viernes, 1 de abril de 2016

Iglesia Católica de Bolivia pide al Gobierno se la incluya en lucha contra las drogas

Luego de presentar una nueva Carta Pastoral sobre la realidad del narcotráfico en el país, la Conferencia Episcopal de Bolivia (CEB) pidió este viernes al gobierno de Evo Morales que la Iglesia tenga “la oportunidad para poder participar en la redención de las personas que han caído en la drogadicción y hacer que las instituciones fortalezcan su compromiso para enfrentar este problema”.

La propuesta, según informó hoy el portal “Iglesia Viva”, órgano oficial de la CEB, fue oficializada por monseñor Aurelio Pessoa, Secretario General de la Conferencia Episcopal, quien además fue el encargado de presentar el documento “Hoy pongo ante ti la vida o la muerte“, título de la Carta Pastoral que aborda la problemática del narcotráfico y la drogadicción con notable rigor científico e informativo.

“Lo que nos interesa es abrir un debate amplio donde todas las instituciones se sientan comprometidas con este problema que nos atañe a todos, nuestra intención no es atacar una u otra institución, sino convocar a todos para asumir esto como un problema de nuestra Bolivia, necesitamos el esfuerzo de todos”, dijo por su parte monseñor Eugenio Scarpellini, Obispo de la Diócesis de el Alto, enfatizando que la lucha contra el narcotráfico “es un trabajo de todos incluidos: Estado, misiones públicas, organizaciones internacionales, policía, Iglesia, justicia, educación y salud”.

Al cierre de esta edición no hubo aún reacción oficial del Gobierno sobre esta propuesta de los obispos para incluir en la Iglesia en los planes de lucha anti-droga.

Defensa de la hoja de la coca frente a la cocaína

A tiempo de oficializar la publicación del extenso estudio eclesiástico, monseñor Pessoa leyó un comunicado de presentación en el cual se destaca una defensa del uso ritual y cultural de la hoja de coca, en contraposición a los efectos destructivos del individuo y la sociedad que implica su transformación en cocaína. “El consumo tradicional de la coca, desde tiempos ancestrales, tiene un valor cultural y medicinal, especialmente en la vida de los pueblos andinos de Bolivia. La hoja de coca no es mala, lo malo es su transformación en cocaína y quien se dedica a cultivarla para la producción de drogas ilícitas es parte de la cadena del narcotráfico y tiene una responsabilidad ética y penal ineludible”, afirma el comunicado leído por el Secretario General de la CEB.

Esta posición de los obispos bolivianos coincide con la línea editorial de Sol de Pando que considera a la cocaína como un perverso factor colonizador de la hoja de coca.

Un Carta Pastoral que sigue la línea del Papa

El pasado 13 de febrero, durante su visita a México, el Papa Francisco convocó a los obispos de su Iglesia tomar una posición activa en la lucha contra el narcotráfico. “Sean obispos de mirada limpia, de alma transparente, de rostro luminoso. No le tengan miedo a la transparencia” — dijo Francisco—. “No se dejen corromper… No pongan su confianza en los carros y caballos de los faraones actuales”, aludió a los capos corruptores del narcotráfico.

En cumplimiento a esa consigna papal, los obispos bolivianos toman la iniciativa de intervenir en el tema a partir de una Carta Pastoral que desnuda las fragilidades del Estado Plurinacional ante la expansión destructiva de la cocaína, problema que no sólo pone a Bolivia ante el estigma internacional de ser un importante país productor de la droga, sino también vulnerabiliza a la sociedad, especialmente la juventud, ante el creciente consumo de cocaína.

El documento es un estudio minucioso de 48 páginas (bajar la Carta Pastoral en PDF) que se elaboró en base a datos de diversas fuentes oficiales como el Reporte Anual de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), el Monitoreo de Cultivo de Coca 2014 e informes del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), entre otras. Asimismo fueron citados Documentos eclesiales como: Aparecida, Evangelii Guadium, Bula Misericordiae Vultus, discursos del Papa Francisco en Palmasola en su visita a Bolivia, etcétera, según detalló el portal Iglesia Viva.

“Como es de dominio público, el narcotráfico, en su estrategia de expansión e impunidad, penetra incluso estructuras estatales y fuerzas del orden, comprando conciencias. La corrupción ha minado la credibilidad de autoridades de diversa jerarquía encargadas de la lucha contra el narcotráfico, tanto en el presente como en el pasado“, se lee en la Carta Pastoral “Hoy pongo ante ti la vida o la muerte”.

“Nadie parece querer abrir en verdad esta oscura caja de extrañas connivencias entre lo lícito y lo ilícito. Las denuncias se diluyen rápidamente en la penumbra y quedan en la nada, lo que nos hace temer que se trate de problemas con muchas y graves connotaciones que nuestra sociedad no sabe y, en algunos casos, no quiere enfrentar”, advierte el documento.

“El narcotráfico, en un contexto de deficiente fiscalización y de corrupta administración de la justicia, representa un grave peligro para la convivencia pacífica, la seguridad ciudadana y jurídica, la soberanía del Estado y el desarrollo del país” —señala el diagnóstico—. “Es un poder difícil de contrarrestar y que frecuentemente actúa en la impunidad. Esta situación origina un sentimiento de frustración y desconfianza de la población hacia la administración de la justicia, lo cual lleva, en muchos casos, a buscar al margen de la ley respuestas a la problemática de la violencia y de la inseguridad”.

El informe eclesiástico recuerda casos emblemáticos de protección y fomento estatal al tráfico internacional de cocaína como los de los jefes policiales René Sanabria y Oscar Nina, condenados y encarcelados por involucrarse en este delito. Cita también el escándalo de empresas estatales como Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivia (YPFB), que fue infiltrada por funcionarios y contratistas ligados al narcotráfico para usar la infraestructura estatal en el traslado de cocaína a la Argentina.

¿Economía boliviana próspera y narcotizada?

En otra parte importante de su Carta Pastoral, los obispos expresan sin ambages su preocupación por el retorno de una economía nacional crecientemente alimentada por el dinero socio del narcotráfico.

“La economía de nuestro país se nutre, en parte, de recursos provenientes del narcotráfico, lo que la distorsiona”, dice la carta episcopal. Al respecto, los obispos reafirman lo expresado en la Carta Pastoral “Los católicos en la Bolivia de hoy”: “El narcotráfico tiene un elevado impacto en la economía nacional. Esto falsea las condiciones económicas del mercado productivo. Una verdadera lucha contra este mal debe atacarlo también en sus movimientos financieros”.

La Iglesia se muestra asimismo partidaria de combatir sin cuartel el lavado de dinero que genera el narcotráfico produciendo una ola de legitimación de ganancias ilícitas que ahondan las brechas sociales en pleno “proceso de cambio”:

“El lavado de dinero, el movimiento financiero que ello genera, contribuye a la liquidez monetaria y crecimiento de los sectores de servicios y consumo que afectan y desincentivan lo productivo y a sectores generadores de empleo. Contribuye a un escenario de crecimiento económico, pero anulando el desarrollo”.

Ante esta realidad, la Iglesia católica de Bolivia le pide al Gobierno de Evo Morales ser partícipe de las campañas oficiales para combatir el flagelo, enmarcándose en el espíritu de la Misericordia que es la línea eclesiástica oficial marcada este año por el Papa Francisco.

“Por eso la Iglesia, al tiempo que reconoce responsabilidades diferenciadas de cada persona e institución involucradas en la cadena del narcotráfico, no puede dejar de denunciar y juzgar el mal y el pecado anunciando el perdón e invitando a la conversión, ya que todo lo que deshumaniza al ser humano es pecado”, dice uno de los puntos conclusivos de la nueva Carta Pastoral.

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