A dúo con las campanas de la Catedral, las del campanario chiquitano, construido en la entrada del parque Mutualista, se estrenaron anoche a las 23:10 para anunciar la llegada del papa Francisco. Fue la recompensa para miles de personas apostadas a lo largo de los 3,5 kilómetros del Cambódromo, que habían soportado largas horas de frío para ver al Sumo Pontífice en su primer paseo en Santa Cruz.
Resguardado por un amplio cuerpo seguridad, el Santo Padre descendió del vehículo cubierto que lo condujo desde el aeropuerto de Viru Viru hasta el octavo anillo y, repartiendo sonrisas, abordó el flamante papamóvil. Un mar de pañuelos blancos saludó el inicio del recorrido al grito de "¡Te queremos, Papa, te queremos!”.
Aunque los fieles habían aguardado paciente y ordenadamente durante todo el día, al paso del papamóvil las emociones fueron tantas que algunos intentaron burlar la guardia de 16.000 jóvenes voluntarios, 10.000 policías y decenas de "hombres de negro”.
Diversos grupos -desde macheteros hasta los Niños del padre Alfredo- portaban pancartas realizadas amorosamente, con mensajes como: "Bendícenos, Papa”, "Francisco, rezamos por ti”.
Bullangueros e inconfundibles por sus sombreros de sao, los 30 miembros de JUFRA (Juventud Franciscana) se emocionaron al ver pasar a Francisco en el papamóvil. Habían llegado desde el barrio 25 de Diciembre del Plan Tres Mil a las 5:30 de la madrugada de ayer, y durante todo el día y parte de la noche esperaron el encuentro. "Pasó rápido pero me parecía que el Papa brillaba”, comentó eufórico Luis Chirimbaqui. A su lado, la compañera Karen Vaca, universitaria de 22 años y líder de JUFRA, reforzaba su admiración por Francisco: "Somos jóvenes y, como dice el Papa, vamos a hacer lío. Él es el enviado de Dios y ha cambiado muchas vidas con su ejemplo de vida”.
La hermana María Leticia, de las Siervas de la Encarnación, vio pasar al Santo Padre dando saltos de alegría. "El Papa viene a confirmar la fe. Él es nuestro pastor, aquel que guía nuestra Iglesia, nuestro caminar”, evaluó después, cuando la marea de emociones se alejó con la comitiva papal. "Ahora nos estamos preparando para mañana, para escuchar en la liturgia el mensaje del Santo Padre.
En los 28 minutos que duró el paseo de Francisco por el Cambódromo sonaron tambores, flamearon miles de pañuelos blancos y se tomaron incontables fotografías. "Lo más importe es que nos unimos todos como los hermanos en Cristo que somos. Pasó lo mismo cuando llegó el papa Juan Pablo II. Ese es un milagro de Dios”, evalúo doña María Rosario Ruíz, quien, a sus 76 años, no duró en apostarse en la vía desde mediodía en espera de Francisco.
A las 23:33 -después de una jornada maratónica en Ecuador, El Alto y La Paz-, el Papa llegó a la casa del cardenal Julio Terrazas donde pasó la noche. Bajó del papamóvil con paso lento pero firme, nunca dejo de saludar a los fieles, nunca escatimó una sonrisa. Hoy, el Sumo Pontìfice dará una misa masiva en el Cristo Redentor.
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