El reloj marca las 18:34 y el papamóvil hace su paso por la llamada curva del diablo de la autopista. "¡Bienvenido papa Francisco te da la cosmovisión andina!”, corea un grupo ubicado al costado de la vía. Queda la duda de si el Pontífice escucha la salutación, ya que su vehículo recorre la vía de forma rápida.
"Le hemos dado la bienvenida a la rápida”, cuenta entre risas Adriana, presidenta de la Asociación Waca Katari. Este grupo de personas se reúne los martes y viernes para hacer ofrendas a la waca (sitio sagrado) en este sitio.
Cinco metros más abajo está don Carlos, quien, identificado con un poncho andino y agitando una whipala, sonríe mientras ve pasar a Francisco a una velocidad que no esperaba. El hijo de Carlos fue quien decidió que la familia presencie el momento desde aquí.
"Mi hijo me ha hecho venir hasta aquí. Quería conocer la curva del diablo y también al Papa”, explica este creyente.
El día comienza a oscurecer. Celeste, integrante de Waca Katari, aún sorprendida por el paso fugaz del papamóvil, lamenta no haber visto a la máxima autoridad católica por más tiempo.
"No sé qué han pensado que le íbamos a hacer al Papa, si le estábamos esperando con tanto cariño. Fueron 10 días de vigilia y no le hemos visto casi nada”, afirma Celeste.
Apenas el auto se pierde en la siguiente curva, don Carlos y su hijo se retiran -whipala en mano- y bajan hacia La Paz. Mientras, Adriana y Celeste, junto a otras ocho personas, esperarán a que el Pontífice retorne, para también saludarlo a su vuelta rumbo al aeropuerto.
Un letrero que dice "Bienvenido a Bolivia papa Francisco. Te da la bienvenida la asociación Waca Katari por un Estado con Justicia, igualdad e inclusión social”, se lee junto al grupo de habituales ofrendadores de la Pachamama y de figuras como "el Tío”.
"Todos somos uno en la fe, sólo que con diversidad de creencias. Todos creemos en Dios, no somos hijos del diablo como dicen muchos”, asegura Adriana.
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