El próximo Papa necesitará en todas las votaciones la mayoría de los dos tercios de los votos de los cardenales asistentes al cónclave para ser elegido, que será convocado a partir del 28 de febrero, una vez sea firme la renuncia de Benedicto XVI.
El Colegio Cardenalicio está compuesto por 209 miembros, de los que 118 tienen menos de 80 años, por lo que podrán elegir Papa en el próximo cónclave, y 91 octogenarios, que no pueden votar, pero sí pueden ser elegidos, por lo que se requiere el voto de 140 cardenales para elegir al Pontífice.
Así lo contempla la Constitución Apostólica “Universi Dominici Gregis”, que señala que si en el caso de que en la elección del Papa se perpetrara el delito de simonía (comprar los votos) todos los culpables serán excomulgados, pero el voto será válido.
También se prevé que los cardenales electores deberán abstenerse de toda forma de pactos, acuerdos, promesas u otros compromisos de cualquier género que les puedan obligar a dar o negar el voto.
Las votaciones. Hasta ahora, para elegir a un Papa eran necesarias en las primeras votaciones al menos dos tercios de los sufragios, pero si después del décimo tercer día, es decir en la 33 ó 34 votación, ningún candidato obtenía la mayoría de los dos tercios se pasaba a la mayoría simple y el futuro Papa era elegido entre los dos más votados. EFE
AMÉRICA LATINA, QUE REÚNE A LA MITAD DE LOS CATÓLICOS DEL MUNDO, se vio impactada por el anuncio de la renuncia de Benedicto XVI, con el que no tuvo tiempo de desarrollar los mismos lazos que con su antecesor, Juan Pablo II, quien bautizó a la región como “el continente de la esperanza”.
Una vez superada la sorpresa inicial, los cardenales, obispos y otras figuras de la Iglesia Católica en América Latina manifestaron su respeto y admiración por la decisión del pontífice de dejar la silla de san Pedro el próximo 28 de febrero en razón de su edad, 85 años, y su “falta de fuerzas”.
LAS INTERPRETACIONES. Mientras unos destacaron que es una prueba de su “profundo amor a la Iglesia” y a Dios, otros lo interpretaron como “un gran mensaje de humildad” y un “gran ejemplo” y también hubo quien consideró que es una decisión “entendible, coherente y legítima” de alguien que no quería “el poder por el poder”. Los medios de comunicación latinoamericanos dedicaron grandes espacios al anuncio papal. EFE
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