El papa Benedicto XVI volvió a condenar el viernes el matrimonio homosexual, en momentos en que muchos países tienden a legalizarlo, al considerar que atenta contra la familia tradicional y conduce a convertir en "irrelevantes las diferencias sexuales".
Al recibir el viernes en el Vaticano a un grupo de obispos de Estados Unidos, que celebraban la tradicional visita "ad limina" cada cinco años, el Papa denunció "las poderosas corrientes políticas y culturales" que buscan legalizar el matrimonio gay.
Quieren "alterar la definición legal del matrimonio" y consideran "irrelevantes las diferencias sexuales", dijo. La condena papal fue pronunciada poco después de que Maryland, en el este de Estados Unidos, se transformara en el octavo Estado de ese país en legalizar el matrimonio homosexual.
Si bien el Papa no mencionó abiertamente el matrimonio gay ni la adopción de niños por parte de parejas homosexuales, la Iglesia católica sigue empeñada en combatir la tendencia creciente en el mundo, y en particular en Estados Unidos, a favor de la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo.
En su mensaje, el Papa pidió a la Iglesia y sobre todo a los católicos que sigan defendiendo el matrimonio tradicional, entre un hombre y una mujer, considerado "indisoluble". "Es cada vez más evidente que el desprecio de la indisolubilidad de la alianza matrimonial, y el rechazo generalizado de una ética sexual responsable y madura basada en la práctica de la castidad, han dado lugar a graves problemas sociales que acarrean un inmenso costo humano y económico", dijo el Papa al referirse a "la crisis contemporánea" de la familia.
Así como ha condenado el aborto, la eutanasia y la manipulación genética desde que fue elegido pontífice en el 2005, Benedicto XVI se opone al matrimonio homosexual, legalizado en varios países europeos, entre ellos España.
En el continente más católico del mundo, América Latina, que aloja a casi la mitad de los cerca de 1.300 millones de creyentes, también se han incrementado los movimientos de defensa de los homosexuales, los cuales batallan a favor del matrimonio gay, como ocurre en México, país que el Papa visitará en marzo.
En Europa, el candidato socialista a las presidenciales francesas, François Hollande, convirtió el tema en una de sus promesas, y el proyecto de legalizar el matrimonio homosexual, propuesto por el primer ministro británico David Cameron, suscita enfrentamientos con la Iglesia, tanto que fue tachado de "violación de los derechos humanos" por el cardenal inglés, Keith O'Brien.
Los derechos de los homosexuales dentro de la Iglesia son también la principal 'manzana de la discordia' entre anglicanos y católicos. Si bien en el pasado la homosexualidad era considerada como una "enfermedad" que había que curar, hoy en día la jerarquía de la iglesia católica ha evolucionado y la considera un comportamiento "desordenado".
Igualmente es consciente de la existencia en el seno de la institución de numerosos sacerdotes homosexuales, a los que les exige, como a todos los demás, que respeten la castidad. Numerosos obispos y teólogos han pedido comprensión y menos hipocresía ante el fenómeno.
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