El papa Benedicto XVI sobrevoló hoy en helicóptero el simbólico santuario de Cristo Rey, minutos antes de oficiar una multitudinaria misa ante cientos de miles de personas que han pasado la noche esperándolo en el Parque Guanajuato Bicentenario.
El templo católico, que en su forma, con dos brazos en gesto de abrazo, se asemeja a la Plaza de San Pedro del Vaticano, está ubicado en lo alto del cerro del Cubilete, lugar que no visitará el papa para prevenir problemas de salud.
El punto más alto del cerro se localiza a casi 2.600 metros sobre el nivel del mar y es el centro geográfico de la República mexicana.
Juan Pablo II, quien, como hoy Benedicto XVI, lo conoció desde el aire en 1979 en el primero de los cinco viajes que realizó a México, jamás llegó a poner el pie en él, pero sí quiso hacerlo.
"Pienso que fue alguna cuestión de tipo político, de que el régimen anterior, los Gobiernos anteriores, no cedían en darle a Guanajuato ese espacio que se merece como cualquier otro estado de la República", explicó hoy a Efe el sacristán de la parroquia de San Sebastián, Francisco Muñoz Hernández, al referirse al simbolismo del lugar.
El santuario católico tiene su historia. A comienzos del siglo XX, cuando había persecución religiosa, los jerarcas católicos mexicanos pensaron en erigir en su cumbre un centro religioso.
"Se hizo una promesa de tener la adoración al Sagrado Corazón de Jesús, siempre, perpetua. Por eso se hizo ese monumento", un importante santuario dedicado a Cristo Rey, que fue finalmente inaugurado el 8 de diciembre de 1953.
El papa Joseph Ratzinger, por precaución, no subirá al santuario, el mismo motivo que le ha impedido viajar a Ciudad de México, que se encuentra a unos 2.400 metros de altura sobre el nivel del mar.
Sin embargo, está previsto que en la eucaristía que celebrará hoy al pie del cerro, a la que está previsto que asistan 250 cardenales y obispos, cerca de 3.000 presbíteros y unas 600.000 personas, anuncie la donación de una imagen en mosaico de 118 por 93 centímetros enmarcada que simboliza a Cristo Rey.
La misma muestra una figura solemne de Jesucristo con los brazos abiertos, según el estilo de la iconografía tradicional, informaron fuentes vaticanas.
La imagen tiene rostro sereno, se ubica ante un trono y presenta tres símbolos de la realeza: una corona de oro decorada con piedras preciosas, un cetro que representa la potencia divina y un globo terráqueo rematado en una cruz y con una rama de olivo.
Esmaltes policromados y de oro han sido colocados sobre una base de estuco hecha con aceite de lino y polvo de mármol, idéntica a la utilizada en siglos pasados para los mosaicos de la Basílica de San Pedro, en Roma.
La representación es obra del Estudio del Mosaico del Vaticano, que la realizó entre enero y marzo de este año empleando una técnica inventada en la segunda mitad del siglo XVIII mediante la cual las distintas gamas de colores se obtienen mezclando a altísimas temperaturas los esmaltes vítreos.
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