La Conferencia Episcopal Boliviana (CEB) presentó ayer de forma oficial la carta pastoral “Hoy pongo ante ti la vida o la muerte”, relacionada con el narcotráfico y la drogadicción. Alerta sobre la expansión de esta actividad ilícita y su penetración en estructuras estatales, la nota fue dada a conocer por el secretario General de la representación eclesiástica, Aurelio Pesoa.
El documento fue rechazado, luego, por el ministro de Gobierno, Carlos Romero, al señalar que contiene afirmaciones “temerarias” y convocó a los autores a una reunión para que muestren sus respaldos.
CARTA PASTORAL
La Carta Pastoral, leída por la indicada autoridad eclesiástica, asegura que el consumo tradicional de la hoja de coca, desde tiempos ancestrales, tiene un valor cultural y medicinal, especialmente en la vida de los pueblos andinos de Bolivia. Empero, lo malo es su transformación en cocaína.
En el documento de 48 páginas, los obispos expresan su preocupación por las causas y las consecuencias que provoca a las familias y a la sociedad mundial la producción de drogas estupefacientes, para cuyo consumo y comercio entra en actividad el narcotráfico.
“(…) el narcotráfico, en su estrategia de expansión e impunidad, penetra incluso estructuras estatales y fuerzas del orden, comprando conciencias. La corrupción ha minado la credibilidad de autoridades de diversa jerarquía encargadas de la lucha contra el narcotráfico, tanto en el presente como en el pasado”, refiere el documento.
En ese contexto, hace referencia, también, a que el narcotráfico tiene un elevado impacto en la economía nacional, además que este ilícito negocio y la drogadicción representan un grave peligro para la convivencia pacífica, la seguridad ciudadana y jurídica.
“EXTRAÑAS CONNIVENCIAS”
La Iglesia observa que existe “esta oscura caja de extrañas connivencias entre lo lícito y lo ilícito”. Además, cuestiona que las denuncias se diluyen rápidamente en la penumbra y, por lo general, siempre quedan en la nada, lo que nos hace temer que se trate de problemas con muchas y graves connotaciones que nuestra sociedad no sabe y, en algunos casos, no quiere enfrentar”.
Considera también que esta situación genera en la población un sentimiento de frustración y desconfianza de la población hacia la administración de la justicia, lo cual lleva, en muchos casos, a buscar respuestas a la problemática de la violencia y de la inseguridad, al margen de la ley.
La Iglesia exhorta al Gobierno, sistema judicial, Policía y Fuerzas Armadas, los organismos internacionales y las organizaciones sociales de base, a movilizarse y asumir la responsabilidad que a cada quien le toca.
El secretario general del Episcopado sostuvo que, “este nuestro enfoque, nuestra carta es motivo que queremos abrir un debate amplio que nos ayude a todos enfrentar el problema del narcotráfico, para tener una Bolivia mejor en el futuro, pero necesitamos el esfuerzo de todos: Estado, instituciones públicas, organizaciones internacionales, Policía, Iglesia, Justicia, Educación, Salud, todos en conjunto”, dijo.
Aseguró que no es intención de la Iglesia Católica atacar a una u otra institución, “sino el de convocar a todos a asumir la problemática del narcotráfico en el país”.
Actualmente, “Se hace algo en el país pero no es suficiente, aún se encuentran fábricas en los que se produce la droga, como ejemplo ayer apareció un boliviano en Chile con 90 capsulas de droga, como iglesia quisiéramos que este tema se lo tome con más seriedad”, contextualizó Pesoa.
TRABAJO DE TODOS
De su parte, monseñor Eugenio Scarpellini, Obispo de la Diócesis de el Alto, acotó que es un trabajo de todos incluidos: Estado, misiones públicas, organizaciones internacionales, policía, Iglesia, justicia, educación y salud.
“ La droga destruye a la persona, la sociedad e institucionalidad del país y del mundo entero, el problema se resuelve entre todos, desde la Iglesia nuestro compromiso es trabajar con la pastoral familiar, (unidad, valores), función educativa y transmisora de la fe, lo que nos interesa es abrir un debate amplio donde todas las instituciones se sientan comprometidas con este problema que nos ataña a todos, nuestra intención no es atacar una u otra institución, sino convocar a todos para asumir esto como problema de nuestra Bolivia, necesitamos el esfuerzo de todos”, dijo.
Monseñor Scarpellini, indicó que la información que contiene la carta tiene como base al Informe Anual de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (Jife), el monitoreo de cultivo de coca elaborado por la Unodc y los trabajos de otras, que están citadas en la Carta Pastoral.
La inquietud no es una investigación estadística, sino generar debate, pues los Obispos recibieron informes de sacerdotes, religiosas, catequistas, personas que trabajan en el área rural, lugares donde se produce cocaína y existen centros de rehabilitación de personas con este problema. “Es nuestro enfoque abrir un debate que nos ayuda a enfrentar el problema”, concluyó el Obispo.
MINISTRO DE GOBIERNO
El ministro de Gobierno, Carlos Romero, a tiempo de rechazar el contenido de la Carta Pastoral de los Obispos de Bolivia, sobre el narcotráfico y la drogadicción. Dijo que el documento contiene afirmaciones “temerarias” y convocó a los autores a una reunión para que muestren sus respaldos.
“Es una afirmación de grueso calibre, es una afirmación temeraria, debería citar su fuente”, dijo Romero, quien convocó a “una reunión de trabajo (para) que traigan su respaldo y nosotros vamos a traer nuestro respaldo para poder mostrar que estas afirmaciones están lejos de la realidad”.
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