sábado, 10 de noviembre de 2012

Profetas de Dios

El maestro Kwen Khan, en su libro: "Samael Aun Weor, El Hombre Absoluto", nos dice lo siguiente:

"El esoterismo real de fondo hace una muy grande diferencia entre lo que son ADIVINOS y PROFETAS. Los Adivinos, como bien lo indica la partícula "a", son contrarios a lo divino. De tal modo que toda operatoria de adivinos está inspirada por corrientes antitéticas a lo divinal. Por el contrario, los Profetas son reconocidos por toda religión auténtica como "Varones de Dios" y es bien sabido que sus milagros proceden de la presencia de Dios (o Real Ser) en ellos".

El mismo Maestro Samael Aun Weor, en su libro: "Rosa Ígnea", Capítulo 15: nos da la clave para poder comprender como es que los verdaderos profetas tienen las facultades de videntes.

"Los Profetas son videntes de la Luz, Varones de Dios iluminados por el Espíritu Santo, y sus pronósticos son exactos porque sus glándulas pineal y pituitaria están totalmente iluminadas por el fuego sagrado.

Los Chelas de la Fraternidad Blanca son aprendices, son discípulos de los profetas, y por ello pueden servir de mensajeros de los profetas, y hablar palabras de los santos Maestros a los hombres.

Para ser Profeta se necesita recibir el Espíritu Santo. Los profetas son los Maestros de la Venerable Logia Blanca, teniendo como Maestro de Maestros al Gran Kabir Jesús de Nazareth.

Por el contrario los Adivinos son los magos negros, los videntes tenebrosos, los profetas de los Baales, que comen en la mesa de Jezabel y enseñan a fornicar y a comer cosas ofrecidas a los ídolos".

Y al respecto el Maestro Kwen Khan añade:

"El Fuego Sagrado es el elemento fundamental de toda creación superior. Toda religión que se precie a sí misma de auténtica, venera indiscutiblemente al Fuego Sagrado. El Fuego secreto y sacratísimo de la Kundalini, como hijo del Omnipresente Okidanok, es además de un portento, un gran liberador. Ése es Prometeo convertido en su silente descenso en el agente inmenso de toda transformación, aunque en la dura roca atado, por culpa del pecador, sufre su dolor callado recordando lo que otrora fuera su belleza y su fulgor.

El Fuego magnético y el agua espermática, unidos como agentes misteriosos en el crisol de la sexualidad, devienen constituyendo la lámpara de Aladino, comentada desde hace milenios a través de la tierna fábula, propia tan sólo de naturalezas inocentes y mal comprendida por la vorágine salvaje de esta impura humanidad de hierro.

He allí, silente lector, el Gran Secreto, consistente en extraer del mágico instrumento el genio de la revelación. Genio fiel y venerable al servicio de su amo que con mesura y dulzura demanda de su potencia toda clase de milagros extraídos de su ciencia.

Mercurio es el nombre al que acude evocado, cuando libres de pecado, reclamamos su presencia; cual célebres Aladinos enfrentando con destreza la furia de la diablesa contenida en vaso santo de inexplicable belleza.

¡Mirad!, lector, entre líneas, más allá de simples letras; y agudizando el mirar reconocerás al genio de estas y otras leyendas emparentadas por siempre con la divina realeza despojada de impurezas y aposentada en el Mar, cual lucero diamantino que va mostrando el Camino al eremita sincero que recorre los senderos de un largo peregrinar. Stella Maris la llaman los que la han conocido, ésos que en el mundo han sido y cuyo nombre proclaman.

¡Oh, Mercurio sacrosanto! ¡Nuncio de todos los Dioses!, permite que honremos tu gloria con este sencillo canto,

Mercurio:

"Sobrio señor de refinada estirpe, genio y filósofo indulgente, esperanza del alma penitente, extracto inefable de un secreto almizcle".

"Salvador de pueblos y naciones, operario de transmutaciones, destructor de azufre arsenicado, infalible cura del pecado".

"Mercurio, agua misteriosa, savia de cantares sexuales, vino deleitoso de naturaleza acuosa, secreto secretorum de mágicos rituales."

"Mercurio, genio inmensurable, Lumen de Lúmine glorioso, remedias en el hombre la sed insaciable de amores brutales y pecaminosos."

"En tu espejo misterioso quiero verme, después de hechas mis destilaciones, en la infinitud del SER quiero perderme entre el humo de incienso y oraciones."

"Vivum argentum est secretum magnum omnium operum alchimiae"

El Mercurio es el secreto magno de todas las operaciones alquímicas.

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