sábado, 30 de abril de 2011

Juan Pablo II, un papa de récords

Juan Pablo II estuvo 27 años al frente de la Iglesia católica. Papado que estableció un punto de inflexión para la Iglesia en un momento histórico de fuerte debate con la sociedad de la postmodernidad.
Fue el primer papa polaco en la historia, y uno de los pocos en los últimos siglos que no nacieron en Italia. Su pontificado ha sido el tercero más largo en la historia de la Iglesia católica, después del de San Pedro (se cree que entre 34 y 37 años) y el de Pío IX (31 años).
Líder de la Iglesia católica, sin embargo, Juan Pablo II también ha sido aclamado como uno de los líderes más influyentes del siglo XX. El prelado jugó un papel decisivo para poner fin al comunismo en su Polonia natal y, finalmente, a todos los de la Europa del Este.
Uno de los hechos más notorios de su pontificado fue el intento de asesinato que sufrió el 13 de mayo de 1981, mientras saludaba a los fieles en la Plaza de San Pedro, a manos de Mehmet Ali Agca, quien le disparó a escasa distancia desde la multitud. Tiempo después el terrorista fue perdonado públicamente por el pontífice en persona.
Juan Pablo II batió todos los récords imaginables. Beatificó a 1.340 personas y canonizó a 483 santos, más que la cifra combinada de sus predecesores en los últimos cinco siglos. Además, nombró a 231 cardenales, más uno "in pectore", cuyo nombre no se hizo público antes de su muerte.
La gestión de Juan Pablo II se asentó en cinco pilares fundamentales: la nueva evangelización, coincidente con la celebración de los 500 años del inicio de ese proceso en América en 1992; la apertura hacia otras religiones a través de la política del ecumenismo; un compromiso ético y social en defensa de la dignidad y los derechos humanos; la lucha contra la guerra en todas sus expresiones y la construcción de la paz; y la rigidez doctrinal, por su condena tanto a la Teología de la Liberación como a los sectores más tradicionalistas como Marcel Lefebre.
Juan Pablo II también se mostró desfavorable a dar de comulgar a los divorciados vueltos a casar, al matrimonio de los sacerdotes y a la ordenación de las mujeres, posiciones que generaron críticas y resistencias en los sectores más progresistas de la Iglesia católica.
Fue el papa viajero por excelencia y estuvo en los cinco continentes. Sin embargo, América Latina fue la región preferida de Juan Pablo II, que vio en ella, donde vive la mitad de los casi 1.200 millones de católicos del mundo, el territorio de la esperanza, pero también donde la Iglesia se juega parte de su futuro.
Y es que allí, las sectas avanzan y hay una pérdida de la fe católica, en sociedades donde la brecha entre ricos y pobres se ensancha y no cesa la violencia y el narcotráfico.
Si hay una región en la que la palabra del papa Wojtyla tuvo fuerte eco, incluso en las instituciones, esa es Latinoamérica. Su primer viaje, de los 104 que realizó por el mundo, fue a Santo Domingo y a México, con motivo de la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano.
La preferencia por ese continente la demostró al visitar la práctica totalidad de los países americanos, que le acogieron de manera calurosa y masiva.
En algunos casos repitió, y a México viajó en cinco ocasiones, a Brasil en cuatro y a la República Dominicana y Guatemala en tres. En Bolivia estuvo entre el 9 y 14 de mayo de 1988.
Juan Pablo II no tuvo reparos en presentarse ante figuras tan dispares como Fidel Castro y Augusto Pinochet, pese a las críticas levantadas, tanto en un sentido como en otro. Pero para él, lo importante era el pueblo y llevarle personalmente su cercanía y no dudó en denunciar los excesos de las dictaduras. Carismático y conservador, Juan Pablo II fue un papa fuera de serie, qué duda cabe.

«Fue el primer pontífice global»
Valentina Alazraki / Periodista mexicana
La periodista mexicana Valentina Alazraki, vaticanista del canal Televisa desde hace más de tres décadas, cuenta al diario La Razón de España cómo el anterior Pontífice se convirtió en un “Papa global” y explica los detalles de su proceso de beatificación, al que ha dedicado el libro “La luz eterna de Juan Pablo II. Hombre de Dios, Santo de nuestros días”.
- ¿Puede decirse que Juan Pablo II fue el primer Papa global?
- Pablo VI ya hizo seis viajes, pero Juan Pablo II estaba en otra dimensión. Desde el inicio, el mundo se dio cuenta de que era un Papa diferente. La clave es que humanizó el pontificado. La gente ya no veía al Papa como una institución lejana, sino ante todo como un ser humano. Contribuyó mucho a ello al vivir bajo los reflectores. Incluso cuando se iba a hospitalizar lo anunciaba, lo que era una gran novedad. Antes la salud de los Papas era un tabú: estaban perfectos hasta que se morían. A eso hay que añadir sus viajes. Por todo esto es global. Fue el rostro humano de un Papa: era Karol Wojtyla con un pasado y una historia personal. Fueron muchos aspectos novedosos: era un hombre joven, de 58 años, deportista, que hablaba idiomas, improvisaba, bromeaba, que tenía carisma, simpatía, don de gentes...
–Muchos de los que trataron con Juan Pablo II hablan de lo evidente que resultaba su santidad en vida. ¿También lo fue para usted?
– Durante los primeros veinte años que le conocí nunca pensé que fuese un santo. Pensaba que era un ser extraordinario, con un carisma impresionante. Fue en la última fase del pontificado cuando me di cuenta que era una persona santa. A partir del año 1997, más o menos, es cuando se empiezan a ver los síntomas del párkinson y se va deteriorando su salud. Entonces percibí que tenía que ser una persona santa por la forma de vivir el dolor.

Visitó a Castro y a Pinochet
El que fuera secretario personal de Juan Pablo II, y actual cardenal arzobispo de Cracovia (Polonia), Estanislao Dziwisz, recuerda algunos de los momentos más emotivos de los 27 años de pontificado de Karol Wojtyla.
Juan Pablo II fue criticado, desde la izquierda y desde la derecha, por sus visitas a Chile, en 1987, en plena dictadura militar encabezada por Augusto Pinochet; y a Cuba, en 1998, liderada por el régimen comunista de Fidel Castro.
Además, sus visitas a Polonia, bajo un régimen dictatorial comunista, formaron parte de su estrategia por romper las barreras autoritarias con la movilización de millones de personas durante sus viajes. “Sabía muy bien que las dictaduras se apoyan solo en el miedo. Para derribar estos regímenes no disponía de fuerzas armadas. El papa no tiene divisiones, como irónicamente decía Joseph Stalin, pero cuenta con la palabra”, asegura Estanislao Dziwisz.

Beatificación

- Sábado 30. Vigilia en el Circo Massimo de Roma con dos momentos fundamentales: La ‘Celebración de la Memoria’ y la ‘Celebración de los Misterios Luminosos del Santo Rosario’.

- Primera Parte. La primera parte se inicia con la procesión de la virgen de María Salus Populi Romani, la patrona de la capital italiana. Allí intervendrán el ex secretario particular de Juan Pablo II y actual cardenal de Cracovia (Polonia), Stanislaw Dziiwisz; su antiguo portavoz, el español Joaquín Navarro Valls; y la monja francesa Marie Simon-Pierre, que dio su testimonio del milagro de Juan Pablo II.

- Segunda Parte. Se recitará el Santo Rosario en conexión con los cinco santuarios marianos más importantes del mundo: la Virgen de Guadalupe, en México; Fátima, en Portugal; Lagniewniki, en Polonia; Kawekamo-Bugando, en Tanzania; y Notre Dame del Líbano.

- Bendición. El papa Benedicto XVI impartirá la bendición a los fieles reunidos.

- Domingo 1 de mayo. 5:00 hora local (1:00 hora boliviana) se abrirá el acceso a la basílica de San Pedro en el Vaticano.

- Beatificación. A las 10:00 hora local (4:00 de la madrugada hora boliviana) se iniciará la ceremonia de beatificación de Juan Pablo II. Estará presidida por Benedicto XVI y concelebrada con numerosos cardenales de todo el mundo.

- Comunión. Unos 800 sacerdotes repartirán la comunión a los más de 300.000 fieles que se espera participen de la ceremonia concelebrada.

- Veneración. Concluida la misa, el papa Benedicto XVI y los cardenales ingresarán a la basílica de San Pedro para venerar a Juan Pablo II. Luego, todos los fieles podrán venerar al sumo pontífice ya beatificado.

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