sábado, 23 de febrero de 2013
El Rottweiler de Dios se escapa de los cuervos y los lobos del Vaticano
Dicen que tomó la decisión de renunciar tras caerse en un baño de Puebla (México) y hacerse una pequeña herida en la cabeza. También dicen que la iluminación de apartarse del papado le llegó a mediados del año pasado, cuando veraneaba en Castel Gandolfo y recibió un informe de los documentos filtrados por su mayordomo a la prensa. Lo dicen La Stampa, de Italia, y El País, de España, pero solo Benedicto XVI sabe qué lo llevó a dejar de ser el santo padre para volver a ser un humano. Ahora el porqué importa mucho, pero en algunas décadas se lo recordará como el papa que humanizó el papado.
Antes de volverse Benedicto XVI, Joseph Ratzinger era conocido como el ‘Rottweiler de Dios’, como el ‘Panzer Cardinal’, el hombre fuerte y teólogo de Juan Pablo II y tal vez el único capaz de continuar su legado en el Vaticano. Era el prefecto de Doctrina de la fe, una institución heredera de la Santa Inquisición.
Ángeles y demonios
En la Doctrina de la fe conoció, se hizo amigo, de un cardenal italiano, Tarcisio Bertone. Confió tanto en él que, una vez convertido en Benedicto, lo hizo su camarlengo, una especie de primer ministro del Vaticano. Esa movida de Ratzinger fue arriesgada, según los entendidos en política eclesiástica. Siendo el papa un intelectual, una persona venida del mundo académico, un teólogo, tuvo la osadía de poner como el segundo hombre de la Iglesia católica a alguien parecido a él, dejando a un lado a los poderosos cardenales surgidos del mundo diplomático, representados por el exmano derecha de Juan Pablo II y actual decano del Colegio de Cardenales (los que eligen al papa), Angelo Sodano.
Dicen que ahí comenzó una guerra. Entre 2006 y 2012, Benedicto y Bertone comenzaron a agrandar el Colegio de Cardenales, nombrando a purpurados básicamente europeos de una línea más alejada del mundo diplomático y más cercana a Bertone. A ello se suma la decisiónd de Benedicto de dejar de encubrir a los curas pederastas e intervenir directamente a los Legionarios de Cristo, la creciente y poderosa orden del padre Miguel Maciel en México, que otorgaba divisas al Vaticano, adorada por Juan Pablo II, pero caída en desgracia tras conocerse las depravaciones de Maciel, que incluía adicción a la heroína, violaciones a niños, hijos con dos diferentes mujeres y ultrajes sexuales a esos hijos.
A ello se sumaron juicios y exigencias de colaboración con la justicia en casos similares en EEUU, Inglaterra e Irlanda, algo con lo que Sodano, más de la línea de defender a los miembros de la iglesia, de ocultar el escándalo, no comulgaba. El Rottweiler, el inquisidor, seguía adelante con su plan e incluso organizó un encuentro en el Vaticano para que los cardenales conozcan y escuchen a las víctimas de abuso.
Pero como todo buen best seller, esto tiene un giro que parecía robado de la novela de Dan Brown Ángeles y demonios: el camarlengo Bertone queda retratado como un tipo calculador, mezclado con la política italiana y que movía todas las fichas para asegurarse la decisión de quién sería el sucesor de Ratzinger en el trono de Pedro.
El mirlo convertido en cuervo
El camarlengo se ocupa de las obras de la Iglesia en la tierra, es decir de la política y los recursos del Vaticano. La forma en que lo hacía comenzó a aparecer en los diarios y shows de televisión a través de documentos que deberían estar en el departamento papal del Vaticano.
Los medios bautizaron a este ‘garganta profunda’ del sacro imperio como el cuervo, pero lo raro es que el ladrón de documentos era una de las personas que más cerca estaba de Benedicto, Paolo Gabriele, Paoletto, el hombre que despertaba todas las mañanas a Benedicto, el que lo ayudaba a vestirse, le servía el almuerzo, lo acompañaba en el papamóvil, en sus reuniones y finalmente lo acostaba.
Él, un mirlo en corral vaticaliano, cargó con toda la culpa de la filtración y se convirtió en el único cuervo. Tal vez el ‘beso de Judas’ que le dio a Ratzinger fue por amor y quería mostrarle a los lobos que lo rodeaban. O quizá sea solo un instrumento de los cuervos que aún visten de púrpura.
Todas las revelaciones apuntaban a Bertone: el supuesto plan para asesinar a Benedicto urdido por un cardenal siciliano; el distanciamiento entre Bertone y Benedicto, que supuestamente tenía todo atado para hacer de Angelo Scola, arzobispo de Milán, el próximo papa; y ante todo una red de corrupción vaticana que incluía compras sin licitación, nepotismo y el favorecimiento de un joven al que apuntan como hijo del camerlengo.
Las filtraciones pararon con la detención de Paoletto, pero el daño ya estaba hecho. Al que denunció la corrupción, el cardenal estadounidense y ministro de economía del Vaticano, Carlo María Vigano, Bertone le regaló el exilio dorado de ser nuncio (embajador) en Washington. Al banquero que había nombrado Ratzinger para limpiar el Instituto de Obras de Religión (IOR), Ettore Gotti Tedeschi, lo despidieron sin mayor explicación. El hombre, un italiano Opus Dei de 65 años, amigo del papa, entró en pánico y llegó a temer por su vida. Cuando la Policía allanó su casa encontró una serie de carpetas que había preparado para que se hicieran públicas si le pasaba algo. Algunas tenían el rótulo de ‘enemigos internos’ acompañado del nombre de un político o del alto clero.
Jaque mate
Dice El País que ante todo esto Ratzinger se rindió, que no pudo más, pero tal vez no sea así. Antes de anunciar su renuncia Benedicto cambió la forma de elección de su sucesor y ahora es dos tercios de voto. Con la renuncia presentada, en la misa del Miércoles de Ceniza habló de división en el clero y todos los días lanza un nuevo dardo parecido a una gran reforma. Eligió a un alemán miembro de la Cruz de Malta para continuar la obra de Gotti y dice que estará oculto del mundo pero cerca de todos. Tal vez, al renunciar al trono ahora tiene de verdad poder. Quizá ahora será el papa en las sombras.
CLAVES
Una institución enorme
La Iglesia es una institución que tiene 1.200 millones de fieles, 5.000 obispos, 412.000 sacerdotes y 721.000 religiosas.
Restricción de edad
Solo los cardenales menores de 80 años pueden participar en el cónclave. Son aproximadamente 122, muchos de ellos nombrados por Ratzinger.
Italia parte en punta
Italia concentra un 25% de los cardenales. EEUU tiene 11 y América Latina tiene 19 electores y la mitad de los feligreses.
RATZINGER, EL HOMBRE QUE EMPUJÓ LOS CAMBIOS DE JOVEN, SE HIZO CONSERVADOR EN ADULTO Y QUISO SER SANTO EN VIEJO
Leonardo Boff, el teólogo brasileño que renunció a los hábitos en 1992, recuerda de varias formas a Joseph Ratzinger. Boff, figura central de la teología de la liberación, lo conoció en la Facultad de Teología de Tubinga, donde el futuro papa donaba la mitad de su salario para que jóvenes del Tercer Mundo pudieran ir a estudiar. Luego, en 1986, lo recuerda como el prefecto de la Doctrina de la Fe, como el inquisidor, que le condenó a una vida de silencio, a no celebrar misa, no enseñar ni publicar nada por seguir la opción por los pobres pregonada por el Concilio Vaticano II.
Lo raro del asunto es que Ratzinger fue uno de los teólogos jóvenes que impulsó esa apertura de la Iglesia al mundo. Junto con Hans Küng eran los peritos más jóvenes del ‘proceso de cambio’ de la Iglesia celebrado entre 1962 y 1965.
En 1977, Ratzinger fue nombrado Obispo de Múnich y luego cardenal. Tal vez ahí dio su primer viraje. Del sacerdote que participaba de un grupo de teólogos católicos alemanes liberales y ‘aperturistas’ se transformó en un teólogo ortodoxo, que, según Boff, en lugar de ahondar los valores de apertura del Concilio Vaticano II, comandó un retroceso y centró la Iglesia en la autoridad del papa y no en el pueblo de Dios.
Ya como papa, Ratzinger trató de rescatar la liturgia en latín y volver al seno de la Iglesia a los seguidores de Lefebvre, que no comulgaban con el Concilio II. Fracasó. Boff añade otro dato: los cardenales ordenados por Benedicto y Bertone son en su mayoría europeos. Allí solo el 25% de la población es católica, mientras que el 42% de los 1.200 millones de católicos está en América Latina. Boff ve un intento de Ratzinger de revangelizar Europa, a los ricos, olvidándose de los pobres en Latinoamérica.
Sin embargo, Boff considera digna la renuncia de Ratzinger, mientras que Küng asegura que ha logrado desmitificar la figura del papa y devolverle humanidad. Y es que de pronto Benedicto XVI ha pasado de ser un papa bisagra, de transición entre el carismático Juan Pablo II y el que de verdad deberá traer a la Iglesia al siglo XXI, a un pontífice que quedará en la historia. Alguien que dejará de llamarse ‘santo padre’, que se humanizará para ser recordado para siempre. Tal vez después de él todos los papas decidan alejarse del cargo cuando se sientan cansados. Si es así, no importará que destruyan su anillo después del 28 de febrero, todos sus sucesores quedarán marcados con su sello.
Se dice de él
Los vaticanistas, teólogos y cardenales elogian la valentía de Benedicto por renunciar y hablan de su obra en la Iglesia. Luces y sombras acompañan al papa saliente
Giovanni Merlo - Univ. de Milán (El país)
No quiso ser un rehén
El Vaticano ha sido una lucha de poder desde la Edad Media hasta hoy. El Vatileaks es otro de los elementos clave de su dimisión. Con la edad y la fatiga, no creo que se viera con fuerzas para enfrentarse a la curia romana y no ha querido quedarse en sus manos viejo y enfermo como Juan Pablo II.
Odilo Scherer - CARDENAL DE SAN PABLO
NO SUPIMOS INTERPRETARLO
Benedicto XVI procuró hacerlo lo mejor posible para el bien de la Iglesia, pero no siempre fue bien interpretado. El próximo papa tendrá que enfrentar los desafíos más urgentes, que son el subjetivismo y el relativismo total que hoy se da a los valores incluso de los éticos y religiosos.
Eric Frattini - Autor de Los cuervos del Vaticano
ENTRE LA POLíTICA Y LOS MEDIOS
Lo que más me sorprende es la falta de control del papa sobre la maquinaria del Vaticano. Hay un enfrentamiento abierto entre las distintas camarillas, entre las que se encuentran los seguidores de Bertone, con toda la maquinaria en sus manos, y los diplomáticos, seguidores del cardenal Angelo Sodano.
Leonardo Boff - TEÓLOGO BRASILEÑO
ENTRE LA POLíTICA Y LOS MEDIOS
Benedicto fue controvertido. Intentó interpretar el Concilio Vaticano II a la luz de Vaticano I. A la luz de la autoridad del papa y no del pueblo de Dios. Innegablemente colocó el acento en reforzar la Iglesia jerárquica. Su opción fue reevangelizar a Europa. Para nosotros significa optar por los ricos.
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