Antes, durante y después de la fundación, la Iglesia católica fue una de las entidades artífices para iniciar con los pobladores de la Villa Real de San Felipe de Austria la evangelización y la educación que se brindaba a los niños, aunque a través de obras pictóricas también a los adultos.
La población en su conjunto recibió con agrado este apoyo, pues desde el momento de la fundación de la Villa de San Felipe de Austria una misa de acción de gracias fue el preámbulo de tan importante fecha histórica.
Según se establece en el libro "Oruro en su Historia" de Ángel Torres Sejas, el miércoles 1 de noviembre de 1606, día de los santos, la Iglesia Mayor fue engalanada de arcos y flores, puesto que como parte del programa de fundación debía realizarse la misa mayor, motivo por el que desde muy temprano algunos vecinos acudieron para ocupar un sitio en el templo.
La misa fue celebrada por el vicario Martín Abbad Usúnsulo, oficio realizado en honor del Espíritu Santo, durante el mismo, el celebrante, con un misal abierto en una mano y la diestra con el signo de la cruz realizó el juramento de fundación de la Villa al licenciado Manuel de Castro y Padilla quien se encontraba de rodillas.
"Señor licenciado don Manuel de Castro i Padilla, oidor en la Real Audiencia de La Plata, pobladora en nombre del Rey, nuestro Señor é por Santa María su bendita madre, é por las palabras de los santos cuatro evangelios é por la señal de la cruz, que hará la población de la Villa que al presente se funda en este asiento como más convenga al servicio de Dios nuestro Señor i de su Majestad, bien i conservación de los vecinos i moradores i naturales, conforme á su obligación i hará i guardará todo lo que por razón de dicho cargo de su poblador debe hacer i cumplir?, si así hiciere Dios le ayude".
Castro y Padilla, ante expectante silencio, respondió: "Si juro y amén".
Tras pasar este importante acto y antes que la población abandonase la iglesia, alguien presentó un flamante estandarte de color damasco carmesí y se dirigió hacia el oidor Castro y Padilla para entregárselo y junto a Gerónimo Ondegardo y Francisco de Medrano para tomar de las puntas y de esta manera salir de la iglesia hacia la plaza siguiendo una procesión, tras lo cual el coro sacerdotal interpretó el himno Veni Sancte Spiritu.
Según la investigación realizada por algunos historiadores como Marcos Beltrán Ávila, José de Mesa y Teresa Gisbert, la población después de un año de haberse fundado la villa era entre veinte a treinta mil habitantes entre mineros, mercaderes, indios y otros que cumplían con sus deberes religiosos.
En la villa había una iglesia parroquial con un Vicario y dos curas españoles, un cura de Taipicala, un sacristán que a la vez hacía de capellán del cerro y ocho clérigos sacerdotes.
También existía el monasterio de Santo Domingo con cuatro religiosos sacerdotes, tres predicadores y un lego, que era una persona que no dependía de ninguna orden religiosa, asimismo, funcionaba el monasterio de San Francisco con seis sacerdotes y dos legos, el de San Agustín con tres sacerdotes y un lego.
Otra de las capillas que brindaba apoyo educativo y religioso a la comunidad era el templo de Nuestra Señora de las Mercedes, atendido por tres sacerdotes y un lego.
Por la fe que tenía la población de la villa, que se desarrollaba y progresaba por el movimiento minero que existía en el lugar, los templos fueron ornamentados a través de las donaciones de los fieles.
Como describe Ángel Torres Sejas, los primeros templos cambiaron de lugar, por ejemplo la iglesia parroquial ocupaba la manzana donde actualmente se encuentra el edificio de la Prefectura conocida actualmente como Gobernación, el de San Agustín una cuadra hacia arriba, sobre la calle Bolívar, mientras que el de Nuestra Señora de las Mercedes donde funciona actualmente el convento de los franciscanos.
Tiempo después, los religiosos de la Compañía de Jesús edificaron el templo matriz donde actualmente se funciona la Catedral.
Pasado el tiempo y después de 318 años, a través de una decisión eclesial se consagró a la ex Villa San Felipe de Austria conocida posteriormente como la ciudad de Oruro, al Sagrado Corazón de Jesús y se erigieron nuevos obispados en el territorio, acción criticada por algunos periódicos, pero que fue aplaudida por el matutino LA PATRIA que defendía la libertad de cultos.
Estas necesidades de brindar una mejor atención a la población para propagar la fe en Cristo se atendía en la Parroquia principal o Iglesia Matriz que era un edificio colonial donde habitaban los jesuitas, el restaurado templo del convento de San Francisco, San Miguel, Santo Domingo y San Juan de Dios.
Ocasionalmente se atendía en las capillas del Socavón, de la Virgen, Santa Ana y de Santa Bárbara, a cargo de los padres franciscanos.
También fue parte importante de la evolución religiosa de la ciudad la creación de congregaciones femeninas como las Hermanas de los Ancianos Desamparados, las hijas de Santa Ana y posteriormente las Hermanas Misioneras de la Cruzada Pontificia, congregación que tuvo un papel muy importante en nuestra historia, puesto que inició su actividad a beneficio de la población más desposeída, enfermos, alcohólicos, mujeres desamparadas y otros, labor que continúa hasta nuestros días gracias a las enseñanzas de la fundadora madre Nazaria Ignacia de Santa Teresa de Jesús March.
Es de esta manera como la iglesia aportó y aporta a la historia de nuestra ciudad, pues desde su fundación estuvo presente también en los hechos revolucionarios y toda la vida de la República que actualmente se conoce como Estado.
Varias órdenes religiosas tuvieron presencia importante en nuestra ciudad como los curas dominicos, franciscanos, jesuitas y otros, quienes se dieron modos con la finalidad de evangelizar, por este motivo se construyeron muchos templos que en el futuro incluso serían considerados como obras de arte arquitectónicas, puesto que en su interior se presentaban pinturas u obras de arte pictóricas con las que se ayudaban para lograr su cometido, es decir, a través de aquellas se mostraba a un Dios que les ofrecía una nueva vida después de la muerte.
Como apoyo a ese proceso de evangelización, sacerdotes y religiosas construyeron hospitales, escuelas, centros de capacitación, albergues, asilos y otros donde enseñaron a leer, escribir y darse cuenta de la realidad en la que vivían.
A pesar del trabajo realizado por las instituciones religiosas, en varias etapas de la vida republicana primó el interés político, que provocó por tanto, en los años en que se instaura la independencia, muchas de las órdenes religiosas se ven obligadas a dejar los trabajos sociales que emprendieron, muchos de ellos tuvieron que abandonar el país y otros fueron obligados a replegarse, por ejemplo en Chuquisaca, supuestamente porque en algunos conventos no existía el número suficiente de religiosos para continuar con su mandato.
Al paso de los años, se van construyendo nuevamente otros templos que dependen de la Diócesis de Oruro donde funcionan aproximadamente 15 parroquias, administradas por miembros de las órdenes religiosas y alrededor de una veintena de congregaciones a cargo de religiosas de distintas órdenes, todas distribuidas en toda la ciudad y otras que expanden su atención a las zonas rurales donde necesitan la presencia de religiosos que continúan realizando el trabajo de evangelización dando a conocer la Palabra de Cristo.
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