El nuevo catecismo de la Iglesia Católica para los jóvenes, conocido con la moderna sigla “YouCat”, ya está listo y estará disponible también en la web para los participantes en la XXVI Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), que se realizará en Madrid del 16 al 21 de agosto.
La nueva versión del catecismo católico pensada para los jóvenes tiene un prefacio de excepción: en sus primeras páginas el papa Benedicto XVI explica el sentido, la historia y los motivos de esta iniciativa que espera se convierta en motivo de estudio y diálogo entre los jóvenes, incluso en internet.
El texto será presentado el próximo 13 de abril en la sala de prensa vaticana. El Papa se plantea preguntas como “¿está superado el cristianismo en cuanto tal?” y refuta la idea de que el catecismo no interesa a la juventud actual, por ser presuntamente demasiado “superficial”.
“No es tan superficial como se la acusa de ser , los jóvenes quieren saber en qué consiste la vida realmente”, dice el Papa.
“Una novela policial -agrega- es fascinante porque nos involucra en la suerte de otras personas, pero que podría ser también la nuestra; este libro es fascinante porque nos habla de nuestro destino y concierne de cerca a cada uno de nosotros”.
La historia que llevó hasta el nuevo “YouCat” comienza con la crisis de la Iglesia en los años 80, e involucró personalmente al entonces cardenal Joseph Ratzinger y actual Benedicto XVI.
El propio Papa lo explica en el prefacio: “YouCat” nace de un fragmento del Nuevo Catecismo que Juan Pablo II quiso en los años 80 para realfabetizar a los creyentes. El encargo de coordinar el grupo de trabajo fue dado a Ratzinger.
“Era un período difícil para la vida de la Iglesia, así como para la sociedad mundial, durante el cual se pensó en la necesidad de nuevas orientaciones para encontrar un camino hacia el futuro”, escribe el Papa en el prefacio, tras aconsejar a los jóvenes la lectura de este “libro extraordinario”.
“Tras el Concilio Vaticano II y en el cambiado ambiente cultural -cuenta Benedicto XVI- muchas personas ya no sabían correctamente qué debían creer realmente los cristianos, qué enseñaba la Iglesia, o si podía simplemente enseñar algo”.
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