La Iglesia de Chile hizo ayer un histórico pedido de perdón y asumió sus culpas por su falta de reacción ante las denuncias de abuso sexual a menores, en medio de dos sonados casos que involucran a un influyente sacerdote y una madre superiora.
“Les ofrecemos humildemente nuestra petición de perdón y el apoyo que podamos darles además de nuestra oración. Extendemos nuestra petición de perdón a toda la comunidad eclesial por el mal ejemplo dado por algunos de sus ministros”, según una declaración de la Conferencia Episcopal chilena.
“Reconocemos que no siempre hemos reaccionado con prontitud y eficacia ante las denuncias. Manifestamos nuestra cercanía y solidaridad con las víctimas de estos abusos y con sus familias, y hacemos nuestros sus sufrimientos”, agregó el texto de los obispos.
La declaración se da en medio del revuelo generado por las denuncias de abuso sexual de menores en los años 80 de parte del sacerdote Fernando Karadima, uno de los más influyentes de la Iglesia chilena, y de Sor Paula, la ex madre superiora de la Congregación Las Ursulinas, a cargo de dos exclusivos colegios de Santiago. Ambos casos generaron especial revuelo en Chile.
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