El papa Francisco protagonizó algunos momentos anecdóticos en su visita a Ecuador, que vivió con la espontaneidad y sencillez que le caracterizan.
A su llegada a Quito al salir del avión de Alitalia, el fuerte viento le jugó una mala pasada y su solideo voló por los aires. Francisco no perdió su sonrisa por el incidente.
En Guayaquil sufrió un pequeño resbalón al moverse del altar al atril para dar su sermón en la primera misa campal de su gira latinoamericana. Los sacerdotes cercanos se apresuraron a ayudarle y evitaron que llegara al suelo. El presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, Fausto Trávez ha sido su permanente compañía en sus desplazamientos en el país. A su retorno a Quito desde Guayaquil, Francisco tuvo que esperar unos minutos sentado en su automóvil al prelado. Lo hizo sin molestia, aunque sus guardias empezaron a ponerse tensos.
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