Son las 18:53, es la zona del Obelisco. Todas las aceras están atestadas de fieles que eufóricos gritan y alzan sus manos; algunos con celulares para tomar una foto; otros como esperando recibir algo del cielo. "Y pensar que hay gente no tan católica y tiene mejores lugares”, dice molesto un adolescente, tratando de ver entre los brazos.
Los rostros de aquellos que esperaron por horas la llegada de Francisco están llenos de frustración y aburrimiento. De pronto, un niño en hombros, con disfraz de elefante, grita: "¡Un auto, es el Papa!”; y el papamóvil se divisa. Baja por la Mariscal Santa Cruz. "¡Está ahí!”, "¡Es él, es él!”, empieza a escucharse entre el griterío de los católicos.
Encima del monumento del Soldado Desconocido, las personas agitan banderas blancas que llevan la figura del rostro del Santo Padre. Otros, parados en los alféizares de las ventanas del Ministerio de Planificación para el Desarrollo, saltan y sacuden las manos a modo de saludo. Un hombre frente a la oficina de Ecobol alza de arriba abajo un cartel. "Diga el débil fuerte soy, diga el pobre rico soy”, indica su inscripción.
Policías, efectivos de las Fuerzas Armadas y guardias municipales -antes atentos a la gente- giran sus rostros para ver a Jorge Bergoglio. "¡Agáchense!”, les grita un viejito iracundo.
Los ecos de los cánticos y la música se escuchan distorsionados por el barullo de la gente. El carro del Santo Padre y los de toda su comitiva bajan rápido y giran para subir la Ayacucho. "¡Papa!”, "¡Te amamos Francisco!”, "¡Bendícenos, señor!”, vociferan los asistentes.
La multitud se encuentra en una histeria colectiva. Tres mujeres se abrazan entre oraciones y llanto. "Sentí una paz tremenda”, cuenta una señora a otra con la palma puesta en el pecho. "¿Viste qué linda era su batita blanca?”, responde su acompañante.
No obstante, nunca falta el que está molesto. "Pasó como una bala, apenas lo vi. ¡Después de esperarlo tanto!”, manifiesta con amargura un señor. Una serie de globos blancos flotan frente a la facultad de la UMSA, todo pasó en un instante.
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