El encierro de un grupo de disidentes en un iglesia de La Habana ha suscitado polémica en Cuba, donde las autoridades católicas han pedido que los templos no se usen como "trincheras políticas" mientras otros opositores dicen no compartir esa forma de protesta.
A pocos días de la llegada del papa Benedicto XVI a la isla, 13 disidentes del llamado Partido Republicano de Cuba mantienen desde el martes un encierro pacífico en el templo de la Caridad de La Habana en demanda de una apertura democrática en la isla, para lo que piden la mediación de la Iglesia.
La ocupación del templo ha molestado al Arzobispado de La Habana, que lo califica de acto "ilegítimo e irresponsable" y denuncia que forma parte de una "estrategia preparada y coordinada" para crear "situaciones críticas" a medida que se acerca la visita papal, del 26 al 28 de marzo.
Otros opositores mostraron ayer su desacuerdo sobre esa forma de protesta, como las Damas de Blanco, que consideran que "las iglesias son para orar y estar cerca de Dios, no para actividades políticas", según indicó la portavoz del grupo Berta Soler.
Para el Movimiento Cristiano Liberación que lidera el disidente Oswaldo Payá, "no es prudente" que en las iglesias, sus cultos o sus publicaciones "se busquen espacios para demandas políticas”.
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