CONFIDENCIALES | EN UN INÉDITO JUICIO SE HA SENTENCIADO AL MAYORDOMO QUE ROBÓ MILES DE DOCUMENTOS PRIVADOS PERTENECIENTES AL PAPA BENEDICTO XVI.
Documentos sobre el ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi, la masonería, esoterismo, la subversiva logia masónica Propaganda Dos (P-2), sobre el asesinado banquero Roberto Calvi, implicado en la bancarrota del viejo Banco Ambrosiano, y escritos sobre yoga, cristianismo y otras religiones, además de los miles de documentos, muchos de ellos privados y con la leyenda “para destruir”, fueron encontrados hace meses en la casa de Paolo Gabriele, el mayordomo de los llamados “Vatileaks”.
El escándalo de las filtraciones de documentos reservados de la Santa Sede se desató a principios de año, cuando una televisión italiana sacó a la luz unas cartas enviadas a Benedicto XVI por el nuncio en Estados Unidos, Carlo María Viganó, en las que denunciaba la "corrupción, prevaricación y mala gestión" en la administración vaticana.
A mediados de abril y sin haber podido detener el escándalo, el Papa creó una Comisión Cardenalicia, para esclarecer el robo y filtración de cientos de documentos privados, y el 19 de mayo pasado se publicó el libro "Sua Santitá", de Gian Luigi Nuzzi, con un centenar de nuevos documentos filtrados desde el Vaticano que desvelan tramas e intrigas en el pequeño Estado.
LA SENTENCIA
Después de un juicio considerado breve, “Paoletto”, como también es conocido el ex empleado de confianza del Papa Benedicto XVI, ha sido sentenciado a año y medio de cárcel por robo de documentos confidenciales.
Gabriele, de 46 años, cumple así las órdenes del promotor de Justicia del Vaticano (fiscal), Nicola Picardi, que negó la continuación del arresto domiciliario del ex mayordomo, y después que Gabriele rechazara recurrir la sentencia ante el Tribunal de Apelación del pequeño Estado y tampoco lo hizo el fiscal de esta corte, Giovanni Giacobbe.
De esos 18 meses a los que se le ha condenado, hay que descontar los días que Gabriele estuvo ya encarcelado (fue detenido el 23 de mayo y puesto en arresto domiciliario el 21 de julio) más el tiempo en arresto domiciliario, en total cinco meses. "Paoletto" deberá permanecer encarcelado aún trece meses, si es que el Papa Benedicto XVI no le concede la gracia y le perdona antes.
Por su parte Paolo Gabriele ya le pidió formalmente perdón al Papa mediante una carta privada, según ha revelado su abogado. Se trata de una carta confidencial de cuyo contenido nadie tiene conocimiento, a excepción de los tres cardenales de la comisión y el Papa.
Que el Pontífice decida si perdona o no a su empleado desleal está por verse, aunque no se descarta que finalmente conceda su venia para que “Paoletto”, casado y padre de tres hijos, pueda recuperar su libertad. El portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, ha dicho que "queda aún abierta" la posibilidad.
La Secretaría de Estado señaló que la concesión del perdón "es un acto soberano del Santo Padre" y que ello supone "el arrepentimiento del reo y la sincera petición del perdón al Sumo Pontífice y a todos los que han sido ofendidos de manera injusta".
EL MÁS MEDIÁTICO
Lo ocurrido con Gabriele y los documentos robados se ha constituido en el escándalo mediático más sonado en el Vaticano. Más de una treintena de personas fueron interrogadas ante una comisión presidida por el cardenal español Julián Herranz, interrogó a una treintena de personas, aunque se desconoce si en algún momento se informará sobre esos interrogatorios. Cuatro gendarmes vaticanos aseguraron que Paolo Gabriele, tenía en su poder un millar de documentos importantes. Entre estos documentos había, según los gendarmes, muchos papeles originales con la firma de Benedicto XVI y otros tan reservados del Papa que incluso llevaban escrita la leyenda "para destruir" y fueron encontrados en la casa de su ex mayordomo.
Los gendarmes confirmaron que muchos de esos textos importantes aparecen en el libro-escándalo "Sua Santitá”, que devela supuestas intrigas y escándalos en el Vaticano.
Los cientos de miles de documentos encontrados ocuparon 82 cajas de unos 40-50 centímetros de largo y alto, de las usadas para mudanzas, y fueron llevados a las dependencias de la Gendarmería, distante pocos metros de la casa de "Paoletto".
¿QUÉ ENCONTRARON?
En el escondite se encontraron documentos importantes, muchos de ellos fotocopiados, referidos a la vida, la familia y a otros datos que corresponden a la privacidad del Papa. Otros se referían a cartas enviadas al Papa por cardenales, clérigos o personas que le pedían consejos, otras de respuestas del Pontífice, así como documentos enviados o recibidos de las Nunciaturas (embajadas del Vaticano).
Otros sobre el IOR, el banco del Vaticano; la Secretaría de Estado Vaticano ("presidencia del Gobierno" de la Santa Sede), congregaciones religiosas, etc.
Asimismo se hallaron documentos sobre cómo realizar vídeos a través de los ordenadores, como usar un teléfono móvil sin que deje rastro, numerosas "pendrive" (memorias usb) y otro material para almacenar datos electrónicos, también fueron hallados.
SANTOS MOTIVOS
Pese a que las autoridades del Vaticano afirman que no se violó en ningún momento ningún derecho del ex mayordomo al ser encarcelado, este afirmó que los primeros 15-20 días estuvo recluido en una celda que no cumplía las condiciones necesarias, hasta el punto de no poder estirar los brazos. Y también aseguró que sufrió presiones psicológicas, ya que durante la primera noche se le impidió usar almohada y durante veinte días tuvo encendida la luz las 24 horas. Luca Cintia, vicecomisario de la Gendarmería, aseguró que los agentes que participaron en la detención y registro de la casa de Gabriele siempre le trataron "con guante de terciopelo".
La Santa Sede ha señalado que con la sentencia de 18 meses de prisión concluye "un asunto triste que ha tenido consecuencias muy dolorosas". "Se ha ofendido personalmente al Santo Padre, se ha violado el derecho a la privacidad de muchas personas que se habían dirigido al Papa por su posición, se ha creado un perjuicio a la Santa Sede y a varias de sus instituciones, se ha creado un obstáculo a las comunicaciones entre obispos del mundo y la Santa Sede y causado un escándalo en la comunidad de los fieles".
Por su parte Gabriele admitió haber cometido el delito con el fin de "mejorar la situación eclesial que se vive en el interior del Vaticano y nunca para dañar al Iglesia y a su Pastor". (Con datos de EFE, Televisa, BBC).
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