viernes, 1 de marzo de 2013

Benedicto XVI deja el trono de Pedro y ya es un peregrino más

Histórico. Con el repicar de miles de campanas, el papa se retiró del Vaticano. Prometió obedecer a su sucesor

Con miles de campanas de las basílicas de Roma repicando al unísono y entre lágrimas de sus colaboradores y de millones de fieles católicos, Benedicto XVI se despidió ayer a sus 85 años del trono de Pedro. Un hecho histórico, la salida de un papa en vida, que no ocurría desde hace más de 700 años.

Un helicóptero de la Fuerza Aérea italiana lo trasladó a las 16:07 (12:07 hora boliviana) hacia la residencial papal de Castel Gandolfo, 25 kilómetros al sur de la capital italiana, en lo que ya se inscribe como una despedida sin precedentes. Tras llegar al castillo medieval, Benedicto XVI se dirigió a una muchedumbre que lo vitoreó con banderas y pancartas de agradecimiento.

"Ya no seré papa. Soy simplemente un peregrino que inicia la última etapa de su peregrinación por esta tierra", afirmó el prelado católico en sus últimos momentos como máximo líder del catolicismo frente a miles de seguidores que se reunieron para despedirlo.

A las 19:00 la renuncia se hizo efectiva, Benedicto XVI entregó el anillo del peregrino, sus zapatos rojos y dejó de ser el papa número 265 de una Iglesia que congrega a más de 1.200 millones de personas en los cinco continentes. Desde hoy ya es Joseph Ratzinger y asume como “papa emérito” de la Iglesia católica.

En las primeras horas de la mañana, el papa alemán se despidió de los cardenales que ya se encuentran en Roma para elegir al nuevo papa. Fue en la monumental Sala Clementina, donde Benedicto XVI prometió respetar y respaldar al futuro pontífice.

"Prometo respeto incondicional y obediencia al nuevo papa", afirmó ante los cardenales.

"Entre ustedes está el futuro papa, al que prometo mi respeto incondicional y obediencia. Continuaré rezando, especialmente en estos días (del cónclave)", afirmó Benedicto XVI, al que se le vio sereno y sonriente.

Benedicto XVI abogó para que el Colegio Cardenalicio sea "como una orquesta, en la que la diversidad pueda llevar a una armonía acorde".

El Obispo de Roma se refirió a la Iglesia y dijo que esta no es una "institución inventada por alguien, construida sobre una mesa, sino una realidad viviente, que vive transformándose aunque su naturaleza sigue siendo siempre la misma, ya que su naturaleza es Cristo".

Asistió un centenar de cardenales y tras sus palabras departió uno a uno con todos los purpurados.

En nombre de ellos, el decano del Colegio Cardenalicio, Angelo Sodano, le expresó "gratitud" por sus ocho años de pontificado y el ejemplo que les ha dado en este tiempo.

Con miles de campanas de las basílicas de Roma repicando al unísono y entre lágrimas de sus colaboradores y de millones de fieles católicos, Benedicto XVI se despidió ayer a sus 85 años del trono de Pedro. Un hecho histórico, la salida de un papa en vida, que no ocurría desde hace más de 700 años.

Un helicóptero de la Fuerza Aérea italiana lo trasladó a las 16:07 (12:07 hora boliviana) hacia la residencial papal de Castel Gandolfo, 25 kilómetros al sur de la capital italiana, en lo que ya se inscribe como una despedida sin precedentes. Tras llegar al castillo medieval, Benedicto XVI se dirigió a una muchedumbre que lo vitoreó con banderas y pancartas de agradecimiento.

"Ya no seré papa. Soy simplemente un peregrino que inicia la última etapa de su peregrinación por esta tierra", afirmó el prelado católico en sus últimos momentos como máximo líder del catolicismo frente a miles de seguidores que se reunieron para despedirlo.

A las 19:00 la renuncia se hizo efectiva, Benedicto XVI entregó el anillo del peregrino, sus zapatos rojos y dejó de ser el papa número 265 de una Iglesia que congrega a más de 1.200 millones de personas en los cinco continentes. Desde hoy ya es Joseph Ratzinger y asume como “papa emérito” de la Iglesia católica.

En las primeras horas de la mañana, el papa alemán se despidió de los cardenales que ya se encuentran en Roma para elegir al nuevo papa. Fue en la monumental Sala Clementina, donde Benedicto XVI prometió respetar y respaldar al futuro pontífice.

"Prometo respeto incondicional y obediencia al nuevo papa", afirmó ante los cardenales.

"Entre ustedes está el futuro papa, al que prometo mi respeto incondicional y obediencia. Continuaré rezando, especialmente en estos días (del cónclave)", afirmó Benedicto XVI, al que se le vio sereno y sonriente.

Benedicto XVI abogó para que el Colegio Cardenalicio sea "como una orquesta, en la que la diversidad pueda llevar a una armonía acorde".

El Obispo de Roma se refirió a la Iglesia y dijo que esta no es una "institución inventada por alguien, construida sobre una mesa, sino una realidad viviente, que vive transformándose aunque su naturaleza sigue siendo siempre la misma, ya que su naturaleza es Cristo".

Asistió un centenar de cardenales y tras sus palabras departió uno a uno con todos los purpurados.

En nombre de ellos, el decano del Colegio Cardenalicio, Angelo Sodano, le expresó "gratitud" por sus ocho años de pontificado y el ejemplo que les ha dado en este tiempo.

Entre lágrimas y vítores
Pero el momento más emocionante sobrevino cuando Benedicto XVI tuvo que despedirse de los más cercanos colaboradores. Salió del palacio vaticano con un bastón y la túnica blanca característica. Luego, el papa se despidió del personal del Vaticano en el patio de San Dámaso del palacio apostólico antes de trasladarse acompañado por su secretario privado, George Gaenswein, que lloraba desconsoladamente.

Minutos después, Benedicto XVI se subió a un vehículo blindado negro que, en caravana, se trasladó hasta el helipuerto del Vaticano. Allí abordó el helicóptero blanco y sobrevoló la capital italiana seguido por medios internacionales que siguieron su paso minuto a minuto.

Desde el 11 de febrero cuando anunció que presentaría su renuncia, Benedicto XVI ha generado un sacudón político de enorme magnitud en una Iglesia católica sumida en una crisis política por las pugnas internas, los escándalos de pederastia y corrupción financiera en su interior. Al renunciar, Benedicto XVI rompe una tradición de más de 700 años en que los papas solo dejaban su cargo cuando morían, y abre una etapa de debate de enorme relevancia en el catolicismo. El último papa en renunciar voluntariamente fue Celestino V en 1294.

El último tuit
En la era de la posmodernidad, el papa de las redes sociales envió un último mensaje a través del Twitter: "Gracias por vuestro amor y cercanía. Que experimentéis siempre la alegría de tener a Cristo como el centro de vuestra vida". Sus cuentas en varias lenguas, con millones de seguidores en todo el mundo, quedarán suspendidas hasta que el cónclave elija a su sucesor.

Se terminaba así el mandato de una de las personalidades más influyentes de la Iglesia católica. El mismo que en los años 60 impulsó reformas en el Concilio Vaticano II, pero que en los 80 dio una estocada a la emergente Teología de la Liberación en América Latina por su “opción preferencial por los pobres”.

El mismo que, frente a las denuncias de las víctimas y la presión de los medios de comunicación, inició un proceso para sancionar a sacerdotes y obispos involucrados en el abuso de niños y jóvenes. Su renuncia se precipitó después de conocer, en diciembre pasado, el segundo informe sobre el VatiLeaks elaborado por tres cardenales, sobre el robo y la filtración de documentos secretos de su entorno que revelaban estas pugnas de poder.

Dijo basta y argumentó que sus fuerzas ya no eras suficientes para encarar este complejo y difícil proceso. Desde hoy, Joseph Ratzinger será la cabeza de una estrecha familia pontificia conformada por su secretario George Ganswein y cuatro laicas consagradas que lo cuidarán hasta el final de sus días. Descansará y orará por el futuro de su amada Iglesia católica

Pero el momento más emocionante sobrevino cuando Benedicto XVI tuvo que despedirse de los más cercanos colaboradores. Salió del palacio vaticano con un bastón y la túnica blanca característica. Luego, el papa se despidió del personal del Vaticano en el patio de San Dámaso del palacio apostólico antes de trasladarse acompañado por su secretario privado, George Gaenswein, que lloraba desconsoladamente.
Minutos después, Benedicto XVI se subió a un vehículo blindado negro que, en caravana, se trasladó hasta el helipuerto del Vaticano. Allí abordó el helicóptero blanco y sobrevoló la capital italiana seguido por medios internacionales que siguieron su paso minuto a minuto.

Desde el 11 de febrero cuando anunció que presentaría su renuncia, Benedicto XVI ha generado un sacudón político de enorme magnitud en una Iglesia católica sumida en una crisis política por las pugnas internas, los escándalos de pederastia y corrupción financiera en su interior. Al renunciar, Benedicto XVI rompe una tradición de más de 700 años en que los papas solo dejaban su cargo cuando morían, y abre una etapa de debate de enorme relevancia en el catolicismo. El último papa en renunciar voluntariamente fue Celestino V en 1294.

El último tuit
En la era de la posmodernidad, el papa de las redes sociales envió un último mensaje a través del Twitter: "Gracias por vuestro amor y cercanía. Que experimentéis siempre la alegría de tener a Cristo como el centro de vuestra vida". Sus cuentas en varias lenguas, con millones de seguidores en todo el mundo, quedarán suspendidas hasta que el cónclave elija a su sucesor.

Se terminaba así el mandato de una de las personalidades más influyentes de la Iglesia católica. El mismo que en los años 60 impulsó reformas en el Concilio Vaticano II, pero que en los 80 dio una estocada a la emergente Teología de la Liberación en América Latina por su “opción preferencial por los pobres”.

El mismo que, frente a las denuncias de las víctimas y la presión de los medios de comunicación, inició un proceso para sancionar a sacerdotes y obispos involucrados en el abuso de niños y jóvenes. Su renuncia se precipitó después de conocer, en diciembre pasado, el segundo informe sobre el VatiLeaks elaborado por tres cardenales, sobre el robo y la filtración de documentos secretos de su entorno que revelaban estas pugnas de poder.

Dijo basta y argumentó que sus fuerzas ya no eras suficientes para encarar este complejo y difícil proceso. Desde hoy, Joseph Ratzinger será la cabeza de una estrecha familia pontificia conformada por su secretario George Ganswein y cuatro laicas consagradas que lo cuidarán hasta el final de sus días. Descansará y orará por el futuro de su amada Iglesia católica.



Evento mediático. Pantallas gigantes, transmisión en vivo y helicópteros de última generación fueron parte de la salida de Benedicto XVI del poder




Papado en cifras

3.223 días de pontificado
Ocho años y diez meses duró el pontificado de Benedicto XVI, el número 265 de la historia.

3 encíclicas papales
Son las que aprobó Benedicto XVI: Deus caritas est (2006); Spe salvi (2007) y Caritas in veritate (2009)




Principales medidas papales

Sínodos y y consistorios
Benedicto XVI celebró tres sínodos generales de obispos (2005, 2008 y 2012) y cinco consistorios, uno de ellos específico sobre los casos de sacerdotes pederastas.

Papa viajero, también
Ha viajado por una veintena de países, entre ellos España; Alemania, su país natal; el Reino Unido, país al que llegó en la primera visita de Estado de un pontífice desde 1534; y Cuba.

Elección del papa y misa en latín
Suprimió la elección de papa por mayoría simple (2007) y facilitó la celebración de la misa en latín, según el rito tridentino (2007). En su último decreto permitió adelantar el cónclave.



Análisis

Su renuncia es un acto de valentía moral que es ejemplo para el mundo
Armando Loayza | Exembajador ante la Santa Sede

Se trata de un hecho histórico desde todo punto de vista. A Benedicto XVI se lo ha visto conmovido por este cambio que es de trascendencia universal. Hay que entender que el papa no solo es líder de los 1.200 millones de católicos, sino que tiene un peso fundamental en Occidente y para todas las religiones del mundo que sostienen una visión espiritual del hombre.

Su renuncia se ha transformado en un acto de valentía moral muy grande. Ha roto con una costumbre de más de 600 años en la que los papas se iban cuando morían. Él ha tenido el coraje moral de decir que sus capacidades físicas no le alcanzan para cumplir con un magisterio tan demandante que conlleva una responsabilidad tan alta.

La Iglesia tiene grandes cuestiones que resolver. Benedicto XVI las ha enfrentado. En el tema de la pedofilia él ha dado lugar a los procesos internos para realizar una purga y establecer sanciones como no había ocurrido antes.

Estamos en un mundo muy complejo donde se ha impuesto un relativismo moral muy grande. Él se da cuenta de que no puede con este desafío y da paso a otro pontífice para que asuma esta tarea. Este es un símbolo poderoso para la política mundial.

Estamos ante una demostración muy grande, desprendimiento no tan común en la política internacional. Demuestra que es posible no tener un aferramiento al poder. Que las responsabilidades también pueden tener su límite. Esta renuncia va a tener un impacto tanto en la Iglesia como en el mundo para tantos gobernantes. El poder termina cuando una persona reconoce que ya no está en condiciones de asumirlo.

Estamos ante un gesto de mucha humildad. Benedicto XVI va a pasar a la historia por este gesto de renuncia. Fue un profundo pensador de la Iglesia católica y un gran teólogo. Se trata de una persona con una intelectualidad y un pensamiento muy rico

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