El cardenal hondureño Oscar Andrés Rodríguez, uno de los "papables" latinoamericanos, además de español habla inglés, francés, italiano, alemán, portugués, latín y griego, es piloto de aviación y músico (toca saxofón, piano y guitarra), y ama la natación y las caminatas.
Por sus posiciones conservadores y favorables al golpe de Estado que derrocó al presidente Manuel Zelaya en junio de 2009, es poco aceptado por los sectores de izquierda de su país. Rodríguez, nacido en diciembre de 1942, forma parte de los 115 cardenales electores que entrarán el martes próximo en la Capilla Sixtina para participar en el Cónclave que elegirá al nuevo Papa.
Pero esta vez no está acompañado por caravanas de hondureños, como sucedió en 2005, cuando fue mencionado como uno de los fuertes candidatos al trono de Pedro tras la muerte de Juan Pablo II. El cardenal Rodríguez es el actual arzobispo de Tegucigalpa y presidente de Caritas International, la mayor organización caritativa de la Iglesia Católica.
En declaraciones previas a su viaje a El Vaticano, manifestó que no desea ser papa: "Es algo que nadie humanamente puede desear, es algo que viene de la voluntad de Dios, expresada en la decisión del colegio cardenalicio, pero que la sola aspiración lo descalifica". "Yo no me siento capaz que el Señor me mande una cosa así, simplemente aspiro a cumplir mi servicio pastoral en Tegucigalpa y después a lo que Dios decida", expresó.
Fue criticado fuertemente en Honduras por sectores populares de izquierda por haber apoyado el golpe de Estado contra el presidente Manuel Zelaya en junio de 2009. Un Pontífice hondureño sería "muy bueno para que en este país terminara el odio que han estado sembrando, de lo cual también yo he sido víctima", declaró.
A partir del golpe de Estado, Rodríguez se desplaza en su país con guardaespaldas, temeroso de sufrir un atentado. En algunas parroquias donde ofició misas fue abucheado por seguidores de Zelaya. En las marchas de protestas los zelayistas pintaron paredes de iglesias y casas con frases e insultos contra el cardenal, hasta le gritaron "golpista" al visitar un barrio marginal, arrojándole huevos, piedras y bolsas de basura.
El cardenal también tuvo fuertes encontronazos con el ahora fallecido presidente venezolano Hugo Chávez, quien lo llamó "payaso del imperialismo" en 2007. El prelado había declarado en una entrevista que Chávez "cree que es Dios y puede pisotear a los demás". En el gobierno del presidente Carlos Flores Facussé, el cardenal fue acusado de recibir un salario de 100.000 lempiras (alrededor de 5.000 dólares) mensuales, pero el religioso alegó que era dinero destinado a gastos de la Diócesis de Tegucigalpa.
En enero de 1982, el sacerdote hondureño Fausto Milla, cura de la parroquia de Corquín, departamento de Lempira, fronterizo con El Salvador, fue forzado a exilarse en México por las amenazas de muerte recibidas de militares hondureños. En declaraciones previas a su partida hacia México (periódico Tiempo, el 21 de enero de 1982), Milla denunció al cardenal Rodríguez (en ese entonces obispo de la diócesis de Copán) por ser "cómplice de todo lo que los militares" hacen. "Mi obispo más se parece a un coronel sin charretera que a un pastor”, dijo.
El cardenal Rodríguez tiene como uno de sus principales logros la condonación de la mayor parte de la deuda externa de Honduras con los organismos financieros internacionales, tras su lucha por la aplicación de la Iniciativa para los Países Pobres Altamente Endeudados.
Rodríguez nació el 29 de diciembre de 1942 en Tegucigalpa, fue ordenado sacerdote el 28 de junio de 1970 en Guatemala y consagrado obispo el 8 de diciembre de 1978 en Tegucigalpa. Tras ser secretario general del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) 1987-1991, fue nombrado presidente de esa entidad entre 1995 y 1999. Fue ordenado cardenal el 21 de febrero de 2001 y participó en el cónclave de abril de 2005. Actualmente preside la Conferencia Episcopal de Honduras.
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