Una multitud de egipcios despidió ayer al papa de la Iglesia copta Shenuda III, en la catedral cairota de Abasiya, donde el caos de la aglomeración causó la muerte de al menos tres personas y heridas a cerca de 40 más.
Desmayos y síntomas de asfixia fueron la tónica dentro y fuera del recinto de la catedral, donde se instaló la capilla ardiente con el cuerpo del religioso sentado en la llamada Silla de San Marcos, quien difundió el cristianismo en Egipto.
Fuentes de seguridad informaron a Efe de que al menos tres personas murieron y 40 resultaron heridas, la mayoría asfixiadas entre la marabunta.
Padres con niños que lloraban aupados a sus hombros, mujeres embarazadas con caras de sofoco, familias enteras y grupos de jóvenes luchaban para abrirse paso entre empujones, mientras que algunos trataban de saltar los muros del recinto en una tentativa desesperada.
Fuera del velatorio cundía la tensión ante la imposibilidad de los fieles de entrar y salir por la aglomeración.
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