En la festividad de Todos los Santos, las familias también se volcaron a ofrecer flores, oraciones, velas y masitas a sus difuntos en las apachetas que se construyeron en las principales avenidas de la ciudad.
Una de ellas fue Julia Mamani que le llevó flores y puso velas a su hermano Agustín, quien hace un año falleció en un accidente en la población de Vitichi (Potosí). Aunque sus restos están enterrados en el Cementerio de Lajastambo la familia le construyó una apacheta en la avenida Juana Azurduy de Padilla.
Según la tradición, las apachetas se construyen para las personas que fallecen en accidentes y las familias deben “trasladar” su alma a un lugar donde haya otras personas que murieron en las mismas circunstancias y también cerca de donde vive la familia, con el objetivo de que no sufra el alma.
“En lugares donde hay silencio, la almita sufre, incluso el diablo puede tentar y por eso nos lo traemos así nomás, sino llevamos un cura para que traiga aquí. En el campo nadie le puede visitar al alma, pero aquí sobre el camino siempre alguien se va a acordar”, explicó Luis Choque, otro doliente que ayer visitó a su familiar en la apacheta.
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