El Dalái Lama, líder espiritual tibetano en el exilio, afirmó hoy en la localidad francesa de Toulouse que "la paz no cae del cielo ni se consigue a través de los rezos", por lo que la única manera, a su juicio, de solucionar los conflictos es a través del diálogo y del esfuerzo de cada uno.
En una conferencia sobre "El arte de la felicidad", con la que puso fin a una visita a esa ciudad iniciada el sábado, el monje budista, Premio Nobel de la Paz 1989, instó a las más de 8.000 personas que acudieron a escucharle a "sentarse cara a cara y hablar" cada vez que tengan algún problema con otra persona.
"El siglo XX fue el más sanguinario de la Historia. Deberíamos aprender la lección y lograr que el siglo XXI sea el del diálogo", dijo en una charla introducida por el filósofo y ex diplomático francés Stéphane Hessel, autor del libro "¡Indignáos!".
El Dalái Lama, que defiende la autonomía tibetana y está considerado en China como un líder separatista, se propuso hablar "de las cosas importantes en nuestra vida cotidiana" y aseguró que "la realidad nos muestra que necesitamos una mayor cooperación genuina, basada en la amistad, en la confianza y en la honestidad".
Durante ese encuentro de casi dos horas y media de duración, en el que se expresó en inglés, el líder espiritual, de 76 años, sostuvo que "el bienestar de una nación y de una familia depende de soluciones globales", para las que es necesario "un sentido de la responsabilidad".
Algo que según él se obtiene a través de la educación y de la promoción de la ética, "porque ni la más maravillosa de las religiones es universal".
"Hay que incorporar en la educación las nociones de la no violencia, de la paz, del diálogo. Hay que reducir la corrupción y las diferencias que separan a los ricos de los pobres", porque ese objetivo no se puede lograr "si no nos sentimos afectados -estimó- por la suerte de la humanidad".
En su intervención, en la que no faltaron alusiones personales ("cuando era pequeño mi madre era tan buena conmigo que incluso me malcrió"), el Dalái Lama recordó que "somos en esencia animales sociales" y que como tales dependemos los unos de los otros.
Por ello, insistió, debemos apoyarnos "de manera constructiva", para lo que se necesita paz interior, un estado que no se consigue según él "con dinero ni poder", sino que parte del interior y proviene, "como la verdadera felicidad, del corazón".
El Dalái Lama subrayó que su compromiso principal reside en la promoción de esos valores humanos, no desde el punto de vista de la religión sino de la ética, y advirtió de que el sentirse bien es importante no solo para los ciudadanos de a pie, sino también para los dirigentes.
"Es esencial que puedan cultivar esos valores porque sus decisiones afectan a una cantidad innumerable de personas", dijo el líder espiritual, que recomendó a quienes estén desencantados con su gobernantes que se involucren en política, porque "estando al margen no se cambian las cosas".
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