sábado, 3 de noviembre de 2012

Masiva afluencia a pesar del aguacero matinal

A poyada a su bastón y cargando un clavel color rojo en la mano izquierda, la señora Peregrina Pérez de 94 años de edad, desafió al clima variable que se presentó ayer en la ciudad, para llegar al reencuentro con su esposo y su hijo quienes pasaron a mejor vida hace 12 años y cuyos restos reposan en el cementerio La Cuchilla.

"Lo hago cada año y no dejaré de hacerlo en tanto Dios y mis piernas me lo permitan. Ellos nunca me abandonan desde el cielo y hoy que vienen a mi no los dejaría solos aunque haya tormenta", dijo la anciana natal de Vallegrande, que llegó acompañada por tres de sus hijos a este campo santo .

"Cuando Dios se los llevó, no podía comprender la manera en que lo hizo y pese a que trato de resignarme, mis sentimientos me ganan para no poder hacerme la idea de que los perdí", dice con la voz entrecortada la anciana mientras asienta el clavel y prende una vela junto al retrato de sus seres queridos que fallecieron tras un fatal accidente.

En circunstancias diversas los sentimientos fueron uno. Al igual que ella, miles de familias llegaban hasta ayer a este como otros cementerios de la ciudad en conmemoración al día de los difuntos.

Si bien la intensa lluvia que se produjo desde la madrugada y que se prolongó hasta casi el medio día, causó el desistimiento de muchas personas de los campo santos por la mañana, aunque por la tarde las visitas empezaron a colmar los espacios sagrados hasta altas horas de la noche.

Sin embargo, los que sintieron aún más las complicaciones del clima fueron aquellas personas que tienen sus difuntos en cementerios que no son administrados por el municipio ya que agua caída no fue una buena combinación con la maleza que había acumulada ante la falta de mantenimiento.

Pese a las circunstancias, mucha gente humilde supo hacerle frente a los obstáculos que no evitaron los sentimientos y recuerdos por los seres que perdieron.

Tal es el caso de la señora Bior Melgar que llegó hasta el cementerio Isuto, ubicado en el barrio Oriental.

Acompañada de sus dos hijos menores y con un paquete de velas la mujer aprovechó el escaso tiempo del que disponía para elevar una plegaria a su pequeño Kevin, a quien perdió hace 14 años "En un principio no comprendí la razón de su partida, pero luego comprendí que Dios lo eligió para que me ilumine desde arriba y para ayudarme a proteger a mis niños", expresó la joven madre.

Entre controles y creencias la gente honró a sus difuntos. Entre tanto las celebraciones en los cementerios municipales de la ciudad se celebraba en medio de una diversidad de creencias y ritos que dejaron en claro el sincretismo que hay en el departamento, pues además de oraciones, flores y velas, la música la comida y hasta bebidas (pese a su prohibición), fueron la mejor manera de manifestar los sentimientos y nostalgias por la partida de aquel ser que dejó de existir para el mundo.

Tal es el caso del cementerio La Cuchilla, donde los costumbres y creencias estuvieron por encima de los controles y prohibiciones que estableció el Municipio.

"Se debe respetar las normas, pero también se deben respetar las costumbres y creencias de las personas que queremos manifestar nuestro amor hacia las almas que ya partieron", dijo Delina Vela, una de las tantas personas que preparó una ritos que implicaban la entrega de masitas y alimentos a quienes eleven una plegaria por su familiar.

La mujer también contrató un músico para que entonara los ritmos que gustaban a su progenitora en vida.

Finalmente reinó la abnegación hacia los difuntos.

Entre tanto, en los cementerios y jardines privados de la ciudad, se vivió una jornada tranquila aunque también marcada por el cumplimiento de las instructivas impuestos por las administraciones correspondientes.

Feriado santo
La fiesta también generó movimiento comercial y caos

La fiesta de Todos Santos fue una oportunidad para que muchas personas se reencuentren con el alma de sus seres queridos fallecidos. Sin embargo, esta festividad también significó una oportunidad para que muchas personas puedan generarse ingresos extras.

Las floristas, lideraron las ganancias. Sin duda que los comerciantes de flores fueron los más aventajados por la festividad, pues el bajo costos de los arreglos provocó una alta demanda de la gente para dar un aspecto estético de sus nichos y mauzoleos.

La oferta también fue excesiva, ya que el comercio de las mismas copó las calles y aceras cercanas a los cementerios.

La venta de velas fue otro de los negocios asegurados de los comerciantes ambulantes.

Sin embargo, el movimiento comercial que se generó no se limitó a las necesidades propias de la festividad ya que en los alrededores de los cementerios se vendían desde sombrillas e impermeables para la lluvia, hasta discos y juguetes para niños lo que complicó aún más el tráfico, el ingreso de las visitas.

Pese al control y la presencia de efectivos Policiales y Municipales, el tráfico se tornó caótico en horas de la tarde cuando se sucedió la mayor cantidad de visitas.

Vecinos hacen pesos extras Por otro lado los propietarios de las viviendas cercanas a la zona de alta afluencia, también aprovecharon para generar ingresos a través del alquiler de parqueos y baños.

Muchos también optaron por montar el comercio de comidas y bebidas que tuvieron buena demanda de los visitantes de cementerios.

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