domingo, 17 de marzo de 2013
El cardenal sudafricano aboga por los sacerdotes pederastas
El cardenal sudafricano, Wilfrid Napier, afirmó que los pederastas deben ser tratados como “enfermos” y no como criminales, en una entrevista en la BBC difundida este sábado.
“De acuerdo con mi experiencia, la pederastia es realmente una enfermedad, no es una cuestión criminal, es una enfermedad”, aseguró el arzobispo de Durban, uno de los participantes del cónclave que eligió al papa Francisco.
“Es una enfermedad psicológica. ¿Qué hacen ustedes ante la enfermedad? Hay que intentar curarla. Si yo, como individuo normal, decido conscientemente violar la ley, debo ser castigado”, añadió el arzobispo de 72 años, quien es conocido por sus posiciones conservadoras.
A principios de 2000, Napier fue criticado por su pasividad frente a un escándalo de curas pederastas, al negarse a expulsarlos de la Iglesia sudafricana.
El cardenal indicó que conocía a dos sacerdotes, víctimas de abuso sexual en la infancia, que luego se convirtieron en pederastas.
“No me digan que esas personas son penalmente responsables al mismo título que alguien que escogió hacer eso”, dijo Napier durante la entrevista.
“No creo que se pueda pensar que una persona merece ser castigada, cuando ella misma fue herida”, añadió.
Barbara Dorries, agredida en su infancia por un cura pedófilo y miembro de un grupo de víctimas con sede en Estados Unidos, respondió a Napier: “Que sea una enfermedad, quizá; pero es también un crimen y los crímenes deben ser castigados, los delincuentes deben responder por sus acciones pasadas y presentes”.
Protección. “Los obispos y los cardenales cubrieron estos crímenes y permitieron que los depredadores sigan actuando, que no sean arrestados, guardaron esos actos como un secreto en la Iglesia Católica”, denunció Dorries.
Desde finales de los años 90, la Iglesia Católica fue sacudida por denuncias relativas a delitos de pederastia cometidos por miembros del clero.
Los casos más numerosos y sobre los que más informes se han realizado proceden de Estados Unidos, Australia e Irlanda y, más recientemente, en Alemania, Holanda y Austria.
La mayoría de los abusos se presentaron en seminarios sacerdotales, escuelas y orfanatos en donde niños y adolescentes estaban bajo el cuidado del clero.
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