios y que, pese a las diferencias que podamos tener, no dejaremos de amarlos”. •

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