viernes, 13 de abril de 2012

Benedicto XVI confesó en 1978 que el papa "debería ser un italiano"

El papa Benedicto XVI confesó en una entrevista en junio de 1978, poco antes de la muerte del pontífice Pablo VI y del cónclave -en agosto- donde fue elegido papa Juan Pablo I, que lo más conveniente para la Iglesia católica era que su representante máximo fuera de nacionalidad italiana.

"No sería favorable a un papa no italiano", dijo Joseph Ratzinger, que por entonces era cardenal de la diócesis de Múnich en su Alemania natal.

La entrevista, que será emitida de nuevo mañana por la televisión italiana Tg2 con motivo del 85 cumpleaños del pontífice alemán, recupera las reflexiones de Joseph Ratizger, que ya a finales de la década de los setenta despuntaba como uno de los líderes espirituales de la Iglesia.

"Creo también que actualmente, considerando los sentimientos nacionalistas que continúan existiendo en la humanidad y entre los cristianos, lo más neutral sería seguir la costumbre de los siglos pasados y elegir un papa de este país, a fin de que, respetando la tradición, no confiera a su cargo un trato político o nacionalista", señaló el papa alemán.

El reportaje, que los responsables de la cadena han llamado "Benedicto se explica", recoge además testimonios de sus compañeros de clase y del seminario, así como las opiniones de sus colaboradores más cercanos a día de hoy y de voces relevantes dentro de la Iglesia italiana.

Entre las personalidades eclesiásticas que participan en este programa están el arzobispo de Milán, Angelo Scola, el de Génova, Angelo Bagnasco, el obispo emérito de Ivrea (norte de Italia), Luigi Bettazzi -al que hace un mes el portavoz vaticano Federico Lombardi desmintió cuando afirmó en una entrevista que Benedicto XVI quería dimitir-, y el jefe de la seguridad pontificia, Domenico Giani.

Aunque Benedicto XVI opinó en 1978 que "el papa debería venir del contexto en el que se coloca esta Iglesia local, por lo que debería ser un italiano", no excluyó tampoco la posibilidad de que en el futuro hubiera pontífices no italianos.

"Digamos que en líneas generales podría suceder. En el pasado ya ha ocurrido. Personalmente no estaría muy a favor", sostuvo entonces Benedicto XVI, quien argumentó que el peso del cargo local del papa, que además de ser "responsable de la Iglesia en el mundo", es "el obispo de Roma" suponía una responsabilidad tal como para justificar su opinión.

La muerte del papa italiano Juan Pablo I -después de un breve pontificado de 33 días- el mismo año de esta entrevista llevó a la cabeza de la Iglesia católica al polaco Juan Pablo II, al que sucedió el propio Ratzinger.

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