En medio de miles de personas, el Papa Benedicto XVI llegó el miércoles a la plaza que constituye el santuario mismo de la revolución cubana, donde oficia la misa que marca el final de su visita a Cuba con la esperanza de revivir la fe católica en este país de gobierno comunista.
La otra cita papal será una reunión con Fidel Castro. El propio expresidente anunció que se reunirá con Benedicto XVI el miércoles, pero sin precisar la hora.
El Vaticano ya había dicho que el Pontífice estaba disponible, por lo que la confirmación por parte de Castro era todo lo necesario para asegurar la reunión y terminar semanas de especulación sobre si Castro repetiría el encuentro que sostuvo con el Papa Juan Pablo II durante su histórica visita en 1998.
"Gustosamente saludaré mañana miércoles a Su Excelencia el Papa Benedicto XVI, como lo hice con Juan Pablo II, un hombre a quien el contacto con los niños y los ciudadanos humildes del pueblo suscitaba, invariablemente, sentimientos de afecto", escribió Castro la noche del martes en una nota publicada en el sitio oficial Cubadebate.
"Decidí por ello solicitarle unos minutos de su muy ocupado tiempo cuando conocí por boca de nuestro canciller Bruno Rodríguez que a él le agradaría ese modesto y sencillo contacto", agregó Castro.
La audiencia y la misa de Benedicto XVI en la Plaza de la Revolución se da 14 años después de que Juan Pablo II ofició en el mismo sitio ante cientos de miles de personas, entre ellos Fidel. En aquel entonces, se dispuso una imagen de Jesucristo del otro lado de la icónica imagen del héroe revolucionario Ernesto "Che" Guevara, un notable hecho para un país que había sido oficialmente ateo hasta 1992.
En esta ocasión, un gigante afiche de la santa patrona de Cuba, la Virgen de la Caridad del Cobre, cubre la fachada de uno de los edificios de la plaza junto al "Che". La Virgen ha sido el foco espiritual durante la visita de tres días de Benedicto XVI, que coincidió con el 400mo aniversario de la aparición de la diminuta imagen.
El santo padre arribó en el papamóvil a la plaza, donde minutos antes ya había llegado el presidente Raúl Castro enfundado en una guayabera blanca.
Benedicto XVI llegó en medio de vivas que daban locutores y animadores por micrófonos y en los que se oía "Benedicto, Benedicto confírmanos en Cristo" o "viva el Papa".
Decenas de personas con viseras que llevaban la foto del Pontífice le saludaban, mientras el Papa les respondía en ocasiones con la mano y sentado desde su vehículo.
El Pontífice, que llegó el lunes a la ciudad oriental de Santiago, su primera escala en la isla, parte de regreso a Italia a las seis de la tarde del miércoles (2200 GMT).
Reinero Martínez, un chofer de 47 años, dijo que estaba en la plaza de las 4 de la madrugada junto con otras siete a ocho personas que estaban en la grama durmiendo. Si el Papa vino a Cuba "es por algo y debe ser bueno, además el Papa es una gente chévere", dijo Martínez, quien aseguró que asistía al acto porque lo habían organizado en su trabajo.
Por su parte uno de los más conocidos disidentes de la isla, Elizardo Sánchez, dijo no poder confirmar distintas versiones sobre la detención y, o prevención, por parte de agentes de seguridad estatal para que pudieran salir de sus casas y acudir al acto religioso las llamadas Damas de Blanco y que habían anticipado el fin de semana que querían ir a la misa.
Aunque algunos en la plaza manifestaron que eran creyentes, otros parecieron menos convencidos. "Yo estoy aquí para apoyar a los dirigentes de nuestro país. Para apoyar nuestra revolución", dijo Dioleisis Fontela, un profesor universitario.
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