jueves, 14 de abril de 2011

Ayuno, penitencia y confesión pierden fuerza

R. Escobar y D. Moreno

Gregoria Michel, de 51 años, aún recuerda cómo celebraban la Semana Santa en su natal Zudáñez (Chuquisaca). Durante 15 días había que doblar la rodilla y rezar padrenuestros y ave- marías, y los últimos tres días (jueves, viernes y sábado) eran de ayuno total. Además, todas las muchachas del pueblo debían recoger flores del campo para preparar los altares de las 14 estaciones. “Mis padres nos inculcaron mucha fe y devoción, pero ahora las cosas han cambiado y no me explico por qué”, dice la mujer.
Así como Gregoria, muchos católicos de Santa Cruz coinciden en señalar que la celebración de Semana Santa en la actualidad ya no es la misma, pues, por ejemplo, en Viernes Santo ya no se escucha solo música clásica en las radioemisoras, hay gente que consume carne roja y bebidas alcohólicas en Viernes Santo, y que no pisa los templos.
El ayuno, la penitencia y la confesión, para rememorar la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, son solo algunas de las cosas que poco a poco se han ido perdiendo. Por el contrario, va ganando fuerza la venta de los huevos de Pascua, los ‘juntes’ de jóvenes y los viajes al campo para aprovechar el ‘feriado largo’.
Marina Gutiérrez, directora del nivel inicial del colegio José Malky, cree que el problema está en la familia, pues los padres no están sabiendo cultivar la parte espiritual de sus hijos. “La juventud entretiene su mente en cosas como la Internet, el celular y la televisión, entonces, si la familia no inculca, ellos por sí solos no lo van a hacer”, remarcó.
Según Gutiérrez, es por este motivo que el colegio, desde hace varios años organiza la celebración del via crucis con la participación de los vecinos de la zona. “Antes la participación de los feligreses eran cuadras y cuadras, ahora somos pocos”, contó la directora de secundaria, Kitty Osinaga.
Mirtha Melgar (57), una vecina, cree que otro aspecto que está influyendo es la aparición de muchas religiones, lo que hace que muchos católicos ya no practiquen las tradiciones de la Semana Santa.
Para Delia Ruiz (52), también católica, los hijos varones son quienes más se resisten a practicar los actos religiosos, aunque en su caso, les inculca los valores espirituales. En Viernes Santo, ella prepara 12 platos de comida como su mamá le enseñó. Mientras tanto, Rosa Nancy Merino añora los años cuando su madre y su abuela acostumbraban visitar 12 parroquias, ayunar y participar del vía crucis.
Los jóvenes tienen una opinión distinta a la de los mayores. Por ejemplo, Mariela Soto (16), estudiante, opina que las misas son aburridas, pero que acompaña a su madre a la Iglesia porque su padre así se lo ordena; sin embargo, otras jóvenes, como Rommy S., de 21, dicen que cuando eran pequeñas, todos los años participaban activamente de la celebración.
Al respecto, el sacerdote español Pepe Cervantes, que presta sus servicios religiosos en una parroquia del Plan Tres Mil, afirma que la pérdida de los valores cristianos se debe a que el nivel de evangelización es todavía escaso tanto en Santa Cruz como en todo el país. “No hay un nivel de concienciación de lo que significa un aspecto fundamental de la vida de la gente que es la celebración del triduo pascual, que es el momento más importante en la vida de los cristianos”, dijo.
A su vez, Álvaro Puente, ex sacerdote jesuita, sostuvo que siempre ha sido relativamente pequeño el número de los católicos realmente practicantes de la fe religiosa y que mucha gente da por sobrentendida esa relación con Dios.
Para Puente no es tan vital demostrar la fe, sino que lo elemental es acatar los mandamientos de Dios en la vida diaria. “Lo esencial es que se viva realmente el amor a los demás, el servicio a los demás, la corrección. No es por decirle a Dios que lo queremos que estamos bien, sino por cumplir su mandamiento de tratarnos bien, de respetarnos y de amarnos unos a otros”, acotó.

La familia está enferma
Richard Marcelo Romero | Teólogo y comunicador católico
El problema comienza en la familia. Nuestros abuelos, en Santa Cruz, siempre enseñaron el respeto que hay que tener a la Semana Santa. Pero estas nuevas generaciones están perdiendo el misticismo y la entrega a la fe religiosa. La familia está enferma y necesita ahora a Jesucristo más que nunca, para que nuestros jóvenes se formen valorando esta festividad, que es el centro de toda la cristiandad.
Y los jóvenes no valoran la Semana Santa, este triduo pascual, porque no se les enseña los principios cristianos desde niños.
Sin embargo, no todo está perdido. Por ejemplo, Radio Betania ha convocado a 1.000 jóvenes que están en un retiro espiritual por cuatro días, ellos buscan a Cristo Jesús, buscan su reconversión y se están acercando a Dios con valores humanos y con la doctrina del cristianismo para ser la semilla y el fundamento de la sociedad cruceña y boliviana.
Como dijo Jesús en una de sus parábolas, la semilla cae en diversos lugares, a veces en áreas de piedra y en tierra fértil. Esos jóvenes que salen a diferentes sitios para divertirse están confundidos y buscan solo diversión.
Sin embargo, en algún momento Dios los va a llamar, y lo hará de diferentes formas, a través de problemas o cosas buenas, y ahí se van a dar cuenta de que existe algo más allá, simplemente al confiar en que hay un Dios que lo puede todo.

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