“Puedo decirles con toda sinceridad que visitar Bolivia era un deseo largamente acariciado por mí”, dijo Juan Pablo II, el polaco Karol Wojtila, denominado ‘Papa viajero’, al pisar territorio boliviano e iniciar su visita de cinco días al país el 9 de mayo de 1988, más de 27 años antes de la llegada del sucesor de su sucesor Francisco, el “Papa del pueblo”, quien permanecerá tres días entre las ciudades de El Alto, La Paz y Santa Cruz.
Según recordó la Agencia Boliviana de Informaciones (ABI), a su llegada a la ciudad altiplánica de El Alto, desde Montevideo, Uruguay, Juan Pablo II fue recibido por miles de personas que enarbolaban la bandera amarillo y blanco del Vaticano y se regocijaban con la presencia del máximo representante de la Iglesia Católica, quien besó suelo boliviano en símbolo de .su deseo de visitar la tierra protegida por “la Santísima Virgen de Copacabana”.
“Van a ser cinco días entre vosotros compartiendo nuestras aspiraciones y viendo de cerca este querido país golpeado por la pobreza, la falta de desarrollo, recursos y la injusticia”, manifestó el beatificado pontífice al describir un país presidido por el extinto Víctor Paz Estenssoro en su cuarta administración (1985-89), sumido en inestabilidad política, económica y social.
Una cadena humana escoltó con cánticos, saludos y sollozos el recorrido de 17 km de Wojtyla, el Papa polaco, desde el aeropuerto de El Alto hasta el Episcopado, antes situado en la avenida Arce, centro de la ciudad de La Paz, pasando por la autopista que une ambas urbes; la misma que recorrerá Jorge Mario Bergoglio, el primer Papa latinoamericano quien se detendrá por unos minutos para bendecir la curva donde se presume asesinaron al padre jesuita español Luis Espinal, mártir por la defensa de los derechos humanos, en marzo de 1980.
El 10 de mayo de 1987 cientos de niños huérfanos vestidos de blanco corearon, al pie de la ventana del aposento de Juan Pablo II, la canción “Amigo” del cantante y compositor brasileño, Roberto Carlos, que a la letra dice: “Tú eres mi hermano del alma, realmente mi amigo...”, acción que fue replicada por el pontífice con la frase “el Papa también quiere a los niños”.
Posteriormente el papamóvil, prestado de Argentina, trasladó al Sumo Pontífice a El Alto, situada a 4.050 m sobre el nivel del mar, donde ofició la primera de sus cinco homilías, que prosiguieron en las ciudades de La Paz, Cochabamba, Sucre, Trinidad y Santa Cruz, a diferencia de Francisco que celebrará una sola Santa Misa en la capital oriental.
Al iniciar su prédica, Juan Pablo II saludó a los fieles en aymara, idioma originario de Los Andes, con la frase “munata jilanakaj, Jumanakax. Chuymajantawa” que, de acuerdo con la traducción en castellano significa “queridos hermanos, están en mi corazón”.
En la tarde de su segundo día de estadía en Bolivia, el Santo Padre visitó a Paz Estenssoro en Palacio de Gobierno para agradecerle la invitación al país y tras una reunión una protocolar se dirigió a la Catedral Metropolitana, al igual que lo hará Francisco con una visita de cortesía al primer Presidente indígena de Bolivia y con el encuentro con las autoridades civiles en kilómetro cero del centro del poder político del país.
“Todas vosotras aportando cada cual lo peculiar de su propio carisma habéis de ser servidoras de los pobres”, recomendó Juan Pablo II a un grupo de religiosas con las que se congregó en la Catedral, antes de despedirse de la ciudad de La Paz y dirigirse al departamento altiplánico de Oruro, situado a 3.700 metros de altura sobre el nivel del mar.
La mañana del 11 de mayo el Sumo Pontífice inició su jornada más intensa en el país con una muchedumbre de obreros y campesinos que lo esperaban al ritmo de La Diablada, danza propia de esa región, donde rompió el protocolo al usar un caso minero y para acercarse a los pobres a quienes invitó a “vivir en la esperanza puesta en un mañana mejor”, enmarcado en la lucha contra la injusticia, precepto que en la actualidad abandera el apostolado de Francisco.
En su cuarto día en Bolivia, más de 600.000 personas asistieron a la misa eucarística en Cochabamba, departamento intermedio entre el altiplano paceño y la oriental Santa Cruz, donde Francisco permanecerá dos días, entre el 9 y 10 de julio para celebrar una misa, visitar la cárcel de Palmasola y participar de una Cumbre Internacional de Movimientos Sociales y Populares.
Juan Pablo II visitó posteriormente la ciudad de Sucre, en el departamento de Chuquisaca, capital de Bolivia, donde una joven campesina proclamó en quechua la Carta del Apóstol San Pablo a los cristianos de Roma y el Santo Padre convocó a Bolivia a una nueva evangelización al destacar las costumbres y tradiciones bolivianas en las que -a su juicio- “se manifiestan la presencia de Dios”.
El Sumo Pontífice visitó también las regiones de Tarija, Santa Cruz y Trinidad y cerró su recorrido por Bolivia el 14 de mayo tras manifestar que su “espíritu ha estado muy cercano a todos y cada uno de los bolivianos y bolivianas, familias, jóvenes, niños, campesinos, obreros, intelectuales y dirigentes, pobres y enfermos, a todos los llevo en mi corazón y de todos guardaré un imborrable recuerdo”.
Wojtila murió el 2 de abril de 2005. El cónclave cardenalicio de ese año ungió al sacerdote alemán Joseph Ratzinger, quien asumió el Pontificado como Benedicto XVI, hasta 2013 cuando abdicó ante el Colegio Cardenalicio, que eligió al argentino Jorge Mario Bergoglio, que llegará hoy a Bolivia procedente de Ecuador y dejará el país rumbo a Paraguay el viernes.
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