domingo, 25 de marzo de 2012

Feligreses extrañan el carisma de Juan Pablo II

Decenas de miles de católicos en México recibieron jubilosos, con cánticos, aplausos y música, al papa Benedicto XVI en Guanajuato, pero en el ambiente flotaba la nostalgia por el recuerdo del carismático Juan Pablo II, que visitó el país en cinco ocasiones.
"¡El Papa llega hoy, sonría!", "¡Llega la esperanza!", gritaban entusiastas decenas de jóvenes a los conductores o transeúntes a lo largo del bulevar Adolfo López Mateos, parte del trayecto de 34 km que recorrió el pontífice, en el papamóvil, desde el aeropuerto en Silao hasta la ciudad de León.
En esa ciudad de arquitectura colonial, localizada a unos 400 km al noroeste de Ciudad de México, se encuentra el colegio Miraflores, donde el sumo pontífice pasará las tres noches que estará en México antes de viajar, el lunes, a Cuba.
"Estamos de fiesta. Benedicto XVI trae un mensaje de esperanza y de paz que nos hace mucha falta en este momento de tanta violencia", afirmó Luz María Pérez, de 42 años, frente a la catedral de León. Pero esta mujer, procedente del vecino estado de San Luis Potosí, reconoce que la afluencia de peregrinos es limitada y lo atribuye a que la imagen de Juan Pablo II, fallecido en 2005 y quien hizo célebre la frase "México siempre fiel", tiene más peso para los católicos mexicanos.

Punto de vista

Habemus papa en México
José Rafael Vilar / Analista político
La tan demorada visita del líder de la Iglesia Católica Benedicto XVI a México empezó anteayer viernes y concluirá el lunes cuando parta a su segunda y última escala: Cuba.
Este viaje es significativo por varias razones importantes: Primero, porque es solo la segunda vez que visita Latinoamérica, el continente con más fieles católicos (“el Continente de la Esperanza”); segundo, porque México (a diferencia de su antecesor Juan Pablo II) ha estado olvidada en su agenda; tercero, porque ejemplifica su muy deteriorado estado de salud (no viaja a Ciudad de México para evadir la altura: 2.260 metros sobre el nivel del mar en el Centro Histórico, y sólo visita 2 ciudades: León y Guanajuato, del mismo Estado, y con largos descansos intermedios); cuarto, por el gran debate nacional sobre su visita.
México, menos que Brasil, pierde fieles católicos que migran hacia denominaciones evangélicas y el ateísmo.
Por eso, la visita del papa es muy importante para la Iglesia local.
La polémica sobre la visita tiene varios componentes, a veces más emocionales que fundamentados: Uno, las denuncias de pederastia contra sacerdotes católicos (el más conocido: Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo ya fallecido, del que el entonces cardenal Joseph Ratzinger fue el gestor de su destitución), y la acusación de poca reacción eclesial en estos casos.
La otra, de que la visita beneficia electoralmente al Partido Acción Nacional (PAN), partido católico en el poder (México es constitucionalmente laico libre); de esta versión, los demás candidatos se han desentendido y los más importantes analistas la han excluido. ¿Lo más positivo del viaje?: Su crítica al narcotráfico, denunciando a los que, diciéndose creyentes y fieles, ejercen la violencia.

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