Los actos litúrgicos de la Semana Santa se inician con el Domingo de Ramos, desde la mitad del siglo XX, costumbres que se mantienen en nuestra ciudad como a nivel mundial con distintas características a las actuales, como se describe en el artículo "Hechos y recuerdos de la antigua Semana Santa", escrito por Edson Amilcar López Aquino, publicado en la revista Historias de Oruro en su sexta edición.
De la publicación rescatamos que el Domingo de Ramos en esa época provocaba que la población llene las calles de la ciudad para realizar la compra de artículos elaborados o fabricados por las señoras que llegaban de las provincias.
Algunos artículos que sobresalían en esa época eran los trabajos manuales elaborados con las hojas de las palmas y ramas que eran trenzadas para luego ser bendecidas, aunque se aprovechaba para realizar otros elementos que incluso eran utilizados por niñas y adultas.
Entre estos trabajos que se hacían, se apreciaban hermosas carteritas, bolsitas y aretes para las niñas, para las jovencitas y señoras se confeccionaban collares, anillos y hermosos aretes más conocidos como "jayuchos", es decir aretes de la chola antigua que llamaban la atención por su belleza.
Una vez que se obtenían estos elementos las mujeres ingresaban a las celebraciones eucarísticas, que eran colmadas por toda la población que se daba cita a los distintos templos, edificados en esa época.
Comprados los adornos y los ramos eran bendecidos en las misas, celebradas en latín, idioma que no entendían los pobladores por lo que rezaban sólo el Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
En el artículo rescatado por la versión de Fernanda viuda de Fernández, la diferencia era notoria en esa época, puesto que los denominados como "gente bien", por tener mayor posibilidad de recursos económicos, participaban de los oficios religiosos en la Catedral; mientras que la población humilde, asistía a otros templos donde se sentía mejor y no era mal vista.
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