martes, 12 de marzo de 2013

El nuevo Papa deberá afrontar grandes retos

El sucesor de Benedicto XVI tendrá que afrontar importantes retos dentro de la Iglesia, como son una mayor colegialidad, la reforma de la Curia romana, para hacerla más eficaz y transparente, y potenciar la nueva evangelización en un mundo cada vez secularizado.

El próximo pontífice deberá proseguir con el desarrollo del Concilio Vaticano II, que no está agotado, y potenciar el ecumenismo en aras de la unidad de los cristianos. Deberá afrontar, asimismo, los casos de clérigos pederastas, siguiendo las líneas de tolerancia cero adoptada por Benedicto; la escasez de vocaciones; el celibato sacerdotal; una mayor presencia de la mujer en las instituciones de la Iglesia Católica y, sin duda, la mejora de las relaciones con el Islam y sobre todo con los judíos.

En un mundo cada vez secularizado, donde la religión, como denunció en numerosas ocasiones el papa Ratzinger, se pretende relegar al ámbito privado, el 226 sucesor de San Pedro deberá trazar las líneas para recuperar ese espacio y tendrá que contar con una mayor participación laica complementaria.

El próximo Papa tendrá que canalizar las propuestas de los prelados, entre ellas una catequesis adecuada y el uso de nuevos lenguajes para mostrar a Cristo. La Iglesia que se encontrará tiene pendiente el tema de la colegialidad, es decir la relación entre la Curia y los episcopados nacionales, uno de los puntos que quedaron sin resolver en el anterior papado.

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