viernes, 8 de marzo de 2013

Hijos que profesan otra fe



Uno de los valores que los hijos más aprecian es la libertad de elegir. Pero a veces, a pesar de las bases morales y éticas con las que se ha criado a una persona, las elecciones de los vástagos no son similares a las de los padres, y el asunto se pone todavía más sensible cuando está relacionado con la elección de un credo. Ante este problema, la imposición trae como consecuencia o una rebeldía o una sumisión total y ambos extremos no son buenos para nadie.

Tanto el psicólogo Alexis Olivares como el párroco de la Iglesia Señora de la Exaltación, Pedro Fuentes, coinciden en que los hijos ya jóvenes deben tener la opción de elegir y evitar hacerlos sentir presionados

Olivares parte de la premisa de que ninguna religión es mala. “Lo malo es la conducción que tenemos en el interior de estas religiones”.

La tarea de los padres es informarse sobre la fe que sus hijos prefieren y escucharlos para saber qué piensan y por qué eligieron un credo distinto al de ellos. “Lo mejor es conversar con tu hijo sobre las diferentes religiones y encontrar similitudes, sobre todo en la que ambos profesan y generar confianza”, dice Olivares.

Para el psicólogo, los papás que son fanáticos religiosos y condicionan el crecimiento de los niños, a la larga están afectándolos psicológicamente, pues están dirigiendo su forma de pensar y creer.

Catequistas de los hijos

Desde el catolicismo, el sacerdote Fuentes señala que los padres deben ser los catequistas de sus hijos, dándoles a conocer poco a poco y de manera cotidiana quién es Dios. “Cuando son niños, se les puede conducir hacia determinado camino, por ejemplo llevarlos a la misa y enseñarles la oración, pero cuando ya son jóvenes se debe respetar lo que ellos quieren y piensan”.

“Si los papás son católicos y han llevado a su hijo siempre a misa y le han hablado de Dios todo el tiempo y el muchacho decide seguir otra religión cuando pueda elegir y quiere ser Testigo de Jehová, por ejemplo, está en su derecho”, dice Olivares.

Al hablar de religión, lo hacemos pensando en que es una faceta del ser humano y no necesariamente la pertenencia a un credo determinado, aunque también puede entenderse como la comprensión y vivencia de la fe.

Aunque haya elegido algo diferente, es importante que tu hijo actúe de acuerdo con lo que profesa y vaya construyendo una vida acorde con lo que cree. Debe darse cuenta de que todas las acciones que va a llevar a cabo tienen que estar acordes con la religión que ha elegido, señala el psicólogo.

Hay jóvenes que desde el momento en que sienten que los padres pretenden imponerles una religión actúan de forma contraria, no sólo por molestar al padre, sino también porque sienten que están siendo inducidos a algo que en realidad no quieren o no creen.

Por otro lado, si tú no crees en Dios, permite que tu hijo trace sus propios caminos. Jamás te burles de sus creencias o de sus acercamientos a la fe. Tu vástago apreciará mucho que respetes su búsqueda.

Valores claros

Si ves que tu hijo tiene valores bien asentados y actúa correctamente, no debe importarte la religión que profese. Lo que realmente interesa es que se sienta libre y dentro de esa libertad actúe sin presiones y busque a Dios.

Familia cerrada

Si obligas a tu hijo a que siga tu fe, perteneces a lo que en psicología sistémica se llama ‘familia cerrada’. Harás que tu hijo se aleje de ti o que sea una persona que esté a la espera de que alguien decida por él .

Fanatismo

Es valiosa tu fe, pero no conviertas a tu hijo en un fanático religioso, deja que salga de los parámetros dogmáticos para que no llegue a invadir espacios.. Fotos: Internet.

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