jueves, 9 de julio de 2015

#PapaenBolivia En intercambio de regalos destaca sencillez del Papa

En Palacio, el presidente Evo Morales y el papa Francisco intercambiaron obsequios. Sencillo, como lo caracteriza, cuando le tocó entregar sus presentes, haciendo notar una vez más el carácter humilde que le caracteriza, el pastor de la Iglesia Católica se disculpó con el Primer Mandatario, por la simplicidad de sus obsequios, pero le aclaró el significado que para él tenían.

Mientras en las afueras del Palacio de Gobierno, la gente lo esperó todo el día y lo vio por breves instantes a su ingreso y pedían en coro, “que salga al balcón”, al interior de la casa de Estado, Morales y el pontífice habían iniciado una corta platica protocolar.

Al término de la misma, el Primer Mandatario invitó a la prensa para que presencie el intercambio de regalos.

Morales hizo entrega al papa Francisco de una réplica de la oz y el martillo tallado en madera por el mártir de la democracia, el padre Luis Espinal, además que antes le había condecorado con la cruz del mismo nombre.

Fueron más de cinco los presentes que Morales entregó al Sumo Pontífice.

Sin embargo, cuando fue el turno, de Francisco, lo primero que hizo fue disculparse por no hacer el mismo tipo de presentes y señaló que los suyos eran más sencillos y recomendando el significado que para él tenían, le entregó a Morales, un cuadro con la imagen de la virgen María y el niño Jesús en sus brazos, que al mismo tiempo lucían mantos sencillos y oscuros.

Luego, Francisco, le entregó también un par de libros, de los cuales recomendó su lectura.

Fue corto el acto, enseguida Francisco y el primer mandatario se dirigieron a la Catedral Metropolitana donde su santidad, entre otras varias recomendaciones a los gobernantes, los halagos a la geografía de La Paz maravillosa, mencionó su pensamiento sobre el mar para Bolivia, que causó júbilo y fue celebrado con aplausos de toda la gente presente en Plaza Murillo.

A su salida, uno de los últimos actos de sencillez característicos de Francisco, y sobrepasando la terquedad de la seguridad nacional, rompió el protocolo y se acercó a saludar a una anciana y una joven que en sillas de ruedas lo esperaron a las afueras de la Catedral y recibieron su bendición.

Luego, por última vez, saludó a los paceños que se mantuvieron pacientes durante toda la jornada a la espera de su bendición.

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