Un accidente vehicular que sucedió en 1986 le quitó la vida a Martha Zulema Merlo Alvis, en aquel entonces esta niña tenía solo 3 años, su deceso marcó las vidas de sus hermanas y madre que en estas fechas, donde se rinde culto a los difuntos, la recuerdan con mucho cariño. Para sus hermanas sigue siendo una bebé; sin embargo, su madre habla de ella como si estuviera presente y ahora sea una mujer madura.
Panorama urbano. “Falleció hace 26 años ya, pero sigue siendo mi hermanita, mi bebita” cuenta con mucho cariño en sus palabras Melvy Merlo Alvis, que ayer acudió al cementerio Sagrado Corazón de Jesús, La Cuchilla, para honrar la memoria de su hermana y su padre. Según la creencia popular el 1 de noviembre las almas de los santos y difuntos bajan a la tierra y para recibirlas se ofrece pan, comidas y bebidas que en vida era del gusto de quienes ahora no están. Particularmente en Bolivia el primero de este mes se otorga para honrar a los niños.
Un par de pequeños zapatos, una foto y muchas flores frescas, adornan el nicho de la niña Martha Zulema Merlo Alvis, sus hermanas, ya mujeres maduras y con una vida hecha, acuden al mausoleo familiar, para recordar como fue en vida. “Mi mamá viene todos los años para festejar su cumpleaños, ella le trae banda y todas las cosas que le gustaban”, dice Melvy, que junto a sus cuatro hermanas y su mamá, recuerdan a sus seres queridos, para ello limpiaron y el lugar en el que permanecen más de 8 horas seguidas, rezando y conversando, mientras recuerdan pasajes de quienes una vez convivieron con ellos.
Como esta son muchas las historia que se pudieron observar en este cementerio, el más grande de la ciudad y que además tiene la particularidad de albergar familias pudientes, de escasos recursos, algunos abandonados y otros olvidados o que no fueron encontrados, como los desaparecidos durante las dictaduras militares, ya que este cementerio es señalado como uno de los puntos donde se crearon fosas comunes para enterrar a las víctimas de la crueldad militar.
Un punto de desequilibrio. Personal municipal, a la cabeza del oficial mayor de Seguridad Ciudadana y Defensa al Consumidor, José Canudas, llegó hasta este predio para coordinar tareas de limpieza, y controlar el no ingreso de bebidas alcohólicas y musicones o bandas, así como verificar la calidad de los comestibles y bebidas que ofertan vendedores ambulantes en las afueras del cementerio, ya que les está prohibido ingresar al camposanto. Esta tarea de seguridad incluye ordenar el tráfico vehicular en las avenidas y calles aledañas al cementerio.
Rezan para ganar unos pesos
Se lo rezo señora- Se suele escuchar decir a muchos niños que llegan hasta los cementerios ofreciendo una par de credos y avemarías a cambio de algunas monedas. No son exigentes a la hora de cobrar y se conforman con recibir lo que les paguen. Se trata de una tradición que reflota en esta fechas de Todas Santos y la escena se repite en todos los cementerios, abiertos a todo público, ya que en los privados no permiten el ingreso de personas ajenas o que no tengan familiares.
Algunos chicos ofrecen hasta llorar para quienes ya se fueron y muchas personas aceptan sus servicios más que nada por colaborar a estos pequeños, que en su mayoría se trata de hijos de los albañiles que trabajan en los cementerios o niños de escasos recursos que buscan ganarse unas monedas. Son algo tímidos para conversar pero tienen mucha experiencia orando. Hay quienes en lugar de dinero ofrecen pagar sus servicios con comida y los pequeños la reciben con gratitud. Algo es seguro, les resulta casi divertido pasar el día en los cementerios, lugar donde por lo general nadie llega a pasar el tiempo.
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ResponderEliminarPara mí es un ritual, porque según las voy desenvolviendo voy haciendo interiormente un recordatorio de como estaba el año pasado haciendo esto mismo, y reflexiono como estoy ahora y me invade siempre el mismo sentimiento
Gracias Jesús por permitirme estar aquí un año más,con sus alegrías y sus dificultades pero todos, sin que nos falte ninguno.